jueves, 13 de enero de 2022

Visto en Amazon Prime: LA RUEDA DEL TIEMPO

Pese a que Amazon Prime es la única que consigue hacer sombra en números de suscriptores a las todopoderosas Netflix y Disney+, no está claro cuántos de estos suscriptores son asiduos habituales a la plataforma o simplemente se aprovechan de las ventajas de la suscripción a la hora de realizar las ventas on-line. Quizá ello sea la razón por la que la plataforma de streaming no ha llegado a despuntar del todo, sin grandes títulos que la representen, sobretodo porque la mayoría de sus películas originales (que a la larga resultan ser coproducciones) suelen pasarse antes por las salas del cine.

Con su ambiciosa versión de El Señor de los Anillos como la gran apuesta para cambiar las tornas, creada con unas pretensiones (que miedo me dan) de ser la nueva Juego de Tronos, La rueda del tiempo ha aparecido como una especie de aperitivo para ese mundo de espada y brujería que imaginó Tolkien, adaptando en esta ocasión las novelas de Robert Jordan.

En una serie de estas características, varios son los elementos imprescindibles, todos ellos cumplidos a la perfección en esta adaptación a cargo de  Rafe Judkins. Unos actores más que correctos (aunque es inevitable que sobresalga la magnífica Rosamund Pike, también productora), unos efectos visuales cuanto menos resultones y unos fantásticos escenarios naturales que den colorido a la historia. Y, por supuesto, el eterno relato de la lucha del bien contra el mal.

Todo eso lo tiene la serie de Amazon, pero sin embargo algo hace que no termine nunca de despegar del todo. Quizá, viendo lo que la trama tiene que ofrecer, le habría venido mejor a la adaptación una apuesta cinematográfica, más directa al grano. O, simplemente, saber desligarse de la épica tolkiniana. Y es que la sombra de El Señor de los Anillos (y en concreto de la cisión de Peter Jackson) es muy larga, y uno no puede evitar tener todo el rato la sensación de que estamos ante un episodio menor de cualquier historia secundaria de la Tierra Media. Cierto es que la confección de personajes y sus motivaciones son muy diferentes a los de la Comunidad el Anillo, aquí conformados por una bruja y un grupo de jóvenes, uno de los cuales parece estar destinado a dominar el mundo (es decir, de nuevo el juego del «elegido», misma base del Luke Skywalker de Star Wars o el Neo de Matrix), teniendo una nueva revisión del viaje del héroe de Joseph Campbell.

Por eso, pese a la brujería y las (escasas) apariciones de seres monstruosos, lo que tenemos es, una vez más, a un grupo de personajes viajando de un lado para otro, a veces juntos, a veces separados, para tratar de evitar el regreso de una amenaza oscura del pasado (otra vez el pasado parece más interesante que el presente, de nuevo los mismos pasos de la mencionada novela de Tolkien, la trilogía original de Star Wars, la leyenda de Harry Potter…). Y es que, pese a los esfuerzos de sus responsables, todo recuerda demasiado a algo ya visto con anterioridad, no siendo capaces de crear una nueva mitología lo suficientemente atractiva como para tener una entidad por sí misma.

Sí, se trata de reinventar la rueda. Y eso no es tarea sencilla.

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