lunes, 17 de junio de 2019

MEN IN BLACK INTERNATIONAL

En 1997, de la mano de un Barry Sonnefeld en estado de gracia, Will Smith y Tommy Lee Jones dieron vida a una improbable pareja de agentes especiales cuyo origen databa de los comics Malibú en una época en la que aún no estaba tan de moda esto de adaptar todo lo que se ha publicado en un tebeo. Tras una buena (aunque algo inferior) secuela, la saga pareció condenada al olvido hasta que el propio Sonnefeld trató de revitalizarla en el 2012, incluyendo en el equipo a Josh Brolin quizá con la intención de dar un relevo generacional al equipo, pero la cosa pasó con más pena que gloria.
Con Sonnefeld relegado ya a tareas de producción, puesto donde también se mantiene Steven Spielberg, es F. Gary Gray, recién salido de Fast & Furious 8, quien se hace cargo de dar una nueva oportunidad a la franquicia, con un reparto renovado (solo repite de la última entrega Emma Thompson en un rol muy secundario) pero sin perder las señas de identidad.
Con unos efectos visuales muy llamativos e hilarantes, la clave de Men in Black residía, en realidad, en el contraste de caracteres entre Smith y Jones, convirtiéndose en una buddy movie con tintes galácticos. La química entre ellos era evidente, y es esa química la que se ha intentado repetir entre Chris Hemsworth y Tessa Thompson, química de la que ya hicieron gala en Thor Ragnarok (compartían pantalla también en Vengadores: Endgame, pero apenas tenían tiempo de demostrar esa conexión entre tanto drama). El acierto está en haber sabido encontrar las suficientes diferencias para que no sea una simple copia de los roles anteriores, ni convertir esto en una guerra de sexos que sonaría demasiado rancio ya.
Efectiva y muy dinámica, Men in Black International, que con la externización da a la franquicia adopta un aroma a James Bond muy saludable, no es una película memorable, digna de entrar en la historia del cine, pero es que tampoco las anteriores lo eran. Ni lo pretendían tampoco. Se trata de uno de esos pasatiempos veraniegos sin más intención que la de entretener, y hasta ese punto lo consigue sin problemas. Puede que alguno de los pretendidos giros sorpresa sean muy evidentes, o que el recurso cómico que supone la incorporación de un “compañero” de equipo pueda llegar a saturar un poco, pero en su con junto, la película funciona muy bien, tanto desde el punto de vista del humor como de la acción, y todas las piezas del amplio reparto (por ahí andan también Liam Neeson, Rebecca Ferguson y Rafe Spall), pero ninguno de ellos alcanza a hacer sombra a la pareja protagonista, los reyes de la función y sobre quien, a fin de cuentas se sustenta todo el peso del film.


Valoración: Siete sobre diez.

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