jueves, 21 de noviembre de 2019

EN LA HIERBA ALTA

Aunque pudiera parecer Stephen King está de moda gracias a grandes producciones como It, su reciente secuela y Doctor Sueño, lo cierto es que por donde mejor se ha movido el maestro del terror es en las producciones pequeñas y de medio pelo, esas que antaño eran carne de videoclub y que, en la actualidad, dicho nicho parece haberse quedado en manos de Netflix.
Después de propuestas interesantes como El juego de Gerard y 1922, es ahora el turno de En la hierba alta, otra gran apuesta de la plataforma de streaming que se ha estrenado por todo lo alto, siendo incluso la protagonista de la inauguración del pasado Festival de Sitges. Sin embargo, las cosas no han resultado tan interesantes como parecía y la película, sin ser necesariamente mala, es lo bastante insuficiente como para dudar sobre su recomendación.
El punto más destacado de la misma es la presencia de Vicenzo Natali, el tipo que inauguró con maestría la saga Cube, adelantándose a la moda de los Escape Room y sentando las bases de un cine claustrofóbico y tramposo que más tarde se erigiría alrededor de títulos como Saw. Sin embargo, el que desde 2013 Natali hubiese estado desaparecido del panorama cinematográfico (acomodado en pequeños trabajos alimenticios en televisión) no presagiaban ya nada bueno.
En realidad, el trabajo de Natali es lo más destacado del film, esforzándose por hacer juegos de cámara visualmente muy interesantes y tratando de mantener la tensión en una historia que, la verdad, no da para mucho. Hay que señalar que la base de la misma no es una de las mastodónticas novelas de King, sino un relato breve que escribió junto a su hijo Joe Hill que podría haber dado para un interesante episodio de una seria de antologías del misterio, pero que, alargado hasta su forma de largometraje, pese a los cambios del guion respecto a la historia original, se me antoja demasiado vacía y repetitiva. Algo curioso si tenemos en cuenta que otro de los peros es que le falta tiempo para analizar más a fondo la extraña relación entre la pareja de hermanos, algo más detallada en el relato.
La cosa va de una pareja de hermanos que hacen un alto en su camino junto a un campo de hierba del que escuchan la llamada de auxilio de un niño. Cuando se adentran en la hierba alta del título, esta los atrapará en una especie de laberinto lleno de trampas, tanto físicas como mentales, que no les dejará mucha escapatoria.
Natali juega con las dimensiones paralelas y los saltos en el tiempo para dotar de más enjundia a la propuesta, pero para que ello funcione, sobre todo en su tramo final, debe pagar un peaje excesivo en forma de repetición que, quizá por obligación, podría haber funcionado en cine, pero que siendo un producto para la pequeña pantalla invita a abandonar el film en más de una ocasión.
Al final, tenemos un coctel entretenido, pero algo cansino, bastante más pobre de lo esperado, con alguna presencia importante como el icono del terror Patrick Wilson, pero que no da para mucho más análisis. Sirve para matar la tarde en un día de lluvia y frío, pero poco más.


Valoración: Cinco sobre diez.

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