viernes, 14 de julio de 2017

CARS 3, más de lo mismo, pero un poco mejor.

Aunque en 2006 Cars fue un buen éxito de taquilla (y sobre todo un gigantesco bombazo de merchandising), es una de las películas peor valoradas de Pixar, aunque una joya en comparación a esa horrible secuela de 2011.
Es bien sabido que el secreto de una buena continuación es saber hacer un cambio de estilo, en lugar de limitarse a repetir el esquema de la primera película. Sin embargo, y pese a contar con el gran John Lasseter en tareas de guion y dirección, esa Cars 2 pretendió hacer un giro demasiado drástico, cambiando incluso al protagonista (ahí todo recaía en el irritante Mate) y derivando hacia una comedia de espionaje sin demasiado sentido. Incluso la desaparición del personaje de Doc Hudson se hizo sin demasiado acierto.
Con el cambio en la silla de director (le ha tocado la papeleta al debutante Brian Fee), la saga ha intentado regresar a los orígenes, tratando, además, de hacer evolucionar a su protagonista, Rayo McQueen, consiguiendo una película más fresca y divertida que Cars 2.
El tiempo pasa para todos, y ni siquiera McQueen es indiferente a ello. Ha aparecido una nueva generación de coches, más jóvenes y veloces, y los tiempos de gloria del famoso N.º 95 parecen llegar a su fin. Y más después de un terrible accidente que ofrece cierto paralelismo con el final de la carrera de su mentor, Doc Hudson.
El tráiler, donde se destacaba precisamente ese accidente que traumatizó a miles de niños, parecía presagiar una película más oscura y dramática, pero nada de eso. Cars 3 es la clásica película de superación y de aceptación del cambio natural de las cosas con un punto de diversión que se había perdido en la anterior entrega y, cómo no, con muchas y emocionantes carreras.
Cars 3 no es una gran película, limitándose por momentos a repetir algunas de las ideas que ya se encontraban en la primera película, pero al menos entretiene lo suficiente como para que su visionado no resulte cansino, transmitiendo además un mensaje (el de dejar paso a las nuevas generaciones) que no por previsible deja de ser efectivo. De hecho, durante mucho tiempo del metraje pensaba que iban a ir por otro camino que me habría parecido más erróneo.
Con McQueen como protagonista estelar (y varios cambios de diseño, lo que potenciará la venta de más juguetes y demás), la película añade nuevos personajes a la “familia” de Radiador Springs (aunque esquivan una posible subtrama de atracción sexual no resuelta que podría haber dado bastante juego) y realiza el merecido homenaje al personaje de Doc Hudson, tan injustamente maltratado en Cars 2, sirviendo, ya de paso, de homenaje póstumo a Paul Newman, quien le puso voz en 2006.
En fin, que Pixar sigue con el piloto automático puesto, pero al menos consigue mejorar un poco el nivel de sus últimas producciones, lo cual tampoco es muy complicado, ya que desde 2011 solo Del Revés se puede salvar de la quema. Poco a lo que agarrarse, cierto, pero es lo que hay.

Valoración: Seis sobre diez.

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