domingo, 9 de abril de 2017

LOS PITUFOS: LA ALDEA ESCONDIDA. Estos sí son mis Pitufos,

Muchas veces he tenido la discusión sobre lo que es una película infantil. Por lo que yo sé, no existe el concepto de película infantil como tal, en el sentido de que no hay ninguna película que no sea apta para los espectadores adultos, como si sucede a la inversa. Es por eso que cuando un film de animación me parece insulso y vacío lo considero una mala película, por más que pueda conseguir el objetivo de entretener a un niño pequeño.
Las películas de Los Pitufos podrían ser un ejemplo de lo que muchos llaman cine infantil, pues desde luego no contiene las reflexiones adultas que algunas obras de Disney y Pixar como Zootrópolis o Del Revés, no tiene chistes pensados específicamente para un público adulto como la primera entrega se Shrek o alguna de las ocurrencias de Los Minions, ni busca una emotividad y una plasticidad visual como la simpática Ballerina. Así que podríamos estar ante la típica propuesta insoportable para el público adulto que debe acercarse a ella solo por el suplicio de tener que llevar a sus hijos o sobrinos.
Sin embargo, Los Pitufos: la aldea escondida, la película de Kelly Asbury (que ya especializó en seres diminutos -aunque no tanto- en Gnomeo y Julieta), consigue sortear cualquier tipo de obstáculo generacional y, quizá con la ayuda de la nostalgia para aquellos que crecimos con los álbumes de Olé dedicados a las creaciones de Peyo, la película resulta un estimulante entretenimiento para todo el mundo, por más de que no pretenda en ningún momento ser nada más.
Sony ha aprendido la lección y rehúye conscientemente de cualquier cosa que pueda recordar las infames películas de Raja Gosnell para recuperar la verdadera esencia de estos diminutos seres azules, que sin duda (como he comentado en otras ocasiones) ha servido de inspiración a futuros bichejos como los mencionados Minions, los extraterrestres de Home o los recientes Trolls. Pero estos son los auténticos, los verdaderos Pitufos, y como en todo buen rebbot que se precie, la historia arranca con una explicación a modo “origen” de lo que nos vamos a encontrar tremendamente fiel a los comics originales, en especial a lo que respecta a la creación de la Pitufina, el personaje central y sobre la que va a recaer el peso dramático y la moralina (no importa quien seas, sino quien quieras ser) de la historia.
A su alrededor, todos los elementos característicos del mundo imaginado por Peyo, con su Papá Pitufo, su aldea con casas en forma de setas y su villano correspondiente, un Gárgamel y su gato Azrael muy superiores al que interpretara con torpeza Hank Azaria.
No voy a decir que sea esta una peli perfecta. Echo en falta algún elemento icónico, como el uso del lenguaje pitufo, y el truco de la magia es un recurso fácil para finalizar una historia de manera rápida y algo confusa, pero es algo que se le puede perdonar a la película a cambio del festival de color y alegría que consigue recuperar el espíritu original de estos personajes.

Valoración: Siete sobre diez.

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