lunes, 26 de mayo de 2014

CARMINA Y AMÉN (7d10)

En 2012 Paco León debutó como director de cine con la película experimental Carmina o revienta, una especie de falso documental centrado en la figura de su madre, Carmina Barrios, que funcionó francamente bien teniendo en cuenta su reducido presupuesto. Viendo la buena acogida, no es de extrañar que el popular actor televisivo decidiera repetir la experiencia, esta vez ya con una producción seria detrás y un presupuesto más razonable, aunque se siga tratando de una película modesta y casi diría que familiar.
Ahora no hay excusas pseudobiográficas. Carmina y amén es por completo una historia de ficción escrita por el propio León que tiene la habilidad de provocar la sonrisa constante pese a tratarse de una reflexión sobre la vida y, sobretodo, la muerte.
Cuando el marido de Carmina muere apaciblemente en el sillón de su casa un sábado por la mañana, la dolida  viuda y su hija se enfrentan a una dura decisión: llamar a urgencias para certificar la muerte del pobre hombre como sería lo normal u ocultar la tragedia hasta el lunes siguiente ya que es el día que debía cobrar la paga extra de la pensión.
No es la primera vez que se construye una historia alrededor de la ocultación de un cadáver, pero en lugar de apostar por la comedia absurda o desternillante León opta por hacer un retrato de la sociedad actual consiguiendo reflejar problemáticas como como la crisis, la inmigración o la corrupción sin pedantería y con simples pinceladas que se bastan y se sobran para acompañar sin opacar la trama principal.
Algo difícil de digerir en su arranque por la evidente (e intencionadamente buscada) falta de talento interpretativo de Carmina Barrios, su demoledora presencia y tremenda personalidad seduce rápidamente compensando con creces sus carencias, imponiéndose como una gran estrella al resto del reparto (en el que destacan algunos amiguetes televisivos de León), aunque hay que reconocer que la película sube enteros cada vez que aparece en escena María León, hija de Carmina y hermana de Paco y única actriz real del invento.
Con una dirección correcta y con momentos aislados de gran inspiración, el guion de Paco León está claramente influenciado en el cine de Berlanga y Azcona, con una hiperrealidad que llega a mostrarse artificial en algunas secuencias pero que funciona en la mayoría del metraje.

Divertida, reflexiva y por momentos amarga, Carmina y amén no es perfecta, pero sí supone un punto de inflexión en la carrera de Paco León que invita a que lo veamos como algo más que simplemente "el tonto del Luisma".

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