El
pasado mes de marzo escribí un artículo en el que valoraba muy a grandes rasgos
lo que había sido el cine de superhéroes hasta la fecha con motivo a la gran
cantidad de películas que se esperaban para este año, lo que suponía un verdadero
duelo entre compañías y productoras.




Los
que me conozcáis superficialmente podríais poner en duda que mi imparcialidadsea total, no en vano me confieso un Marvel Zombie, pero creo poder presumir de
objetivo con sólo recordaros mi pésima valoración a 4 Fantásticos o mi reacción tibia a la reciente X-Men: Apocalipsis, mientras que
confieso mi admiración por el Superman
de Donner y me emocioné con la traslación a imagen real de Batman que hizo Tim Burton allá por los años noventa.
De
todas formas, creo que este análisis debería interesar más a los aficionados al
cine más alejados del mundo del comic que a los verdaderos fans, los cuales ya
habrán sacado sus propias conclusiones (y he oído alegatos defensivos a favor
de una u otra verdaderamente apasionados, por no decir radicales).



Warner
se ha distinguido por querer diferenciarse siempre al máximo de las películas
de Disney, prescindiendo de su sentido del humor y dotándolas de una oscuridad
que han tomado por bandera. Imagino que el fracaso de Green Lantern y el éxito de la trilogía de Nolan habrán influido
mucho en ello. En Marvel, sin embargo, se han atrevido a acercarse cuando
convenía a esa oscuridad que otorga seriedad a una película de estas
características sin por ello renunciar a sus señas de identidad. Capitán América: Civil War es la
película más oscura de la saga hasta la fecha, y lo es sin renuncias a sus
momentos de humor y entendiendo que esa oscuridad no debe ser literal. Se puede
dar un tono sombrío a una historia sin necesidad de que todo suceda de noche y
dotando de una insoportable amargura a todos sus personajes.

Esto
me hace recordar que, es tan redonda la película de los hermano Russo, que una
de las pocas polémicas que ha generado es tan absurda como si el Capitán América
merece formar parte del título o no. A mí me parece que sí, ya que la base de
la historia continúa de los acontecimientos de sus películas, y de lo que va la
historia es del enfrentamiento del Capi con el sistema, del conflicto del Capi
con Iron Man y de la fe del Capi hacia Bucky/el Soldado de Invierno. Lo que
sucede es que son tan autoconcientes de que esta película forma parte de algo
mayor que se puede permitir arrastrar tramas de otros episodios, como es la
relación que se empieza a intuir entre Wanda y Visión. Y es que esto es Capitán América, parte 3, pero también
es Marvel, parte 13. En la acera de
enfrente, sin embargo, el título sí repartía protagonismo, pero solo ahí. La
confusión viene cuando Batman parece acaparar todo y es el que queda en el recuerdo
tras visionar el film cuando el peso argumental, muerte incluida, recae sobre
el papel en Superman. Esto por sí solo ya demuestra que algo no se está
haciendo bien.


Aplaudo,
sobretodo, el falso giro final. En Batman
v. Superman se siguen a rajatabla el guion más tópico y previsible de dos
héroes enfrentados que deben unirse en pos de una amenaza mayor. En Capitán América: Civil War todo conduce
al mismo camino, al momento en que el Capi e Iron Man hacen las paces para
enfrentarse a los cinco Soldados de Invierno, en una hipotética batalla espectacular
y destructiva final. Pero no, no va de esto la historia. Los cinco Soldados de
Invierno son sólo un inteligente mcguffin para que el duelo final sea, como
tiene que ser, entre los dos héroes. Y ahora sí que es una pelea brutal y sin
compasión, dolorosa y amarga. Como lo era la de Batman y Superman con la
salvedad de que allí se producía en mitad de la película, dejando para el final
lo peor de la trama, y se solucionaba de manera absurda como buenos
amigos. Me pareció muy valiente por
parte de los guionistas que la escena que todo el mundo esperaba ver, la del
enfrentamiento entre todos los protagonistas en el aeropuerto, sea en mitad del
metraje, como recordándonos que por más espectacular que pueda parecernos, no
es eso lo importante del film. Y por esto, volvemos a lo mismo, esto no es una
peli de Vengadores, sino del Capi.
Y
también eso es lo que justifica que casi todo el humor de la película recaiga
en esa escena. Porque a no ser esto en realidad un enfrentamiento entre héroes
(son solo las circunstancias las que posicionan a cada uno en su bando
correspondiente) no se pretende hacer sangre con el conflicto. A alguno de
ellos, como es el caso de Spiderman u Ojo de Halcón, la cosa ni les va ni les
viene. Precisamente la pugna entre Clint y la Viuda Negra lo define a la
perfección: “¿Aún somos amigos, no?”
le pregunta ella en plena pelea. “Depende
de cuánto me pegues”, responde él. Y la pugna termina con la intromisión de
Wanda, que le recrimina a él que está siendo demasiado blando. Un diálogo que
puede parecer un simple chiste pero que define muy inteligentemente lo que está
sucediendo: una lucha entre gente que no quiere hacerse daño entre sí.
Hablando
de diálogos inteligentes: con qué efectividad se describe la situación de Tony
Stark tras la presentación de su programa de becas. Dos simples frases con su
asistente nos informa de su situación actual, y la conversación posterior en el
ascensor define su último paso evolutivo que lo definirá en esta película.

No
en vano la imagen de la “cordura y la sensatez” recae en Thunder Ross, el tipo
que arrojó a la Abominación en medio de Nueva York para detener a Hulk. Claro
que cuando argumenta que dos pesos pesados como el propio Hulk y Thor están en
paradero desconocido uno también tiende a comprender su postura. Y en esa
ambigüedad entre quien tiene razón y quien no (al final todos la tienen y todos
se equivocan, incluso con Zemo es fácil empatizar) está el gran acierto.

Y
sobre las motivaciones y los sentimientos hay también dos escenas muy
definitorias que parecen calcadas aunque digan cosas muy diferentes: Wayne
abrazando a una víctima y mirando al cielo (a Superman) con odio y Stark
abrazando a una víctima y mirando al cielo (a la huida del Capi, pero más allá,
casi al infinito) con angustia y dolor. La primera marca el momento en que
Batman decide que Superman es una amenaza. La segunda refleja cuando Iron Man
se da cuenta de que han cruzado una línea y ya no hay marcha atrás. Chapó para
las dos.
En
fin, que si a alguien no le convence todo lo que estoy diciendo y no comparte
la superioridad de la peli del Capi sobre la de Batman, le daré un último y
definitivo argumento: Spiderman.
Wonder
Woman mola, no diré que no. Y consigue algo parecido a lo que se hace con Black
Panther, que esté deseando ver sus películas cuando a priori no me interesaban
para nada sus personajes (aunque en el caso de la pantera hay un desarrollo de
personaje que te permite conocer lo mínimo sobre él que no sucedía con la
amazona), pero Spiderman… Spiderman es otra cosa.
Admito
que su participación en la trama sea lo más forzado de la película (y la única crítica
real que puedo hacerle al guion), pero está claro que es un caso evidente de
“el fin justifica los medios”. ¿Qué pinta Spidey en medio de este fregado (sobre
todo cuando Stark, que va contrarreloj, se permite viajar de Berlín a Queens
para reclutarlo, le hace un nuevo uniforme y regresa con él a Berlín)?
Absolutamente nada, lo admito. ¡Pero cuanto juego da! Si nos fijamos en la
parte más desenfadada del film Spidey es el verdadero protagonista, robando
escenas a todos los que están a su alrededor y haciéndonos creer que de verdad,
ahora sí, vamos a ver al auténtico Spiderman en cine. Porque si alguno piensa
que su participación es demasiado cómica dejadme que os asegure (y os lo dice
alguien que ha leído absolutamente todo lo que se ha publicado del trepamuros
hasta la fecha) que este sí es el auténtico Spiderman. Absolutamente perfecto
en todos los sentidos, como Peter y como enmascarado. Como habla, cómo se
mueve, cómo lucha… Lo han clavado, en serio.

Hay
en Capitán América: Civil War algunos
detalles que casi parecían dirigidos directamente a la competencia. La perfecta
presentación de Peter Parker sin mencionar a su tío Ben muerto ni usar
flashbacks para contar una historia que todos sabemos y que tampoco es vital
para la historia contrasta con la innecesaria escena inicial de Batman v. Superman reincidiendo en la
muerte de los padres de Bruce Wayne. Una muerte que, por cierto, provoca la
amistad entre los protagonistas por la coincidencia (el truco de guion más
estúpido que he visto nunca en una película seria) de que la madre de ambos se
llamaba Martha. En Civil War, la
muerte de los padres de Stark es, en cambio, lo que provoca las diferencias
irreconciliables al final de todo. Y hay una escena curiosa en la que el Capi y
Falcon interrogan al Soldado de Invierno en la que este, para demostrar que
tiene el control sobre su muerte, explica detalles personales de su pasado con
Steve Rogers. Cuando comienza diciendo: “tu
madre se llamaba Sarah”. Hubo pequeñas risitas en el cine. ¡Menos mal que
no dijo Martha! Y cuando al final de la secuencia Falcon comenta: “¿Dos cosillas y ya nos llevamos guay?”,
¿no os pareció una pulla directa a la peli de Snyder”?
En
fin, estas son mis conclusiones sobre estas dos obras “agermanadas” en su
rivalidad que me apetecía compartir con vosotros. Entiendo que muchos no estéis
de acuerdo con ellas, pero si Capitán
América: Civil War trata sobre el debate y las opiniones contrapuestas, las
críticas de la película deberían seguir el mismo camino, ¿no?
Y
si queréis, ya sabéis, cometarios aquí o en Facebook siempre serán bien
recibidos. En breve llegará Suicide Squad
y un par de meses después Doctor Strange,
pero ya no será lo mismo, ¿verdad?
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