domingo, 23 de enero de 2022

Cine: THE KING'S MAN: LA PRIMERA MISIÓN

Tras debutar como director en el género negro con Crimen Organizado, allá por 2004, y saltar a la fama con la adaptación de la novela Stardust de Neil Gaiman, la carrera de Matthew Vaughn ha estado siempre vinculada al mundo del comic. Tuvo un primer contacto con Marc Millar mediante Kick-Ass y reinventó la franquicia mutante con X-Men: Primera generación, pero fue con Kingsman: Servicio Secreto, en 2014, con la que logró la fama mundial. De nuevo adaptando una obra de Millar (esta vez con Dave Gibbons a los lápices en lugar de John Romita Jr.), Vaughn haría de su film una franquicia al encargarse tres años después de la secuela, El Círculo dorado. Una película muy divertida y emocionante pero sin duda menos fresca y ligeramente inferior a la anterior.

Decidido a ampliar horizontes hasta el infinito y más allá, mientras se cuece a fuego lento la tercera entrega de la saga, Vaughn ha creído interesante explorar los orígenes de la agencia de espionaje y se ha sacado e la manga esta precuela, The King’s man: La primera misión, para, con un reparto totalmente nuevo, viajar al pasado e indagar en la creación de dicha organización, y de la que muy posiblemente habrá secuela.

Una curiosidad de la revitalización de la saga mutante fue la idea de Vaughn de dar un contexto real a la historia, asociando la crisis de los misiles con Magneto.Esa misma idea es llevada al extremo en su nueva película, donde se basa en personajes históricos reales para explicar, a su manera, la historia de la Gran Guerra, posteriormente conocida como la I Guerra Mundial.

Hay que reconocerle a Vaughn su esfuerzo por reinventarse y no caer en los mismos tropos de sus anteriores éxitos, lo cual no se traduce necesariamente en algo positivo. The King’s man tiene una ritmo y una frescura muy diferente a las películas de Kingman (vamos a tener que poner mucha atención en el apóstrofe para no liarnos), restando parte de comedia e intensificando el drama sin que termine de funcionar demasiado bien el invento.

No tenemos aquí secuencias memorables como la batalla en la iglesia de la primera entrega, debiéndonos conformar con alguna set-piece apreciable, como la pelea con Rasputín o lo que le acontece al hijo del protagonista en el campo de batalla, y se echa en falta la presencia de un villano terrible al que identificar como la gran amenaza. Van pasando varios personajillos por ahí, como el mencionado Rasputín, una versión menos mística de lo esperado de Hanussen o la propia Mata Hari, una simple colección de amenazas, cual enemigos de diversas pantallas de un videojuego, hasta alcanzar a la gran amenaza que se oculta entre las sombras, un personaje cuyo propósito de mantenerlo en secreto no termina de funcionar bien (es fácil adelantarse a su identidad, aunque tampoco es que el momento de la revelación sea muy impactante) y que no tiene la presencia amenazadora de Samuel L. Jackson o Julianne Moore.

No quiero que parezca que The King’s man es una mala película, pues desde luego no lo es y se puede disfrutar mucho con las aventuras, en algún momento jamesmondianas de los personajes de Ralph Fiennes, Gemma Artenton y Djimon Hounsou, teniendo el primero, además, un crecimiento muy interesante mucho mejor desarrollado que en la mayoría de blockbusters al uso, pero el intento de que todo encaje en una realidad histórica y la necesidad de presentar una trama muy solemne con suficiente poso dramático para justificar todo lo que ha de venir provoca que el inicio sea algo indigesto, enfarragoso incluso (en especial para aquellos no muy aficionados a la historia), despegando a mitad de película pero sin conseguir la excelencia en ningún momento.

Muy apreciable, sí, pero sin duda un paso atrás en una franquicia que quizá no este nunca a la altura de la frescura y locura de su primera entrega.

 

Valoración: Seis sobre diez.

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