viernes, 18 de diciembre de 2020

Visto en Netflix: VOCES

Algo tendrá Ángel Gómez Hernández cuando tras debutar en un largo con Voces su siguiente proyecto es la adaptación de su cortometraje Behind apadrinado ni más ni menos que por Sam Raimi.

Voces es un batiburrillo de referencias diversas que recuerda al cine de bajo presupuesto de la Blummhouse junto al Warrenverso de James Wan y las antologías para Netflix de Mike Flanagan, pero sin renunciar nunca a ese aroma patrio que la vincula a algunas propuestas de Balagueró, Plaza o Pintó.

De hecho, lo que podría ser su gran defecto es también su gran virtud, pues abusa de esas referencias sin complejos para, gracias a un guion inteligente y enigmático, dar un giro a la trama con un guion más elaborado de lo habitual por estos lares.

El planteamiento no puede ser más básico y cansino: un viejo caserón abandonado, una familia que llega para tratar de restaurarlo, el niño que escucha voces, los secretos que se ocultan bajo la casa y el experto que tratará de descubrir el misterio. Lo de siempre, vamos. Pero, desde el primer giro argumental, apenas a los diez minutos de película, se puede comprobar que hay buenas ideas tras esta historia, y pese a cierta tendencia al abuso de jump scares del director, la planificación visual es efectiva y elegante, sirviendo como ejemplo el plano aéreo de la piscina que abre y finaliza el film, cerrando el círculo de terror que nos han presentado hasta la fecha.

Ayudándose por un reparto más o menos reconocible (ahí están Rodolfo Sancho, Ana Fernández o Belén Fabra), siendo el gran Ramón Barea quien aporta el mayor toque de calidad con la composición de un parapsicólogo muy castizo que no tiene nada del toque burlado que suelen tener los profesionales del misterio de otras películas, la película es un gran relato de terror, que asusta y acongoja a la vez que mantiene al espectador pendiente de lo que está sucediendo en pantalla consiguiendo un desenlace claro y donde el descubrimiento final imprescindible en este tipo de films no rechina en absoluto.

Con tintes dramáticos que invitan a reflexionar sobre la pérdida y el dolor, Voces fue una de las valientes que se atrevió a abrir los cines tras el estado de alarma provocó por el Covid-19, y pese a que su relevancia fue mínima, merece una segunda vida gracias a Netflix, donde podría llegar a ser un gran éxito al nivel de El hoyo o Verónica.

Para amantes del terror asfixiante pero inteligente.

 

Valoración: Siete sobre diez.

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