sábado, 22 de mayo de 2021

Visto en Netflix: HÉROES. SILENCIO Y ROCK & ROLL

Héroes del Silencio fue uno de los grupos más punteros y emblemáticos de los años ochenta, de contundentes directos (tuve oportunidad de verlos en el Palau Sant Jordi en 1993) y míticas letras, pero cuya principal seña de identidad era, sin duda, la voz de su cantante, Enrique Ortiz de Landázuri Izarduy, más conocido como enrique Bunbury.

Nacidos en 1984 en su adorada Zaragoza y disueltos en 1996 (aunque con un reencuentro fugaz en el 2007), siempre fueron algo esquivos con la prensa, llegando a ser incluso criticados por ello y calificados como simples niños bonitos (parte de la culpa era de la característica melena de Bunbury) o como una copia barata de Hombres G (aunque sus estilos musicales poco tenían que ver). Ahora, de la mano de Netflix, Alexis Morante ha echado mano de imágenes de archivo y entrevistas a los componentes de la banda a lo largo del tiempo para firmar un documental que de alguna respuesta sobre la historia del grupo y su disolución.

No es que haya nada nuevo bajo el sol. Al final, lamentablemente, casi todas las historias de las bandas de rock parecen cortadas por el mismo patrón, pero Morante se las apaña para dar un brío tal a su documental que, aun sin salirse de la línea cronológica y recurriendo a un estilo visual bastante costumbrista, consigue dotar de un argumento y un ritmo a Héroes. Silencio y Rock & Roll que, durante su visionado, es fácil tener en mente películas mucho más mediáticas y fabuladas como, sin ir más lejos, Bohemian Rhapsody.

Es por ello que, más allá de los gustos musicales de cada uno, Héroes. Silencio y Rock & Roll sirve como retrato de una época, aquella en la que había música de Rock en televisión y programas que han pasado a la historia como Tocata. Es un retrato sobre la amistad, sobre cómo se resquebraja cuando uno llega a la cima. Es también un relato de dolor sobre la pérdida de un ser querido. Y es, ante todo, la historia, honesta y nada maniquea, de una banda que siempre quiso ser fiel a sus orígenes y que, casi sin darse cuenta, pasaron a formar parte de la historia musical de este país.

Simplemente imprescindible.


Valoración: Ocho sobre diez.

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