domingo, 30 de abril de 2017

LOS GUARDIANES DE LA GALAXIA, VOL. 2: Siguen molando...

Cuando en 2014 Marvel dio luz vede a Los Guardianes de la Galaxia todos en la compañía eran conscientes del gran riesgo que estaban corriendo al apostar por una película tan diferente de lo que hasta ese momento había ofrecido el MCU y adaptando además unos personajes tan poco reconocibles no solo para el aficionado de a pie sino incluso para el fandom más marvelita.
Sin embargo, pese a contar con un director casi de serie B y un reparto poco estelar (los dos actores más taquilleros se limitaban a poner voz a sus personajes), el film fue un gran éxito y logró expandir aún  más el universo Marvel en el cine.
Sin contar con el factor sorpresa a su favor, la esperada secuela de esa ya mítica película, que repite director y casting, podría tenerlo muy difícil para contentar a los fans. El hype generado era incontrolable y la proximidad de La guerra del Infinito hacía prever que esta película iba a ser clave para el futuro de la saga fílmica. Sin embargo, James Gunn ha demostrado que no se deja amedrantar ante nada y ha apostado por arriesgar de nuevo concibiendo una historia más alejada si cabe del resto del Universo Marvel. Si en la primera película había una presencia importante de Las Gemas del Infinito o de la amenaza latente de Thanos, en Los Guardianes de la Galáxia Vol. 2 no hay más que unas menciones casuales. Se trata esta vez de ver como los Guardines se labran su propio camino, alejados (por el momento) del resto de héroes cuya existencia ni siquiera conocen. Esta es, por tanto, una especie de película de transición, una excusa para conocer la maduración del grupo, en espera del gran acontecimiento final. Lo cual no implica, por otro lado, que sea una grandísima película.
Efectivamente, Gunn consiguió que Los Guardianes de la Galaxia fuese una magnífica carta de presentación para este improbable grupo de compañeros más que amigos para ahora, ya enamorados todos de los personajes, empezar a indagar en ellos. Así, tal y como suceda en la saga de Fast&Furious, la unión del equipo debe ser la clave para vencer a las adversidades, convirtiendo esa camaradería inicial en algo muy parecido a una familia. Pero para ello, tal y como mandan los cánones, primero deben ser separados, fragmentados para debilitarlos y poder apreciar así sus puntos flacos y temores.
Con semejante planteamiento, se puede adivinar que Los Guardianes de la Galaxia, Vol. 2 es una película más intimista y de corte personal que su predecesora. Y aunque así es, que nadie se lleve a engaño. No se ha perdido el sentido del humor. Al contrario, este se ha potenciado más aún, llegando a límites insospechados (magnífica la escena inicial en la que una gran batalla se ve apenas de pasada mientras la cámara se centra en un bebé Groot bailando) pero totalmente autoconscientes, que en manos de un director más torpe podrían haber caído el ridículo pero que aquí lo esquivan consiguiendo que todo sea una gran fiesta.
La gran baza de la película, por tanto, es la milimétrica precisión con la que Gunn sabe conjugar tres elementos de difícil encaje: el cachondeo, la sensibilidad y la épica.
Los Guardianes de la Galaxia, Vol. 2 es una película delirante tremendamente divertida, con un uso de la luz y el color casi alucinógeno, pero a la vez contiene escenas muy emocionantes y acción espectacular y, en algún momento, incluso invita a la lagrimita.
Aunque sin duda el bebé Groot será quien arrase en las jugueterías este verano, todo el reparto vuelve a estar a gran nivel, teniendo más  momentos de lucimiento debido a ese tono introspectivo que comentaba antes, y reforzando las relaciones entre ellos. Así, Gunn consigue recuperar personajes de la película anterior que de otra manera podrían haber chirriado y tiene tiempo de incluir incluso a algunos nuevos, como Mantis o Stakar Ogord.
Como acostumbra a suceder en las películas Marvel, si en algo flaquea la película es en la sensación de que se enfrenten a una verdadera amenaza, pero eso es un peaje que se paga con gusto cuando lo importante aquí es la diversión por encima de todo.
Por ello, Gunn plantea dos conflictos que a la postre importan más que el propio destino del universo (resueltos de manera dispar) como son las relaciones paternofiliares y fraternales sobre las que se asienta la parte sentimental del film, aunque haya tiempo también para indagar sobre el amor, la lealtad o la soledad.
He oído alguna queja por ahí sobre la falta de “magia” de esta secuela con respecto a la original, y aun sin compartirla del todo puedo llegar a entenderla. Tal y como sucediera con Los Vengadores y Los Vengadores: la era de Ultron, cuando la película original es casi insuperable las comparaciones resultan siempre odiosas, y ambas franquicias tienen unas características que impiden que sus secuelas busquen un rumbo nuevo a la vez que tampoco pueden limitarse a repetir los esquemas. Por eso agradezco que Gunn haya arriesgado, distanciándose del resto del MCU (qué fácil habría sido meter por aquí a Iron man, que al fin y al cabo en el comic estuvo un tiempo compartiendo aventuras con los Guardianes) y buscando una conexión casi literal con el papel (no imaginé que tendría la osadía de ofrecer una imagen del auténtico Ego), regalando al fan algún que otro cameo que puede quedar como un simple chiste o abrir las puertas a lo que nos espera en una futura película.
Lo que sí que no ha cambiado son las referencias ochenteras (David Hasselford incluido), la impresionante banda sonora (que en esta ocasión funciona como perfecto acompañamiento al guion), el derroche de imaginería y las interpretaciones cargadas de carisma, con la incorporación de un Kurt Russell que, aparte de demostrar que en eso de la rejuveneción facial Marvel está un peldaño por encima de sus competidoras (y se está convirtiendo, después del Michael Douglas de Ant man y el Robert Downey Jr. de Civil War, en una marca de la casa), se permite un homenaje a su amigo John Carpenter con un arranque que recuerda, y mucho, a Starman.
En definitiva, un gran espectáculo que invita a disfrutar y nada más que disfrutar. Ya lo dicen en la propia película: “Hay dos tipos de personas: los que bailan y os que no”. Pero sea del tipo que sea cada uno, esta película le va a gustar.

Valoración: Ocho sobre diez.

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