Simpática
producción francesa sobre un grupo de amigos que mantienen su relación desde
hace décadas, con lo que las manías y tics de cada uno no son ningún secreto
para los demás. Acostumbrados a reunirse con la más mínima excusa, desde
comidas ocasionales hasta vacaciones completas, el infarto de Antoine,
epicentro espiritual del grupo, provocará un ligero cambio de actitudes entre
ellos. Los problemas se acumulan (dos de ellos se divorcian, otro tiene graves
problemas económicos), poniendo a prueba la supuestamente férrea amistad.

Quizá
ese buen rollo sea el punto más negativo ante un exceso de concesiones que
abocan a todos y cada uno de los protagonistas (y en esto es donde más se
distancia de la magnífica obra de Kenneth Branagh) hacia un final exageradamente
dulcificado y benévolo.
En
conclusión, agradable comedia veraniega que invita a sonreír e invita a
disfrutar de la vida y de la amistad de los que nos rodean y de su compañía.
Otra cosa es que seamos capaces de hacerlo…
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