martes, 14 de octubre de 2014

SITGES 2014. MARATÓN SORPRESA

Última entrada festivalera para comentarios la traca final, la última maratón (cinco películas del tirón cuyos títulos no se han sabido hasta un par de días antes) con la que me despediré ya de la localidad de Sitges y sus calles y escaparates emperifollados para la ocasión.
Antes de comenzar mi crónica, sin embargo, quiero detenerme unas líneas para pedir disculpas a los que habéis intentado entrar en el Bloc durante el domingo sin conseguirlo. En mi deseo de actualizar las entradas con los visionados correspondientes con la mayor rapidez posible he recorrido Sitges arriba y abajo con mi portátil a cuestas en busca de lugares confortables donde conseguir de un tirón wifi y cafeína. Pero lo que mi cuerpo ha conseguido aguantar sin desfallecer no lo ha conseguido la batería del ordenador, que ha ido a morir justo en medio de una actualización del Bloc, dejándolo bloqueado hasta que ya de madrugada he llegado a casa y lo he solventado. Lo dicho, disculpas a todos.
Entrando ya de lleno en la locura de la maratón sorpresa comienza bien la cosa con la última de Cronenberg: Mapa de las estrellas. En ella, el afamado realizador canadiense hace un retrato del Hollywood actual presentándonos a una serie de personajes variopintos del glamuroso pero autodestructivo mundillo: una joven recién llegada con cicatrices por todo el cuerpo, un chofer aspirante a actor, una actriz madura acosada por el peso de la fama de su fallecida madre, un exitoso actor adolescente o un entrenador de actores son solo una muestra de la fauna que pulula por esta comedia negra, extremadamente ácida y desgarradora, que demuestra el precio de la fama y ataca sin concesiones la sociedad hollywoodiense actual. 
El reparto, espectacular: Mia Wasikowska, Julianne Moore (premio a la mejor actriz), John Cusack, Olivia Williams, Robert Pattinson…
Tras una excelente película, divertida y mordaz, pero con un dramático trasfondo detrás, era necesaria una buena dosis de diversión, y esta llegaría con The Guest. Un joven aparece de improvisto en casa de una familia asegurando que es el mejor amigo del hijo fallecido en el ejército. Tras ganarse su confianza es invitado a pasar una  noche que se convertirá en semanas en las cuales seduce a la hija adolescente, se convierte en el héroe del pequeño de la casa, es el compañero de copas ideal del padre… Y es que, para que negarlo, el nuevo mola.
En la línea de títulos como Stoker, The Guest no esconde sus cartas, y desde el primer momento te muestran que el chaval molón tiene gato encerrado. Eso, y la forma bestial que tiene de arreglar los problemas de todos los que lo rodean, hace que la película no busque la angustia por el incierto final de la familia, sino que todo sea una fiesta del humor más bestia y molón que consigue que la absurda explicación de los acontecimientos finales importen un pepino. La película busca la complicidad del público y, a tenor de la multitud de aplausos que acompañan cada acción del prota, desde luego que lo consigue.
Sitges no sería Sitges sin una mínima ración de cine oriental, y en este caso la representante fue La Princesa Kaguya. Surgida de los estudios Ghibli, se trata de la adaptación de un cuento popular japonés que cuenta como un leñador de bambú encuentra un bebé dentro de un tronco y lo adopta como si fuese su hija, educándola hasta convertirla en princesa. Con un dibujo sencillo pero efectivo, la película cuenta con una primera hora magistral, donde el paso de la princesa de bebé a adolescente se cuenta con una ternura y emotividad maravillosas. Pero por desgracia la película pierde fuelle con la marcha de los protagonistas a la capital, donde el ritmo narrativo se vuelve más lento y las dos horas y cuarto de metraje terminan pesando como una losa. Simpática pero, en su totalidad, durilla de aguantar y con un final (diferente al cuento original) algo desconcertante.
Es necesario combatir el sopor (vamos ya a por la cuarta película seguida) y la elegida para ello fue Cold in july. Muchos aciertos tiene este animado film de Jim Mickle que comienza como una intriga policial y termina derivando en un film de pura acción. Pero desde el punto de vista más friki, ¿qué puede molar más que una peli que empieza con Dexter matando a un delincuente y continúa con la aparición de Sonny Crockett en un Cadillac rojo? 
Efectivamente, Michael C. Hall y Don Johnson protagonizan este film junto al veterano y siempre excelente Sam Shepard en una historia de conspiraciones policiales que comienza muy seria y se va transformando a medida que avanza su narrativa.
Estaba siendo una buena jornada y quedaba la guinda del pastel. Suele dejarse para el final el film más interesante, el colofón que hará que el público abandone el festival con un excelente sabor de boca. Y aquí debo decir que el señor Ángel Salas erró considerablemente (y cuando se está en una proyección donde se palpa el sentir general de la mayoría de aficionados mediante sus aplausos, risas o comentarios puedo constatar que no se trata de una aislada opinión personal, os lo aseguro). Y es que Under the skin es un título espantosamente malo, pedantemente pretencioso e insoportablemente aburrido. No alcanzo a comprender qué nos pretende decir Jonathan Glazer con su película (adivino que algo sobre lo autodestructiva que es la sociedad) pero está claro que si pretende aleccionarnos sobre algo no lo consigue. 
Con un argumento que podría recordar vagamente a Species (¡ay, que magistral es aquella peliculilla en comparación con esto!) Under the skin cuenta como una joven de origen extraterrestre recorre la ciudad hablando con transeúntes solitarios hasta localizar a uno que se ajuste a sus deseos y llevárselo (suponemos que para ser motivo de estudio de su raza, eso no queda muy claro). 
Con esta línea os he descrito con total exactitud todo lo que ocurre durante la primera mitad de película. Luego la cosa parece animarse un poco (no mucho) cuando ella empieza a descubrir su humanidad (muy original tampoco es, desde luego), pero ocurre todo con una parsimonia tal que no hay por dónde cogerla. Quizá es que no entendí por dónde va la cosa y en realidad tiene un trasfondo moral oculto, en plan de: “si vienes a ver esta peli sólo por ver a Scarlett Johansson en pelotas… trágate dos horas de absoluto vacío”. ¡Toma castigo!
En resumen, agotador pero en general gratificante fin de fiesta, con la espinilla de la bazofia de esta última peli y la ligera pesadez de la japonesa pero cuyos otros tres títulos compensan con creces. Y una reflexión curiosa: Tras dieciséis películas visionadas, solo REC 4: Apocalipsis podría definirse como peli de terror (y tampoco demasiado, casi es más de acción). Ha habido mucha sangre, muchos desmembramientos y, sobre todo, mucha diversión. Pero miedo, lo que se dice miedo, poco he pasado.
Con todo, el balance del festival, desde mi punto de vista, ha sido muy favorable. Y eso que me han quedado muchos títulos con los que me he quedado con las ganas. En fin, sólo me queda esperar que poco a poco vayan llegando a las carteleras (la mayoría no lo harán) para tratar de recuperarlos. Y si no, siempre nos quedará el DVD, ¿no?
Y esto ha sido todo. Ha resultado agotador pero ha merecido la pena. A partir del próximo viernes intentaré ir recuperando los estrenos de cine y el blog retomará su tónica habitual. 

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