lunes, 15 de septiembre de 2014

BARBACOA DE AMIGOS * (6d10)

Simpática producción francesa sobre un grupo de amigos que mantienen su relación desde hace décadas, con lo que las manías y tics de cada uno no son ningún secreto para los demás. Acostumbrados a reunirse con la más mínima excusa, desde comidas ocasionales hasta vacaciones completas, el infarto de Antoine, epicentro espiritual del grupo, provocará un ligero cambio de actitudes entre ellos. Los problemas se acumulan (dos de ellos se divorcian, otro tiene graves problemas económicos), poniendo a prueba la supuestamente férrea amistad.
Bebedora de cintas como Los amigos de Peter o la reciente Pequeñas mentiras sin importancia, la película de Eric Lavaine es un relato más o menos coral sobre la crisis de los cincuenta, decorada (como buena cinta gala) de casas espectaculares, comidas generosas y vinos caros. No estamos, ni mucho menos, ante una película que revolucionará el cine ni saldremos de la sala con la sensación  de haber sido testigos de ninguna revelación vital (aunque en algún momento parece la pretensión del director), pero al menos habremos disfrutado de una dramedia que, pese a recurrir a todos los tópicos posibles y seguir casi textualmente los esquemas establecidos, resulta entretenida y agradable, con unos personajes que, pese a sus muchos defectos, empatizan bien con el espectador y provocan una envidia sana ante el estilo de vida y camaradería que, incluso con los secretos que se ocultan, desprenden alegría y buen rollo.
Quizá ese buen rollo sea el punto más negativo ante un exceso de concesiones que abocan a todos y cada uno de los protagonistas (y en esto es donde más se distancia de la magnífica obra de Kenneth Branagh) hacia un final exageradamente dulcificado y benévolo.
En conclusión, agradable comedia veraniega que invita a sonreír e invita a disfrutar de la vida y de la amistad de los que nos rodean y de su compañía. Otra cosa es que seamos capaces de hacerlo…

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