lunes, 25 de julio de 2016

PREMONICIÓN: aceptable sucedáneo de Seven.

Cuentan que tras el gran éxito de crítica y taquilla de Seven en 1995 los productores se pusieron de inmediato manos a la obra para trabajar en una secuela. El resultado parece ser que es el guion de esta Premonición, en la que el personaje encarnado por Morgan Freeman resultaba tener poderes mentales que lo ayudaban a resolver el siguiente caso. Afortunadamente algo de control creativo quedó sobre David Fincher que se horrorizó con la idea y logró frenar el proyecto.
Ahora, más de dos décadas después, la película se ha hecho realidad, aunque totalmente desvinculada de los míticos personajes a los que dieron vida Freeman y Brad Pitt.
Anthony Hopkins interpreta a John Clancy, un vidente que vive aislado del mundo acosado por los fantasmas de su pasado (la muerte de su hija y el abandono de su mujer) al que la policía debe recurrir de nuevo para tratar de detener a un asesino en serie que los tiene totalmente desconcertados.
El esquema básico de pareja de investigadores que la propia Seven promovía se convierta ahora en trío cuando el agente Joe Merriwether, amigo desde hace años de Clancy, le obliga a colaborar con la joven y escéptica  Katherine Cowles (Abbie Cornish), creando un ambiente de animadversión mutua inicial que derivará, como era previsible, en una relación paterno filial.
Puede que en los arranques del film los esfuerzos del inexperto director Afonso Poyart por realizar un ejercicio visual efectivo inviten a injustas comparaciones con un David Fincher a todas luces inalcanzable, pero a medida que la narración te va atrapando y logras olvidarte completamente de Seven la película se revela como un interesante thriller, quizá con un esquema algo noventero (algo así sucedía con la reciente El secreto de una obsesión). Así, Poyart se esfuerza por dotar de dinamismo visual a una historia interesante de la cual quizá el tráiler nos había revelado demasiado pero que más allá del clásico conflicto entre buenos y malos propone una reflexión sobre quienes son en realidad los buenos y los malos. ¿Es el odio, como suele ser habitual en estos casos, lo que impulsa al villano de la función al que pone rostro Colin Farrell, o es más bien el amor? ¿Acaso no haríamos lo mismo que él nosotros mismos de encontrarnos en su situación y con sus poderes? Este es el trasfondo de Premonición, y lo que la diferencia de un capítulo más de las muchas series de televisión que abordan personajes similares.
No esperaba salir del cine con un tema de debate en la cabeza, y aunque tampoco es que estemos hablando de una profundidad reflexiva como para lanzar cohetes, en los tiempos que corren que un film te invite a reflexionar sobre algo (y de una u otra manera llevo ya tres seguidos) no es moco de pavo.
Como thriller policíaco, Premonición es una película interesante, bien filmada y con buenos actores, aunque sin demasiadas armas como para desmarcarse de la media del género. Es este punto de dualidad en su supuesta maldad lo que le da un pequeño aliciente. No es lo bastante como para que sea una gran película, pero al menos si consigue que las dos horas invertidas en su visionado valgan la pena.

Valoración: Seis sobre diez.

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