Antes
de entrar en lo que es el análisis propio de la película, el visionado de la
misma me surgió una reflexión que quiero compartir con vosotros.

Y
es que Si decido quedarme es, en
apariencia, una película mala. Los actores (porque, aunque no lo parezca, actúa
más gente que Chloë Grace Moretz, casi omnipresente en todas las escenas) no
están mal y el director, sin realizar ningún alarde visual, no desentona. Pero
la historia flojea por todas partes. El ritmo está mal calibrado y el montaje
paralelo entre dos momentos temporales no ayudan demasiado. Y, lo que es peor,
resulta soberanamente aburrida.
Sin
embargo, esta claro desde el principio que busca un objetivo único: hacer
llorar. Y ese objetivo se cumple. Aún pese a estar medio vacía la sala en la
que estuve, noté a mi alrededor el sonido de contención de lágrimas, el tráfico
de cleenex y las miradas avergonzadas al encenderse las luces. Así, ¿tengo
derecho a condenar la película?
El
caso es que estamos ante la historia de Mia Hall, una muchacha que se siente
como pez fuera del agua al ser una enamorada de Beethoven y del chelo en una
familia dominada por el rock más puro, que se coronará con el enamoramiento
total y absoluto del líder de una banda ascendente en el mundillo musical local.
Pero todo cambiará cuando un accidente de coche amenace con sesgar las vidas de
los cuatro componentes del núcleo familiar (hay también un hermano pequeño). Entonces,
el espíritu de Mia escapa de su cuerpo y, como si en una variante ñoña de Ghost se tratase, verá en primera
persona todos los sufrimientos que el accidente ha provocado en sus seres
queridos a la par que irá recordando sus amoríos y desengaños con su adorado
Adam.

Pese
a contar con algún secundario de lujo como Mireille Enos o Stacy Keach, Chloë
Grace Moretz es la estrella absoluta de la función, quien carga con todo el
peso y la responsabilidad (para bien o para mal) y que pese a esforzarse lo
máximo no es presencia suficiente como para evitar que su tragedia se nos
antoje eterna y hastiante.
Si decido quedarme es aburrida, cansina y lenta, y para colmo de males,
en su edición española (desconozco si los responsables proceden de los USA o si
es cosa nuestra) nos medio spoilean el final (previsible por otro lado) en la
misma concepción del título.
Hay
mucho sufrimiento y dolor. Tanto, que llega un momento que empezamos a
insensibilizarnos, que cada mala noticia nos la tomamos con un “¡anda ya!” y
casi nos empieza a dejar de importar el destino de los protagonistas.
Pero,
pese a todo, hace llorar. ¿Es eso suficiente? Yo creo que no.
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