Aunque
soy poco dado a estas peliculillas de terror de casas encantadas y supuestas
adaptaciones de historias reales, sentía cierta curiosidad por esta Winchester, firmada por los hermanos
Spierig, pareja germana autora de títulos interesantes como Daybreakers, Predestination o la más flojilla Saw VIII.
Los
motivos por los que me sentía atraído por esta película eran básicamente dos.
Por un lado, la pareja protagonista, en especial Helen Mirren, actriz capaz de
protagonizar intensos dramas como La
reina, La dama de oro o Espías desde el cielo hasta títulos tan
comerciales como las dos entregas de RED o Fast & Furious 8, aunque también
me llamaba la atención que se dejara caer por aquí Jason Clarke, que, aunque no
sea santo de mi devoción, hay que reconocerle que es una figura dentro de la
industria. El segundo motivo era la historia real, ciertamente apasionante:
Sarah Winchester, viuda del heredero del imperio Winchester, el mayor
fabricante de rifles de su época, que (dicen) atormentada por las muertes que
habían causado las armas que la habían enriquecido estaba convencida de que los
espíritus de esas almas la acosaban, por lo que dedicó el resto de sus días a
mandar restaurar una laberíntica mansión siguiendo las supuestas instrucciones
de esos espíritus. Un edificio de San José (California) con cientos de
habitaciones, pasillos absurdos, escaleras sin sentido y todo tipo de
excentricidades arquitectónicas sigue siendo, a día de hoy, testigo de esa
leyenda.
La
historia sobre la que se sustenta la película es, desde luego, muy apasionante,
y habría sido un buen material de partida para un drama con tintes
sobrenaturales, muy apropiado para un experto en casas encantadas como James
Wan, por ejemplo. Sin embargo, en manos de los hermanos Spierig, la película termina
derivando en un cliché de sustos fáciles y apariciones repentinas grotescamente
maquilladas que invitan a saltar de la butaca en no pocas ocasiones pero poco
más. Si es cierto que la historia inventada del doctor Eric Price, al que el
resto de asociados de Winchester contratan para que declare mentalmente
inestable a la viuda, tiene algo de empaque, pero hay una verdadera carencia a
la hora de analizar el trasfondo de los protagonistas y el drama de la historia
queda desdibujada por las muchas incoherencias de su guion, en algunos momentos
completamente absurdo.
Es
esta historia muy inferior a la real, obviando curiosidades como la galería de
tiro que había en la casa (contradiciendo la teoría sobre los remordimientos de
la viuda), las sesiones de espiritismo que se ofrecían en un torreón o la
inquietante visita que recibió la casa años más tarde por parte del popular
mago Houdini, en un estéril intento de desacreditar la leyenda, pero al menos
se agradece que no todo sea una completa estupidez como en la mayoría de
películas de este estilo.
Sí,
es cierto que la participación de Miren está completamente desaprovechada, y que
la explicación real de los destrozos que los espíritus provocan en la casa en
la versión fílmica apenas son explicados (y casi a regañadientes), pero después
de que el tráiler me advirtiese ya de que esta no es la película que yo habría
querido ver, al menos me ha logrado interesar lo justo para aceptarla con
agrado, y en las que algunos han querido ver una moralina sobre el uso (y
abuso) de las armas de fuego en Estados Unidos..
Valoración:
Seis sobre diez.
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