martes, 20 de diciembre de 2022

PORQUÉ WAKANDA FOREVER NO ES LA OBRA MAESTRA QUE ALGUNOS PRETENDEN QUE SEA (Y QUE PODRÍA HABER SIDO).

Creo que ha pasado ya suficiente tiempo desde el estreno de Wakanda Forever como para poder hablar de ella sin miedo a soltar spoilers a tutiplén (sí, ya sé que oficialmente a los cinco minutos del estreno ya se suelen hacer, pero yo siempre me he jactado de ser más respetuoso), por eso he querido volver a reflexionar sobre ella y analizarla más en profundidad, sobre todo para tratar de averiguar la respuesta a la gran pregunta que plantea: ¿es una obra maestra superior a la primera película (recordemos que es el único título de Marvel que ha llegado a estar nominado al Oscar a la mejor película) o un tostón insoportable?

De entrada, creo que es de las pocas veces que una película Marvel (sobre todo del MCU) provoca tanto debate, casi como si fuese un producto Warner del montón. No es que conozca a mucha gente que la odie abiertamente, eso no, pero sí que hay posturas muy enfrentadas entre los que la defienden como lo mejor de la subsidiaria de Disney en mucho tiempo y los que ni siguiera se han animado a ir a verla ante el tedio que les provoca.

Wakanda forever cuenta con el mismo director que la primera (y alabada) entrega, Ryan Coogler, quien también firma el guion junto a Joe Robert Cole, quien, por cierto, también estaba en Black Panther. Es evidente que tras el éxito de aquella desde Marvel le han dado manga ancha para hace lo que le venga en gana, hasta el punto que ha contado con uno de los mayores presupuestos del MCU. Así las cosas, era previsible que la película superase todas las expectativas, más cuando tenía además un potente drama real de fondo, como fue la muerte de su protagonista, Chadwick Boseman, lo cual daba al film un empaque de homenaje que, disfrazado de relato sobre el dolor y la perdida, unificaba algunos de los elementos que más gustan a la academia. Sin embargo, con todo a su favor, creo que Coogler ha tomado una serie de decisiones fallidas que han provocado que su película sea, cuanto menos, decepcionante. Y eso que yo no soy de los que defienden con capa y espada su primer Black Panther.

Hay muchos problemas de serie en el film, algunos obvios, como es su extensa duración. No es que sea una película aburrida, pero a su metraje de dos horas y cuarenta y siete minutos se le podría haber metido bastante tijera. Al final, hay mucha repetición, mucho hincapié en lo mismo, como si Coogler tuviese miedo de que no hemos alcanzado a entender el dolor que se siente ante la pérdida de un ser querido. Y, si lo analizamos en profundidad, tampoco es que con estas casi tres horas se llegue a comprender del todo. Shuri, hermana de T’Challa, es la que carga con todo el peso narrativo y quien focaliza principalmente ese dolor por la pérdida. Sin embargo, no comparto con ella ese odio que parece tener contra todo el mundo. Es una enfermedad lo que se lleva a su hermano, no un complot ni una amenaza extranjera, por lo que no me resulta creíble, por mucha empatía y conexión que sintiese con T’Challa, el odio y la inquina que siente, mucho más profunda que cuando Namor asesina a su madre y ya ni digamos cuando su padre muere en un atentado al principio de Civil War.

Por cierto, ya que hablamos de Shuri, ella es uno de los principales problemas del film. En Black Panther me encantó el papel que interpretaba Letitia Wright y que ayudaba a potenciar el lado más cómico y amable de la película. Pero la transformación que sufre en esta secuela es demasiado peso para una actriz que ha mostrado sus limitaciones y que no soporta la responsabilidad de ser la protagonista absoluta del film. Por eso, que ella sea la nueva Black Panther es otro error de bulto, una elección mucho menos afortunada que si la elegida hubiese sido Nakia (Lupita Nyong’o), mi preferida, M’Baku (Winston Duke) o incluso el propio Killmonger (Michael B. Jordan). A fin de cuentas, cualquier guionista algo curtido encontraría mil soluciones para traerlo de regreso de la muerte. Con Shuri, no solo tenemos un Black Panther muy poco carismático (hasta el punto de que no creo que haya mucha gente pidiendo una tercera entrega de la saga), sino que conociendo los problemas que la actriz ha causado durante el rodaje dudo que ni siquiera se lo estén planteando. Ha sido como pegarse un tiro en el pie, mancillando un hipotético futuro y convirtiendo a Black Panther, un héroe con aspiraciones a jugar con los mayores, en un personaje de tercera fila.

Pero volvamos al tema de la muerte, que de eso va la peli. A partir de aquí, es importante saber diferenciar, por aquello de no herir susceptibilidades, la ficción de la realidad. Lamenté mucho la pérdida de Boseman y pese a no ser un actor de gran trayectoria derrochaba carisma y simpatía co0mo para sentir mucho su pérdida, por lo que todo homenaje que se le quiera hacer es poco. Pero no es de él de quien quiero hablar, sino de T’Challa/Black Panther. Si nos quedamos con el personaje, que es quien aparece en la película, el homenaje me parece desmedido y escaso a la vez. Me explico: por un lado, tras lo sucedido en End Game, resulta injusto que un personaje tenga toda una película dedicada a su desaparición mientras que el epitafio de Iron Man fue como complemento de una película de Spiderman, el de Viuda Negra una precuela donde se repasaba un episodio de su vida, no de su muerte, y la desaparición del Capi ha sido maltratada en una de las series más aburridas de esta Fase Cuatro: Falcon y el Soldado de Invierno. Y aunque hay apuntes de la aparente muerte de Visión en la serie Visión y la Bruja Escarlata y se supone que se tratará el tema de Gamora en Guardianes de la Galaxia, Vol. 3, todo esto me parece pequeño al lado del hecho de hacer una película entera dedicada única y exclusivamente a la muerte de Black Panther. Y eso que, a la vez, se emborrona su memoria haciendo que nadie del MCU haga acto de presencia en su funeral. Cierto es que muchos de los héroes que lucharon a su lado ya no están, pero creo que debería haberse visto por ahí, como poco, a Soldado de Invierno, Nick Fury o, incluso, al Steve Rogers anciano. Y, desde luego, al propio Everett K. Ross que sí aparece en la película pero mucho después del entierro del monarca de Wakanda. Vale que cada uno estará liado con sus cosas, pero para el funeral de Tony no faltó nadie así que no es excusa. Es, en fin, una manera de ningunear al propio Black Panther y confirmar su rango de segundón (y alguien podría alegar que es un funeral de estado y que Wakanda siempre ha sido una civilización bastante cerrada, pero creo que los Vengadores están por encima de estas cosas).

Luego está el argumento en sí. Primer obstáculo: el título. La película se llama Black Panther: Wakanda forever, y con Black Panther en el título no puedes pasarte casi dos horas sin que Black Panther haga acto de presencia. Aunque sea un Black Panther de Hacendado. Este es otro de los elementos que ralentizan mucho al film y le dan esa aura de aburrido. Sí, hay acción y pasan cosas, pero nunca son con Black Panther de protagonista, así que interesan, pero menos. Y tampoco es que lo que sucede sea tremendamente interesante.

Mucho se había especulado en los mentideros sobre este film: que si iba a salir Doctor Muerte, que si íbamos a conocer el destino del Barón Zemo, pero a la postre, salvo por la incursión casi con calzador de la Baronesa Valentina Allegra de Fontaine, la película está intencionadamente muy desligada el resto del MCU. Está Riri Williams como Iron Hearth (de nuevo un personaje metido con calzador), pero no es suficiente como para dar sensación de unión y coherencia, un poco como resumen de lo que esta Fase Cuatro de Marvel está siendo. Al final, hay un solo villano (al menos desde el punto de vista teórico, ya que para mí los verdaderos villanos de la película son el gobierno francés y el americano), y se trata de un Namor desdibujado que nada tiene que ver con el de los comics. Entiendo y acepto la necesidad de desvincularse de la versión de un atlante que ofreció la competencia con Aquaman, pero han disfrazado tanto al personaje interpretado (bastante insulsamente, por cierto), por Tenoch Huerta que poco queda del Namor original. Todo valido si con ello consiguen un personaje interesante, pero es que no lo logran. Con los cambios, convirtiendo al antaño rey de Atlantis en una especie de mutante descendiente de la mitología maya, lo que se pretende es reincidir en el mensaje político que ya estaba presente en la primera Black Panther, tratando artificiosamente de repetir el éxito que aquella tuvo entre la con unidad negra con, en este caso, la comunidad latina. Así, las motivaciones anticolonialistas de Namor se asemejan a las de Killmonger en la película anterior, restándole el componente shakesperiano de la familia traicionada. Con ello, el personaje carece del interés necesario y su presencia es casi una excusa para que, entre duelo y duelo, haya algo de acción. Ni me gustó el personaje ni me gustó la ambientación. Se dice que, al final, sí hubo mucha tijera y que la parte más interesante de Talokan, así como de mucho metraje de la relación entre Shuri y Riri, se quedó en la sala de montaje, pero eso solo supone un desmérito más para Cooger que no ha sabido manejar bien los tiempos de su película.

Cooger busca la lágrima en muchos momentos del film, y casi siempre lo consigue, pero en su empeño por hacer una película emotiva enuncia a hacerla también emocionante. Por ello, con tanto dolor y tanto funeral, la película termina resultando intrascendente, quedando el homenaje a Boseman empañado por el trato errado que se hace en el homenaje a Black Panther. A fin de cuentas, desde el punto de vista narrativo, esta sería la tercera muerte del personaje, tras verlo morir ya en su primera película (o, al menos, eso parecía) y darlo por muerto de nuevo tras el chasquido de Thanos en Infinity War. Por eso, si no se escudasen en la realidad, el film sería mucho menos duro de lo que es, dando más méritos a su carga dramática a la vida real que al trabajo de Cooger. Posiblemente no todo sea culpa suya, y de haber podido contar con Boseman como protagonista, pese a que Namor ya estaba como villano principal en el primer borrador del guion, la cosa habría sido muy diferente. No estoy diciendo que la solución tras el fallecimiento del actor hubiese sido cancelar la película pero sigo pensando que, de todas las alternativas existentes, han terminado eligiendo la peor.

Puede que en algunos sectores la película esté gustando mucho. Puede que incluso se lleve nominaciones importantes en los Oscar (la canción puede ser una buena baza, aunque aventuro que Rihanna se las tendrá que ver con Lady Gaga y su tema para Top Gun: Maverick). Pero no ha logrado ser, pese a lo que muchos auguraban, la gran película que iba a salvar (si es que necesitaba que la salvaran, que ese es otro tema) la Cuarta Fase del Universo Cinematográfico Marvel.

Lo más triste, es que tenían todos los elementos para construir una película que hiciese historia, pero no los han sabido aprovechar.

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