Miedo
le tenía a esta película debido al enorme hype que estaba produciendo. Tantas
noticias y críticas diciendo que se trata de la película del año, casi una obra
maestra, no hacían más que provocar mi desconfianza ante un nuevo producto
sobredimensionado que no podía más que decepcionar.
Pues
nada más lejos de la realidad. La secuela de El origen del Planeta de los Simios (que a su vez, como esta, era
precuela del clásico El Planeta de los
simios) es esplendida, maravillosa, grandiosa y genial.
Protagonizada
por un monstruoso Andy Serkis que se merece el Oscar ya (y si no es posible dárselo
porque no se le ve el rostro que inventen una categoría especial urgentemente),
la película continúa tal y como quedó su antecesora, con los simios viviendo en
libertad y un virus mortal para los humanos propagándose por todo el planeta.
Diez años después, los simios han construido una comunidad que los muestra a
medio camino entre su naturaleza salvaje y los rasgos de humanidad que el
aumento de inteligencia ha formado en ellos. Así, se nos presentan como una
especie de tribu ancestral, cazadora en grupo y portadores de armas de hierro y
constituida en una sociedad liderada por Cesar, que se ha convertido, además,
en cabeza de familia.
Por
su parte, un escaso grupo de humanos ha logrado sobrevivir a la epidemia al ser
inmunes al virus, pero para garantizar su supervivencia dependen de poner en
funcionamiento una central energética ubicada en una presa que está,
precisamente, en territorio simio. Mientras en el campamento establecido en San
Francisco el líder humano Dreyfuss se encargará de armar y preparar a sus
hombres para un posible combate Malcolm y un escaso puñado de humanos más
tratarán de negociar un acuerdo con los simios.
Sin
embargo, no todos los humanos van a aceptar de primeras la amistad de los
simios, ni todos los simios se van a prestar a colaborar con los humanos.
Lo
que podría parecer una película de aventuras con tintes naturistas pronto se
convierte en una película bélica, sin contemplaciones. Cruel y sanguinaria, El amanecer del Planeta de los Simios se
entiende como una metáfora de la imposibilidad de entendimiento entre dos razas
diferentes, y cómo el odio más irracional puede conducir a la hecatombe sin que
la lógica ni los sentimientos puedan evitarlo. Jugando constantemente en apuntar
a unos y a otros como los “malos” de la peli, la película no ofrece un villano
general (aunque sí uno particular), pues el quid de la cuestión es que los
humanos se han vuelto demasiado animales y los animales demasiado humanos, con
lo que el conflicto será, finalmente, inevitable.
La
película está dirigida con maestría por Matt Reeves, amiguete de correrías de
J.J. Abrams quien le dio la oportunidad de debutar en cine con la interesante Monstruoso a la que siguió la estupenda adaptación
americana de la película nórdica Déjame
entrar. Juntos además habían colaborado ya en la serie Felicity, lo que se puede comprobar en la participación en la
película de Keri Russell, protagonista de la serie y no demasiado prodigada en
cine. Otro viejo conocido de la familia es Kirk Acevedo, famoso por su doble
papel de Charlie Francis en Fringe y
que aquí tiene un breve pero determinante papel.
Reeves
completa ahora su mejor película hasta la fecha, luciéndose en las escenas de acción
y sabiendo mantener el ritmo sin caer en la sensiblería ni el maniqueísmo y
regalándonos alguna escena especialmente inspirada, como la del tanque en pleno
campo de batalla.
Como
protagonistas del film (aparte, insisto, del fenomenal Andy Serkis) encontramos
a Jason Clarke (actor sosete que se dio a conocer en La noche más oscura y será el nuevo John Connors) y a Gary Oldman,
los cuales hacen unas interpretaciones sufridas pero sin demasiado espacio para
el lucimiento. Y es que si hay que ponerle algún pero a la peli (alguno se lo pone,
yo no) es lo superficialmente dibujados que están los personajes, de los cuales
apenas sabemos nada aparte de que perdieron a seres queridos debido a la
epidemia de la que muchos responsabilizan a los simios.
Sin embargo, en mi
opinión, no necesitamos conocer mucha más de ellos, pues los verdaderos
protagonistas del film, los que mueven el motor de la acción, son los simios, y
en ese bando, aparte de conocer de antemano el pasado de Cesar y de su segundo
a bordo Koba quedan suficientemente bien definidos en la película para
comprender sus sentimientos y motivaciones aún sin haber visto la anterior.
Como
colofón final a una película que supera con creces (y eso sólo es ya todo un
mérito) a la obra de Rupert Wyatt y se sitúa a la par (aunque los ritmos
narrativos y las secuencias de acción son totalmente diferente, como
corresponden a las épocas de rodaje) al clásico que protagonizó Charlton Heston
allá por 1968 tenemos a Michael Giacchino como autor de la banda sonora, otro
más que salió de la factoría Abrams pero que ya brilla con luz propia y que
aquí consigue una impagable obra musical que engrandece aún más la película.
Simpática
y tierna en algunos momentos, dura y trágica en otros y decididamente
trepidante y emocionante pero sin renunciar a la reflexión en ningún momento,
El Amanecer del Planeta de los Simios es, probablemente, la mejor película
estrenada este año, por lo menos en lo que a cine comercial se refiere, y es
que sus guionistas han logrado escribir el libreto de una película cargada de
efectos especiales y personajes digitales sin permitir que estos se coman a la
historia.
Magnífica.
No hay más que decir.