sábado, 22 de mayo de 2021

Cine: NADIE

Un tipo corriente es atracado y decide tomarse la justicia por su mano. Se mete con los tipos equivocados, ya que uno de los afectados es el hermano de un capo de la mafia ruso y eso pone su vida patas arriba, pero resulta que el tipo tiene sus secretos y los conocimientos adquiridos en su pasado aseguran al espectador una buena ración de tiros y tortas.

Este podría ser el argumento de John Wick, la película escrita por Derek Kolstad sobre un tipo normal cuyo pasado sale a relucir a raíz del asesinato de su perro. Sin embargo, se trata de Nadie, la película escrita por Derek Kolstad sobre un tipo normal cuyo pasado sale a relucir tras el robo de una pulsera de gatitos de su niña.

¿Quiere decir esto que estamos ante una versión paródica de la saga que nos trajo de vuelta al mejor Keanu Reeves? Para nada. Simplemente Kolstad es consciente del sentido del ridículo que puede llegar a desprender un personaje como el de Wick y ha decidido subir las apuestas, ofreciendo una variante reconocible pero mucho más cercana, sin los artificios de la película de Chad Stahelski y David Leitch y con un actor, a priori, mucho menos dado a la acción desproporcionada e imposible como es Bob Odenkirk.

Con el ruso Ilya Naishuller (imposible olvidar su mareante Hardcore Henry) a los mandos, la película navega entre el cine de venganzas al estilo El justiciero y el ciudadano de a pie de vueltas de todo como en Un día de furia. Nadie no tiene las coreografías milimétricas de John Wick ni Odenkirk encarna al padre que todos hemos querido tener con los rasgos de Liam Neeson, ni es un exceso de humor impostado de aroma noventero. Por el contrario, es casi una representación brutal de la crisis de la madurez, de la caída de la sociedad aburguesada y aburrida que entra en un ciclo repetitivo del que parece imposible salir. El protagonista, Hutch Mansell, no busca realmente venganza, sino que la excusa más ridícula posible (en un atraco a su propia casa roban una pulsera infantil de su hija) basta para que algo haga clic en su mente y salga a relucir ese odio y esa violencia reprimida que necesita exorcizar cuanto antes.

Con un elenco de secundarios muy interesante (por ahí andan Aleksey Serebryakov, Connie Nielsen, Michael Ironside, RZA y, sobretodo, un divertidísimo Christopher Lloyd), la película resulta contundente y eficaz, logrando ser un reverso a las películas de acción más palomiteras y consiguiendo, sin romper ningún molde en concreto, ser diferente a lo esperado, aportando un aire de frescura al género.

Es, pues, una muy grata sorpresa que consigue aportar algo de profundidad pero sin renunciar, en ningún momento, a los tiros y las tortas, triunfando por ser muy consciente, precisamente, del sentido del ridículo que estas propuestas suelen aportar.

 

Valoración: Siete sobre diez.

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