domingo, 15 de abril de 2018

INMERSIÓN


Decir que el cine de Win Wenders hace años que ha perdido su fuelle no es ninguna novedad. Lejos quedan ya París, Texas, La noche sobre Berlín o Hasta el fin del mundo, y parecía condenado a limitarse a documentales interesantes pero que desperdiciaban su talento de antaño.
Inmersión no va a ser la película que lo devuelva a primera plana, pero tampoco me parece el descalabro que algunos han querido ver en ella. No es una mala película y tienen momentos visuales muy hermosos, amén de una gran química entre sus dos protagonistas, unos buenos Alicia Vikander y James McAvoy. El problema está en que Wenders no parece saber exactamente lo que quiere contar. O, al menos, no cómo.
La película es un drama romántico en el que dos personas aparentemente opuestas se conocen y enamoran para ver como sus caminos los separa den breve. Irónicamente, lo mismo que los une, es lo que los distancia: el agua. Ella es una biomatemátia (sea eso lo que sea) que debe hacer una peligrosa inmersión en un submarino mientras él es un espía que se infiltra en Somalia haciéndose pasar por ingeniero hidráulico. Ce hecho, la película comienza con ellos separados y es mediante flashbacks que conoceremos como nació el amor entre ellos con una hermosa villa en Normandía como idílico escenario.
La prueba de que algo falla en la película está en que a cualquiera que se le explique que por un lado tenemos las complicadas conversaciones técnicas entre arrumacos y carantoñas de la pareja, y por otro a un espía del MI5 luchando por su vida y a una investigadora en un submarino que puede suponerle una aventura mortal, lo normal sería que sintiera cierta pereza hacia la primera de las tramas. Sin embargo, el resultado final es todo lo contrario. La película solo funciona cuando están los dos juntos y el diálogo verbaliza en lugar de ser todo una metáfora con el agua como elemento de vida y muerte.
Así que no, no es un completo desastre, pero quizá los que abuchearon la película en el pasado festival de San Sebastián no anden errados del todo. Porque Wenders logra juntar las piezas para un drama interesante, pero no sabe armar luego el puzle de forma correcta. Y termina siendo todo muy pedante y aburrido.

Valoración: Cinco sobre diez.

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