martes, 11 de julio de 2017

MAUDIE, dando color a la triste realidad

Maud Lewis fue una pintora canadiense que, pese a padecer artrosis reumatoide desde niña logró desarrollar una brillante carrera artística y convertirse en una artista de renombre, pese a no abandonar nunca su pequeño pueblecito pesquero ni codearse con la alta sociedad. La casa que Maudie compartía con su huraño marido se convirtió en una especie de tienda-museo y la gente hacía verdaderas peregrinaciones para ir a comprar sus cuadros, que llegaron a entusiasmar al mismísimo Nixon.
Esta es la historia de Maudie, el biopic que ha firmado Aisling Walsh con Sally Hawkins y Ethan Hawke como estrellas absolutas. En Maudie, Walsh explica como la joven enferma comenzó a pintar y logró ser conocida desde el más absoluto anonimato, pero no es esa la cualidad que más identifica a la artista, y así lo refleja la película. Maudie era, ante todo, una mujer alegre y, pese a sus limitaciones, tremendamente feliz. Maltratada por la vida (y en ocasiones incluso por su propio marido), Maudie nunca perdía su sonrisa, y esa mirada optimista de la vida se refleja en sus pinturas, paisajes coloridos y hermosos extraídos de su propia imaginación donde no existían siquiera las sombras.
La historia de Maudie es lo opuesto a un cuento de hadas, pero sus cuadros eran un reflejo de su espíritu, un espíritu que, pese a todo, terminó por contagiar a los que la rodeaban. Walsh consigue mostrar todo esto en la película, dotándola de una hermosa textura con planos que, en ocasiones, parecen lienzos mismos, consiguiendo componer arte que habla sobre arte.
Más allá de la simple biografía reveladora, Maudie es una historia de sobre dos personas rotas, dos pájaros heridos que, contra todo pronóstico, consiguen complementarse el uno con él otro y fruto de su compañía y comprensión logran que surja de ellos algo hermoso. Tan hermoso como esos cuadros con los que Maudie conseguía dar color a un mundo marrón y sucio.
Maudie es una gran historia de amor y comprensión, pero es, ante todo, una historia sobre la vida, sobre el sentido de la misma y sobre el color que pueda llegar a tener. Un color que no siempre se debe buscar a nuestro alrededor, sino que puede brotar del propio interior.
Un color como el que nacía en el interior de esta artista que fue Maud Lewis y que tan hermosamente ha logrado ilustrar Aisling Walsh.

Valoración: Siete sobre diez.

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