viernes, 21 de junio de 2019

KIN

Kin, el debut de Jonathan y Josh Baker como directores de largometraje, adaptando su corto Bag man, es una extraña mezcla de géneros con aroma ochentero que recuerda, en estilo y estética, al cine de la Amblin aunque sin llegar a recuperar ese espíritu del todo.
Lo mejor que se puede decir de la película, que cuenta con el aliciente adicional de tener a varios secundarios de renombre, como James Franco, Carrie Coon, Dennis Quaid, Zoë Kravitz o Michael B. Jordan, es que no aburre en ningún momento, ya que pese a resultar un poco alargada, consigue mantener el interés sin caer en el infantilismo propio de otros títulos que aspiran a rememorar esa década dorada del cine juvenil.
Por otro lado, la mezcla de géneros resulta un tanto extraña. Parece, a simple vista, que estamos ante un drama intimista sobre dos hermanos (uno de ellos adoptado) que emprenden una huida hacia delante tras el pasado turbio y lleno de secretos del mayor de ellos, lo que dará a que sean capaces de comunicarse y aprender a conocerse por primera vez lejos del severo control paterno. Pero si decimos que ello va acompañado por la existencia de un arma extraterrestre, unos mafiosillos del tres al cuarto que harán todo lo posible por atraparlos y unos extraterrestres con intenciones poco claras, la cosa se torna muy confusa.
Con ello, los Baker consiguen que el ritmo sea el adecuado, alternando bien la parte más dramática con la acción, sacando buen partido de sus actores (Franco con la rienda suelta que más le gusta) y con Jack Reynor y el debutante Myles Truitt aguantando bien la función.
Es una lástima que al final la historia se pierda en giros algo absurdos, estropeándose en su final. Eso se ha traducido en un fracaso total en taquilla (se ha estrenado con un año de retraso con respecto a Estados Unidos y casi de tapadillo), lo que provoca que la escena final que invita a pensar que sus autores tenían una secuela en mente vaya a quedar en agua de borrajas.
Película aceptable, en fin, que sin demasiado esfuerzo se deja ver con agrado al evitar el humor simplón propio del cine más juvenil al que aspira a imitar.


Valoración: Seis sobre diez.

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