sábado, 30 de septiembre de 2017

Reflexiones catódicas: ALERTA: SPOILERS

Aunque normalmente evito en la máxima medida de lo posible el uso de Spoilers en mis comentarios, en esta ocasión voy a traicionar mi propia regla y, en el propio título de la entrada, os he spoileado sobre qué iba a tratar la reflexión catódica de este mes.
Bromas aparte, vivimos una época en la que el tema de los Spoilers en televisión conviene ser cuidadosamente analizado. ¿Nos hemos vuelto todos locos de repente? Recientemente ha concluido la penúltima temporada de Juego de Tronos y para algunos poder verla con tranquilidad se ha sido una verdadera tragedia. Conozco gente que ha abandonado las redes sociales durante el tiempo en que ha durado la emisión, que ha bloqueado sus cuentas o que ha convertido a algún amigo en enemigo de por vida por explicarle quien muere y quien ama en esta séptima temporada.
Yo, por mi parte, no he tenido demasiado problema. Aunque casi todos mis contactos pertenecen al mundo del frikismo no sé si es que mi participación en las redes es muy mínima o si estos amigos son más considerados que la media, pero lo cierto es que he conseguido ver esta temporada de un tirón una vez había terminado ya su emisión semanal (me gusta hacer maratones de un capítulo al día, llamadme caprichoso si queréis), y el único spoiler que me he tragado ha sido referente a dos personas que iban a terminar compartiendo lecho. Nada digno de suicidarme.
Sin embargo, ¿es realmente tan dramático que alguien nos avance un detalle de lo que va a suceder? En España, por poner un ejemplo, tenemos la costumbre contraria. Si uno ve una serie nacional, tipo El Ministerio del Tiempo o El Incidente, al término del episodio en cuestión se ofrece un avance del próximo. ¿No es eso, acaso, el máximo exponente del concepto de spoiler?
Recuerdo mis años de infancia, cuando apenas había un par de canales hasta que empezaron las autonómicas. En aquel momento no existía la palabra spoiler, y el que alguien te destripara algo interesante que iba a suceder en el siguiente capítulo de tu serie favorita no solo no estaba mal visto, sino que se usaba como reclamo publicitario. ¿Quién no se enteró de la muerte de Chanquete o de que iban a disparar a J.R. por las revistas? Y, en lugar de clamar al cielo, nos sentíamos más atraídos todavía a la pantalla del televisor.
Posiblemente fuese Perdidos quien puso de moda esto de los Spoilers. Y posiblemente también ese mismo concepto fuese quien condenase la serie. Antes de la obra de J.J. Abrams no había este uso indiscriminado de las redes sociales ni se descargaban “alegalmente” las series de manera compulsiva. Con Lost todo el mundo jugaba a especular sobre lo que iba a suceder, hasta el punto que sus guionistas cambiaban sus libretos obligados a sorprender siempre (con lo que se llegó a rozar un sinsentido argumental que lo lio todo en exceso). Ya por aquel entonces estaba prohibido comentar la serie si había alguien presente que no la llevase al día.
Desde entonces, cada serie con un mínimo de argumento río es merecedora de la máxima discreción, siendo Juego de Tronos la última gran prueba de ello. Sin embargo, ¿no estaremos exagerando un poco con el tema?
Ya en cine se están rozando cotas muy extremas. Yo mismo evito ver trailers de las películas más esperadas (sobre todo porque últimamente los avances se dedican a destripar demasiadas cosas) y me gusta verme sorprendido ya en la propia sala del cine, pero eso no significa que todo lo que uno ve merezca el mutismo más absoluto. Vale que si te explicaban el final de El sexto sentido te estropeaban la experiencia, pero he llegado a conocer a gente que se ha enfadado (y no es broma, os lo puedo asegurar) porque alguien le había adelantado que al final de Titanic el barco se hundía. Demencial, ¿no?
En el caso de la televisión la cosa se ha vuelto más radical, en parte porque la mayoría de los estrenos de cine se coordinan (como debería ser siempre) para que sean internacionales. Pero en el caso de las series, donde el tema del doblaje es más complicado (precisamente por evitar las filtraciones, es decir, los spoilers), aunque últimamente se están poniendo las pilas y algunas como la mencionada Juego de Tronos o The Walking Dead se emiten en España tan solo un día después de su estreno en los Estados Unidos.
Entiendo la angustia porque nadie te estropee un giro de guion interesante, pero el pánico se ha extendido tanto que ha llegado incluso a títulos como The big Bang Theory. ¿En serio? ¿Tan dramático es que alguien te avance algo de lo que va a suceder en una sit com?
De todas formas, de todo hay en la villa del señor. Un amigo mío se descargó íntegro los guiones de esta séptima temporada de Juego de Tronos, y disfrutó de los ocho episodios sabiendo de antemano lo que iba a suceder, así que para gustos, los colores.
Como sea, pienso que se está exagerando un poco las cosas. Al final, entre los canales que te retiran los episodios a las pocas semanas por no tener los derechos íntegros, los que te ofrecen un streaming sin fecha de caducidad y la gente que se descarga las series de internet es muy difícil que todo el mundo vea algo al mismo tiempo, con lo que se están eliminando las conversaciones sobre argumentos y sorpresas de cada serie, algo que ayudó mucho a la difusión y popularidad de Perdidos. ¿No es, a la larga, perderse de un aspecto positivo más del producto?
Por lo menos los autores que adaptan la inacabable obra de R.R. Martin no parecen obsesionarse mucho con el asunto. Sí, han anunciado que rodarán varios finales de la conclusión definitiva de la serie para que nadie sepa (ni siquiera los propios actores) cuan es el verdadero, pero tampoco se lían la manta a la cabeza inventando giros ridículos para evitar que los fans los adivinen de antemano. Algunos acusan a esta séptima temporada de previsible, pero nadie podrá negar que es coherente con lo que se venía narrando hasta ahora. Y, al final, eso es lo que importa, ¿no?
Mi consejo es que intentemos relajarnos un poco más y no nos obsesionemos tanto con los spoilers dichosos que, además, no tienen una fecha de caducidad clara. Porque esa es otra: ¿durante cuánto tiempo se consideran spoilers? A día de hoy, ¿se puede comentar ya un capítulo emitido hace unos meses? ¿O una serie de hace años? ¿O se enfadará alguien conmigo si les digo que bajo la piel de humanos de los extraterrestres de V se esconden en realidad rostros de lagartos? Alguien habrá que no haya visto aún la serie de 1983 y justo pensara hacer ahora hasta que le he reventado la sorpresa…
Pues eso, menos estrés y más disfrutar de la televisión a nuestro ritmo, que si la trama es buena tampoco resultará tan crucial saber de antemano algún giro concreto. ¿O acaso es imposible ver por segunda vez esa serie que tanto nos gusta? Porque no nos engañemos: si todo el atractivo de una historia es una sorpresa concreta de su desenlace, es que algo está fallando, digo yo…

Eso sí, algo bueno que tienen los spoilers es la cantidad de memes que han originado. De regalo, una muestra.

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