domingo, 12 de diciembre de 2021

Cine: CAZAFANTASMAS: MÁS ALLÁ

Pocas veces nos podemos encontrar con un producto con un tufillo tan evidente a prefabricado y artificial. Y pocas veces algo tan prefabricado y artificial funciona tan bien.

Cazafantasmas: más allá, tal y como fue El despertar de la fuerza, Terminator: Destino oscuro, Creed y muchas más, es casi tanto una secuela como un remake encubierto, ya que, jugando con las bazas de la nostalgia, vuelve a contar más o menos la misma historia que la primera película de la saga sin preocuparse por arriesgar lo más mínimo. Prueba de ello es que pese al entretenimiento que supone toda la película, uno no puede evitar estar todo el rato esperando la previsible aparición de los Cazafantasmas clásicos, que terminan por comerse a los verdaderos protagonistas del film (y que hasta el momento estaban funcionando muy bien), ensombreciendo la posibilidad de continuar con la saga sin su participación. Por otro lado, se hace incluso cruel que prescindan de la música original hasta llegar a los créditos finales, algo que estamos esperando desde el primer momento en que aparece el mítico logotipo.

Dicho esto, la película es un entretenimiento de primer nivel que supera, con facilidad, a Cazafantasmas 2 pero que está por debajo de la denostada Cazafantasmas de hace cinco años. Aquella sigue pareciéndome la mejor pieza de la saga, pero su fracaso en taquilla ha provocado que el estudio jugase a lo que ya se hiciera con las precuelas de Alien: si Prometheus no funcionó como debía, para Covenant se giró el rumbo buscando dar a los aficionados más de lo que esperaban. En ese ejemplo la jugada no salió como esperaban, pero parece que esta vez sí han dado con la tecla.

Reduciendo mucho del humor de la versión de Paul Feig (casi toda la comedia recae en las manos de un Paul Rudd desaprovechado), es el factor humano el que se potencia, haciendo que sea una película más familiar que nunca y mezclando la nostalgia y los homenajes al film original y sus colegas de pantalla (muy evidente el guiño a Gremlins, por ejemplo), esta es, en el fondo, una secuela muy marcada por la moda Stranger Things (o It, que es más o menos lo mismo), y aunque copia e incluso potencia todos los fan services que se criticaron en su momento a J.J. Abrams, parece que aquí la cosa a cuajado mejor, en parte porque el exceso nostálgico comienza por la silla del director, ocupada por Jason Reitman, hijo del John Reitman responsable de arrancar la franquicia, y termina con el homenaje a Harold Ramis, único de los Cazafantasmas originales fallecido y auténtica alma de la franquicia junto a Dan Aykroyd, a raíz de lo cual tenemos un hermoso final muy propio del Spielberg de los ochenta.

Dejando metacine de lado, Cazafantasmas: Más allá es una película muy entretenida, con más alma que la mayoría de producciones comerciales actuales y con un ritmo trepidante. Es solo la falta de riesgo, sobre todo en su tramo final, donde uno desearía ver más locura desatada y todo queda en casi nada, mientras que creo que será difícil que conecte del todo con esas generaciones que no crecieron soñando con mochilas con un disparador nuclear de protones y que pensaran que el Ecto-1 molaba tanto o más que el Delorean de Regreso al futuro o el Interceptor de Mad Max.

 

Valoración: Siete sobre diez.

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