sábado, 24 de diciembre de 2022

Visto en Disney+: ANDOR

De nuevo me acojo al refrán de más vale tarde que nunca para justificar el tiempo que he tardado en ver la última serie de Disney+ del universo Star Wars. Y es que, la verdad, después de las decepciones que me supusieron El libro de Bobba Fett y Obi-Wan Kenobi, pocas ganas tenía de aventurarme con la historia de un personaje que, además, ya me resultaba poco interesante en la película que protagonizó: Rogue One.

Lo curioso del caso es que pese a que Andor es posiblemente lo menos afortunado de la serie de Andor, todo el resto está francamente bien, alejándose bastante de los tópicos que persiguen a la franquicia y explorando tramas nuevas, sin presencia de Jedis ni portadores de la Fuerza (ni, mucho menos, miembros de la familia Skywalker) y donde la referencia más directa está en la escena postcréditos del último episodio.

Andor es lo que prometía, una serie de espionaje que detalla los cimientos del movimiento rebelde y que tiene en su casting su principal acierto, en especial con la participación de Stellan Skarsgård y Genevieve O'Reilly. No es cuestión de desmerecer a Diego Luna, que es un actor cumplidor pero sin demasiado carisma, pero tampoco es que el arco de su personaje de para mucho.

Eso sí, la serie se resiente de un ritmo algo irregular al estar su argumento dividido en dos arcos, el primero del cual tarda algo en arrancar. No es que sea lenta, como se ha dicho por ahí, más bien que hay muchos momentos que no aportan lo necesario para justificar su duración. Y son momentos todos ellos que, curiosamente, pertenecen a la subtrama del propio Cassian Andor.

Sin embargo, todo lo referente a las artimañas de Luthen y Mon Mothma son sumamente interesante, acercándonos la serie más a un símil de Juego de Tronos que a una Space Opera.

La segunda parte de la temporada, con la entrada en la cárcel y la aparición del personaje al que da vida, de manera intensa, Andy Serkis, va ya como un tiro y consigue que el regusto definitivo de la serie sea muy agradable, hasta el punto que es, para mí, la mejor propuesta de Disney+ hasta la fecha, por encima incluso de las dos temporadas de The Mandalorian, ya que aquí la historia está por encima de los fan services y la venta de muñequitos.

En fin, una serie que puede costar v er al principio, pero que aguantando hasta el cuarto episodio demostrará ser muy entretenida, un pieza más del puzle galáctico que, pese a tener el handycap de que ya sabemos el destino final del personaje, deja las cosas muy interesantes de cara a una segunda temporada ya confirmada y que, de acuerdo con los planes iniciales, debería ser la última.

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