domingo, 10 de febrero de 2013

GANSGTER SQUAD. BRIGADA DE ÉLITE (6d10)

Sucede con esta película algo parecido a lo que comentaba sobre el hype sobre Looper, que en ocasiones unas expectativas demasiado altas estropean la película. Me ocurrió a mí con aquella y parece haberle sucedido a la mayoría de la crítica internacional con esta. Y es que a priori Gangster Squad lo tenía todo para ser un producto sumamente apetecible: su director, Ruben Fleischer, ya había demostrado que sabía manejarse bien en la estupenda Bienvenidos a Zombieland (aunque flojeó un poco en 30 minutos o menos, su segunda colaboración con Eisenberg), mientras que el reparto no podía calificarse de otra manera que alucinante. Si a esto le añadimos el tiempo que hace que no tenemos una buena peli de gangsters clásica (sí, hace algunos veranos tuvimos  Enemigos Públicos, pero a mí me aburrió soberanamente) y el argumento de esta, inspirada en hechos y personajes reales, recordaba a la brillante Los intocables de Eliot Ness, con Bryan de Palma posiblemente en su mejor momento.
Pero claro, antes de entrar en la sala de cine la película ya tenía su primera batalla perdida, ya que si había que compararla con esa obra maestra de 1987 era evidente que poco tenía que hacer, aunque el propio Fleischer parece consciente de eso mismo, incluyendo así algún pequeño homenaje en su película como el tiroteo final frente a unas enormes escaleras (aquí no hay ningún coche de bebé bajando a cámara lenta, no ha llegado a tanto). Además, el film contóa con otro problema debido a las dificultades durante el rodaje y a la necesidad de rodar algunas escenas adicionales y eliminar metraje ya filmado (por lo visto había un tiroteo en un cine bastante crucial para el desarrollo del film que se suprimió por su semejanza a la masacre que se produjo por esas fechas en el estreno de The Dark Knight Rises).
Pero… ¿y si contemplamos la película como si no conociéramos la existencia de la obra de De Palma u otras similares y nos limitáramos a disfrutarla como lo que es, una obra independiente que narra unos sucesos acontecidos durante la época post II Guerra Mundial en Los Ángeles, una ciudad suficientemente alejada de Chicago como para poder albergar sus propias bandas mafiosas. Y en esas está  Mickey Cohen (Sean Penn, dando rienda suelta a todo su histrionismo), que quiere hacerse con el poder de la ciudad y que para ello le bastará (o eso cree) con tener las simpatías de jueces, policías y demás obstáculos). Pero John O’Mara (Josh Brolin) es un sargento de policía honrado y decente que no ha encontrado aún su lugar en el mundo desde que regresó de la guerra y al que la oportunidad que le brinda el capitán Parker (Nick Nolte) de crear una brigada al margen del departamento dedicado en exclusiva a destruir el imperio de Cohen le permitirá retomar su camino y encontrarse a sí mismo. Junto a él tendrá a Jerry Wooters (Ryan Gosling, uno de los actores del momento), Max Kennard (Robert Patrick, inolvidable T-1000 de Terminator 2), Navidad Ramírez (Michael Peña), Coleman Harris (Anthony Mackie) y Conwell Keeler (Giovanni Ribisi). Y, por supuesto, en una película así no podía faltar la femme fatale, una sorprendente Emma Stone que consigue dar el pego y trasladarnos a los turbulentos años cincuenta con mucha más convicción que cuando la vimos hace escasos meses como la compañera de Spiderman.
Salvo alguna escena concreta donde las calles se me antojan un poco de cartón piedra, el resultado me parece espectacular, con una buena ambientación de la época, tiroteos por doquier y una magnífica persecución en coche donde Fleischer demuestra que sabe lo que se hace. Quizá la historia sea un poco plana, con buenos muy buenos y malos muy malos, y se eche en falta una ligera escala de grises (siempre se está esperando que alguien traicione a los suyos), pero para saber si esto es un error de guion o no debería tener  unos conocimientos de los sucesos reales de los que carezco. Y es que siempre puede suponer un hándicap tratar una historia auténtica, pues la vida real no siempre es tan cinematográfica como nos gustaría.
Con todo, la película me ha entusiasmado, dejándome embrujar por esa colorida ciudad de salas de baile y apuestas ilegales, sombreros de ala ancha y cigarrillos en la cama, donde la corrupción campa a sus anchas y solo un puñado de héroes se atreverá a hacer lo correcto. Aunque pueda poner en juego sus vidas y la de sus familias.

Y a quien no le haya gustado la película que venga y me lo diga en persona. Quizá esta noche duerma en el río, con unos zapatos de cemento…

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