sábado, 15 de noviembre de 2014

LA IGNORANCIA DE LA SANGRE (6d10)

La ignorancia de la sangre (película) es una obra inicial, es decir, que no proviene de ningún film previo ni forma parte de ninguna saga, por más que su protagonista, Javier Falcón, ya haya sido visto en pantalla en otras ocasiones.
La ignorancia de la sangre (novela) es el cuarto título de una saga de Robert Wilson, a través de la cual el policía protagonista va definiéndose.
Ese es el principal (y casi único) escollo de la película. Manuel Gómez Pereira ha querido ser tan fiel al espíritu de la obra original que el espectador se pasa casi todo el metraje con la sensación de que le falta algo de información, de que hay un pasado en los personajes que desconoce. Y eso puede llegar a desorientar.
Este detalle aparte, La ignorancia de la sangre es un notable thriller policíaco que aúna tres tramas que pueden, o no, tener relación entre sí tan dispares como la presencia cada vez mayor de la mafia rusa en la Costa andaluza, el secuestro del hijo de Consuelo (brillante Paz Vega), la pareja del policía, y una trama interna y familiar alrededor de un español islamista en Marruecos.
Precisamente la relación entre Javier Falcón (un muy convincente Juan Diego Botto, quizá algo falto de nervio en alguna escena concreta) y Mercedes, cuya historia de amor proviene de las novelas anteriores, es lo que más desconcierta por la comentada falta de datos, aunque esto es algo que afecta más a la curiosidad propia del espectador (voyerista por vocación) que al desarrollo de la propia historia, para la que contamos con datos suficientes para dejarnos arrastrar por el mundo sucio y despiadado de prostitución y ejecuciones merced de una lucha entre bandas rusas.
Excelentemente filmada, aprovechando la belleza de las localizaciones sevillanas (Gómez Pereira sabe aprovechar la ciudad sin caer en tópicos más dignos de folletos turísticos que de cine de calidad), y demostrando en los momentos de acción su buena labor tras las cámaras, reivindicándose así ante quienes le acusan de ser un buen artesano pero falto de personalidad (no todo tiene porque tener el detallismo fotográfico de La Isla Mínima), uno de los detalles más aterradores de la historia está en la realidad que muestra con respecto a la cara más oscura de la ciudad (y de toda la costa, por extensión) en manos de gentes sin escrúpulos que no tienen reparos en esclavizar a sus chicas o decapitar por capricho. La película es ficción, por supuesto, pero la realidad está ahí, oculta bajo luces de neón y bailes exóticos.
Con un interesante trabajo actoral (la presencia de Alberto San Juan es más reducida pero muy intensa), el ritmo amenaza con decaer cuando una de las tramas desaparece de escena para dejar todo el protagonismo a la otra (no daré más detalles para no desvelar los giros de guion), provocando un falso clímax demasiado alejado del final del film que puede hacer que la duración del mismo se nos antoje elevada (apenas llega a las dos horas), pero Gómez Pereira sabe remontar el vuelo y alcanzar su meta con mano firme y emoción asegurada. Si es cierto, sin embargo, que malacostumbrados como estamos a realizadores como Daniel Monzón, Alberto Rodríguez o Alejandro Amenábar, La ignorancia de la sangre cae en alguno de los defectos más tópicos y denostados del mal llamado “cine español” en una escena innecesaria y que interrumpe el camino aparentemente cuesta abajo y sin frenos hacia el desenlace final, como si alguien hubiese pensado que era absurdo tener en el reparto a Paz Vega y no mostrarla desnuda, aunque sea gratuitamente, pero se trata de un defecto anecdotario que no debe enturbiar una excelente película de intriga ni mucho menos un trabajo actoral de la sevillana realmente sobrecogedor.
Con algún pero más culpa de un opinador quizá excesivamente quisquilloso que otra cosa, La ignorancia de la sangre es una muestra más del buen nivel que nuestro cine está demostrando últimamente, con un 2014 francamente espectacular.

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