lunes, 20 de mayo de 2019

Análisis: ¿ESTÁN PERDIDOS LOS DE JUEGO DE TRONOS?

Este 2019 es un año especialmente duro para el fandom. Glorioso, pero duro. Hace apenas unas semanas contemplamos el final de una era cinematográfica con Vengadores: Endgame, película que hacía de colofón (a falta de esa especie de epílogo que será Spiderman: lejos de casa, en poco más de un mes) a una saga que ya ha hecho historia en el mundo del cine. Este mismo fin de semana concluía, tras doce temporadas algo irregulares, The Big Bang theory. Y a final de año, El ascenso de Skywalker pondrá punto y final a una serie de películas míticas, tres trilogías que, desde su inicio, en un muy lejano 1977, marcaron una nueva manera de entender el cine.
Pero para muchos, todo eso se queda corto al lado de la emisión del capítulo final, esta misma madrugada, de la serie Juego de Tronos. Y es tal el apocalipsis que ha desatado (toda la última temporada, en general), que he decidido resucitar momentáneamente aquella sección de “reflexiones catódicas” para hablar un poco sobre mi punto de vista. Unas reflexiones que, como no podrían ser de otra manera, contienen spoilers, así que ya sabéis… Si no habéis visto el episodio aún, ya estáis tardando.
Los que me conocen saben que he sido y seré un gran defensor de Perdidos (Lost). A día de hoy sigo creyendo que fue una serie pionera que revolucionó el mundo televisivo y dio el pistoletazo de salida a esta era dorada de la televisión. Es cierto que en su momento puede que hubiese series de mayor calidad, como Los Soprano, sin ir más lejos, y que también otros momentos cumbre detuvieron a millones de espectadores frente al televisor (el final de Friends, por ejemplo, apenas unos meses antes de que comenzara Perdidos), pero no se puede negar que con la serie que nació de J.J. Abrams cambiaron muchas cosas. Nunca hasta entonces Internet había sido tan decisivo para el éxito o el fracaso de un producto audiovisual, fue casi la que creó el pánico a los spoilers, quien propició que surgiera teólogos y conspiranoides alrededor de sus mensajes ocultos, impulsaron el concepto de los podcasts, vehículo donde al fin el fan tenía voz y la red se llenó de miles de horas de registros sonoros especulando sobre posibles finales. Con Perdidos nacieron los haters, aprendimos a ver series en versión original y las televisiones locales se pusieron al fin las pilas al entender que debían hacer llegar los productos americanos con una inmediatez máxima, aunque posiblemente ya fuese tarde. Internet era el principal proveedor de la serie y la piratería se convirtió, más que en un delito, en una necesidad.
Con estas, parecía imposible que la serie tuviese un final que gustara a todo el mundo. Con Abrams ya fuera del producto, fueron Damon Lindelof y Carlton Cuse (los verdaderos creadores de la serie) quienes arriesgaron al apostar por dar un cierre perfecto a los personajes a cambio de sacrificar muchas de las respuestas imposibles que la gente anhelaba. Eso propició que el final de la serie fuese uno de los más polémicos de la historia de la televisión (“me han robado siete años de mi vida”, era uno de los comentarios más repetidos) pese a que el verdadero problema es que hubo quien, en su ceguera provocada por el haterismo, no llegaran siquiera a entender ese final (¡que no estaban muertos desde el principio, leñe!). El caso es que, en debates con amistades en los que me enzarzo siempre que puedo, llevo ya un par de años que, cuando alguien me vuelve a sacar el tema del final de Perdidos les giro la tortilla con una advertencia: “Esperaos vosotros al final de Juego de Tronos”.

Y es que cuando una serie alcanza un nivel de popularidad tal y hay tantas teorías y especulaciones sobre lo que va a suceder, es imposible contentar a todos, más si cae en el error de Lindelof y Cuse de ir cambiando sobre la marcha con la obligación de sorprender a los fans (algo que pasó en cine, por ejemplo, con la polémica Los últimos Jedi y de lo que rehúye, precisamente, Endgame). David Benioff y D.B. Weiss, los guionistas de la serie (y que se van a encargar del futuro cinematográfico de Star Wars, si es que todo está conectado…) son ahora mismo las dos personas más odiadas en Internet: sus nombres son los primeros que aparecen cuando pones en el buscador de Google: “los peores guionistas” y hay recogidas de firmas para que se rehaga la última temporada por completo (si es que tontos hay en todas partes). Y es que no, el final no ha sido el de Ned Stark despertándose y desvelando que todo ha sido un sueño. Pero, ¿realmente es tan malo este final para levantar tanto odio, más allá de discursos casi republicanos y declaraciones unilaterales de independencia?
Yo, por mi parte, no voy a valorar la coherencia de la trama en sí. Siempre he tratado de respetar al máximo el trabajo de un creador y, una vez la serie superó en cronología a las novelas de George R.R. Martin y anunció que iba a seguir a su aire, ya cualquier cosa podría pasar. Al final, esto es como una competición de fútbol. Cada uno tiene a su equipo favorito, pero al final la Champions solo la puede ganar uno. Y el resto, claro, a protestar del árbitro, del VAR, de la mala suerte o de lo que sea menester.
Con JdT pasa más o menos lo mismo, que cada uno tenía a su rey (o reina) en mente y ya se intuía que las cosas no iban a ir por buenos derroteros desde hace varios episodios, pero, insisto, esa es una decisión que deben tomar sus creadores y o merecen ser discutidos por ellos. A quien no le haya gustado que (y aquí empiezan ya los spoilers, aviso de nuevo), Bran sea el Rey de los Seis Reinos, pues ajo y agua. En lugar de pensar que es un mal final, que piense que la serie acaba mal y punto. Tal y como en la vida real. ¿O acaso gobierna siempre el político que más nos gusta? Ese no es, a mi entender, el problema. Para mí, el problema es que Benioff y Weiss han tomado el camino completamente inverso al de Lindelof y Cuse, y ese tampoco parece haber sido un gran acierto.
En el final de Juego de Tronos no hay preguntas sin respuestas, eso es cierto, y todas las tramas quedan más o menos cerradas. ¿Cuál es el problema, pues? El desarrollo de personajes. Y no porque no tengan un buen final (hay aquí más finales que en Endgame y El retorno del Rey juntos, para que luego digan), sino porque sus evoluciones no han sido del todo satisfactorias.
Más allá de elementos narrativos discutibles (las pésimas decisiones estratégicas, la anticlimática batalla conta los caminantes blancos…), deficiencias presupuestarias (esas batallas tan oscuras) o errores inevitables (nunca una taza de café ha sido tan famosa), lo que más me ha decepcionado de Juego de Tronos es lo que han hecho con unos personajes que, tras convivir durante ocho años con ellos, han terminado siendo meras caricaturas.
Repasémoslos un momento:
Cersei es la gran villana de la serie. Hasta el momento, era cruel e impasible, pero también inteligente y protectora hacia los suyos. Hasta ahora. En la última temporada comete la estrategia más estúpida del mundo: traiciona a Daenerys tras pactar una alianza con ella (si no pensaba cumplir su parte del plan, ¿porqué no mata a la madre de dragones en el mismo momento de la reunión?) para después “vender” a todo su pueblo, utilizándolos absurdamente como escudos humanos. No logro entender su táctica. Si los muertos hubiesen ganado la batalla, ella habría tenido que enfrentarse a ellos sin las defensas de los dragones. Si ganaban los vivos… bueno, pues pasaba lo que ha pasado. Para colmo, su muerte, aún con el bonito momento del reencuentro con Jaime, es bastante decepcionante. No se puede mantener a un personaje como el villano a batir y que luego lo liquiden con un derrumbamiento, sin ningún duelo final ni nada. ¿O es que al final va a resultar que no era la villana, después de todo?
Lo de Daenerys también es de traca. Y no es que no se le viese venir un poco, pero convertirla de rompedora de cadenas a genocida es mucho cambio, ¿no? Que le pregunten si no a los miles de padres que se deben estar rasgando las vestiduras tras haberles puesto el nombre de Daenerys a sus hijas. Y la muerte… otra que tal. ¿recuerdan a los que criticaban al de Han Solo en El despertar de la Fuerza? Pues un calco, oigan.
Tyrion era el personaje favorito de muchos. Quizá gracias a lo gran actor que es Peter Dinklage o a la sabiduría que había siempre tras sus ácidas palabras, pero en las dos últimas temporadas ha pasado de sabio a bufón. Todas y cada una de sus decisiones han sido equivocadas. Como estratega, es nefasto. Como analista de personas, peor aún. Y aún le siguen confiando el puesto de Mano del Rey. Con él al lado, poco va a durar Bran en el trono…
Otro que involuciona de nuevo es Jon Nieve. De ser un secundario más fue ganando enteros hasta llegar a ser el verdadero heredero al trono, pero por alguna razón lo convierten en un calzonazo pagafantas que besa el suelo por el que pisa su reina y, cuando al fin ve la luz, la mata de forma bastante traicionera. Además, o no vio la cámara de seguridad que lo estaba grabando o es que el dragón es un chivatillo, porque de alguna manera todo el mundo se entera de lo que ha hecho. Al final, pasa de rey a despojo en cuestión de segundos, Y gracias. Es que son malos tiempos para los héroes…
Y esto por analizar solo a los cuatro grandes. Algo parecido pasa con la mayoría, haciendo que los personajes más memorables fuesen los que han ido muriendo en temporadas anteriores. Más allá de los dragones y los muertos vivientes, todo el tema mágico me ha sabido a poco (en realidad, ¿ha servido para algo todo el rollo del cuervo de tres ojos? ¿Y se acuerda Arya del truquito de las caras o ya forma también parte del pasado?). Hay personajes a los que han querido destacar a última hora (supongo que porque los interesantes ya están todos muertos) y tampoco han dado para mucho, como Brienne (de guerrera a abandonada), Gendry (¿tanto rollo para nada?) o Bronn (¿de verdad este está entre los consejeros de Bran?).
Quizá los únicos que han seguido su curso natural han sido Jaime (siempre fue un poco a remolque de su amante/hermana/reina y así ha sido hasta el final, aunque me hubiera gustado un momento más épico en el desenlace), mientras que Anya y Sansa terminan más o menos como se esperaba. Eso sí, Gusano Gris es el primer personaje de la saga en saborear lo que es un contrato basura. Lo de comandante de los ejércitos de Daenerys le dura un suspiro.
Como conclusión, se podría decir que el verdadero héroe de la historia es Drogon, al que tiene las escenas mas espectaculares y el único que muestra sentimientos y actúa con coherencia tras la muerte de Daenerys, aunque vistos los memes de las redes sociales, parece que quien sale más fortalecido del final de la serie es Fantasma, el lobo de Jon.
En fin, que este desdibujo de los personajes, que no han terminado pareciéndose a los que conocimos, creo que ha sido el gran fallo de la serie que, por otro lado, y como ya sucediera con Perdidos, me ha hecho disfrutar durante estas ocho temporadas y, en realidad, eso es lo que cuenta. Podemos criticarla, podemos insultarla y podemos condenarla, pero lo que nadie puede poner en duda es que la echaremos en falta.
Ha sido un buen viaje. El invierno, ahora, es ya cosa del pasado.

1 comentario:

  1. Bufff perri acabo de terminar de ver la serie y no le des tantas vueltas para decir las cosas y las adornes con comparaciones, la serie es espectacular pero el final es muy decepcionante en eso comparto contigo.
    Bueno como dice el refran a rey muerto 💀 rey puesto, a ver a que serie nos enganchamos ahora.

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