domingo, 20 de septiembre de 2015

La recomendación del mes: JO, QUÉ NOCHE

Aparte de merecer pasar a la historia del cine como uno de los títulos peor traducidos en nuestro país (After hours en el original), Jo, ¡qué noche! es una de las consideradas “películas menores” de Martin Scorsese, a mi parecer uno de los mejores directores vivos y que a sus más de setenta años sigue en plena forma y llenando de genialidad y brillantez cada una de sus películas.
Aunque ya había estrenado Malas Calles, Taxi Driver y Toro Salvaje Scorsese aún no había logrado ningún gran éxito en taquilla (solo Taxi Driver funcionó más o menos bien), hasta el punto que su última película, El Rey de la comedia, pasó casi desapercibida. Así, en 1985, tras tres años sin rodar nada, el mítico realizador neoyorquino aceptó esta propuesta sumido en un leve desánimo y embarcado en un proyecto al que no hacían más que ponerle trabas y que parecía condenado al olvido, su polémica La última tentación de Cristo. Tanto es así, que durante un tiempo estuvo fuera de After hours (llamémosla mejor así, ¿de acuerdo?) e incluso la productora llegó a anunciar a su sustituto, un jovencísimo Tim Burton que había llamado ya la atención de Hollywood con su cortometraje Vincent.
After hours es una comedia ligera aunque muy negra, con bastante mala baba, que describe una noche de paranoia y desconcierto en la que el desdichado protagonista de la historia, un Paul Hackett correctamente interpretado por el cómico Griffin Dunne, un oficinista de vida triste y solitaria, se adentra en el barrio de Soho (parece muy significativo que el director regresara desde Los Angeles a su Nueva York natal dolido por los problemas que estaba teniendo con La última tentación de Cristo) tras los pasos de una misteriosa y seductora mujer, una Rosanna Arquette en estado de gracia (ese mismo año estrenó también Silverado y Buscando a Susan desesperadamente) que consiguió con este título una nominación a los Bafta y otra a los Independent Spirit como mejor secundaria.
A partir del momento en que Paul entra en el apartamento de la inclasificable Marcy su mundo quedará patas arriba por una serie de acontecimientos a cual más extraño y surrealista que terminará con muertes, secuestros e intentos de linchamientos, convirtiendo el barrio de Nueva York (apenas a media hora del domicilio habitual de Paul) en un submundo propio, en el que el protagonista queda atrapado sin posibilidad de huida, en una especie de descenso a los infiernos cargado de locura y paranoia.
Hay quien ha querido ver en este film algo de desidia en el trabajo de su director, quizá con la mente más puesta en su futura adaptación bíblica que en el presente, pero lo cierto es que Scorsese aprovecha esta historia (parcialmente inspirada en un monólogo del humorista Joe Frank) en un homenaje/parodia  al cine de su idolatrado Alfred Hitchcock, copiando algunos planos a Marnie, la ladrona y pidiendo, incluso, al compositor de la banda sonora, Howard Shore que se inspirara en la música de Bernard Hermann.
Siendo Griffin Dunne lo más justito del film (el actor, visto recientemente en Dallas Buyers Club había cosechado un gran éxito con Un hombre lobo americano en Londres y la escena del metro de After hours se hizo como referencia directa al título de John Landis), el reparto está nutrido por rostros poco conocidos que terminarían despuntando más adelante. Junto a la mencionada Arquette y la ya consagrada Teri Garr (sin duda lo mejor de la obra) podemos encontrar a Linda Fiorentino, Will Patton, Bronson Pinchot, Catherine O'Hara o John Heard (los dos últimos, curiosamente, unidos para siempre en la memoria popular por la saga de Solo en casa).
Con todo, la película contiene una muestra del mejor Scorsese, que ya por aquel entonces jugaba a su antojo con la cámara mezclando estilos visuales y desarrollando una narrativa propia, dando forma física a la paranoia y culminando su noche demencial y casi alucinógena con un magistral traveling final que nos despierta de la pesadilla y, durante los créditos finales, nos devuelve a la realidad.
Por cierto, mención especial para mi amigo Carlos Abreu, protagonista de la recomendación de este mes, que me ha permitido descubrir a un Scorsese que se me había pasado por alto y que merece mi agradecimiento. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario