lunes, 30 de mayo de 2016

ALICIA A TRAVÉS DEL ESPEJO: más de lo mismo, pero peor.

Cuando en 2010 Disney se alió con Tim Burton para seguir explotando sus clásicos animados y convertirlos en personajes de carne y hueso el resultado fue una obra bastante dispar, cargada de excesos visuales y con los delirios característicos del Burton de los últimos años (un Burton en horas bajas pero capaz de mantener alguna de sus señas de identidad), el público respondió con entusiasmo. Sin terminar de ver  Alicia en el país de las Maravillas como una mala película tampoco le encontraba tantos argumentos para que esta superara la frontera de los mil millones de taquilla mundial, pero se suele decir que el público es soberano, y si el público decidió que Alicia en el país de las maravillas era una gran película, ¿quién soy yo para condenarlo?
Eso sí, siguiendo el mismo argumento, parece que la continuación del film, ya sin Burton a los mandos, está pinchando en taquilla, lo cual debería bastar para demostrar que hay chicles que no pueden estirarse en exceso.
Alicia a través del espejo, dirigida en esta ocasión por James Bobin, especializado en películas de los Muppets, continúa la historia varios años después de donde la dejara la anterior película, con una Alicia ya convertida en mujer que, no obstante, sigue sin saber cómo arreglar su vida en el mundo real. Refugiada de nuevo en el País de las Maravillas comprobará que su amigo el Sombrerero está muy enfermo y sólo volver atrás en el tiempo para salvar a su familia puede salvarlo.
Ya de entrada la premisa es una verdadera estupidez, convirtiendo a la heroína de la historia en un personaje impulsivo que está a punto de destruir toda la Realidad por unas motivaciones algo egoístas. Es lo que pasa cuando se trata el tema del viaje en el tiempo y se hace de manera frívola y sin más pretensiones que el simple divertimento, que o bien pierde coherencia la historia o lo pierde el personaje. Y en esta ocasión se han decantado por la segunda opción.
Con un Sacha Baron Cohen más comedido (y desaprovechado) de lo que cabría esperar, la película recurre a todos los personajes de la película de Burton, estropeando la esencia de algunos (como es el caso de la Reina de Corazones) e incluso pretendiendo justificar cosas que no necesitan justificación. Además, la necesidad de recuperar a todos los personajes le resta originalidad a la cinta convirtiéndolos en meras apariciones, sin el protagonismo que, en ciertos momentos, podían tener en la película de 2010. A cambio, también el personaje que interpreta Johnny Deep, pese a ser quien copa todos los posters promocionales, tiene menos participación de la que cabría suponer, y ello se agradece mucho.
Alicia a través del espejo está cargada de buenas intenciones e ideas aprovechables, tratando de mantener el espíritu de la obra de Carroll pero con una historia nueva que evoluciones y amplíe el universo. Sin embargo, lo hace de una manera tan torpe y poco imaginativa que termina aburriendo, no conteniendo (más allá del prólogo inicial de la persecución por mar, tan espectacular como inverosímil) apenas escenas dignas de ser recordadas. Bobin se limita a copiar todos los delirios que Burton ideó para su película sin innovar para nada, pareciendo que todas las decisiones nuevas tomadas fuesen erróneas.
Alicia a través del espejo se parece mucho a Alicia en el País de las Maravillas, pero sin el factor sorpresa ni la original frescura de aquella se convierte en una simple repetición, un espectáculo visual descafeinado que interesa poco y provoca el tedio por momentos.

Valoración: Cuatro sobre diez.

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