Desde que en 2009 James
Cameron reinventara el cine con Avatar
muchos films se han visto claramente influenciados, no solo por la obviedad del
uso del 3D sino por la creación de fabulosos mundos ficticios con nuevas
especies y, sobretodo, un colorido nunca visto. Sería el caso de títulos como Alicia en el País de las Maravillas u Oz, un mundo fantástico. Pero quienes se
llevan el gato al agua en estos temas son los films de dibujos animados (ya
sean tradicionales o por ordenador), de manera que el color es un elemento
primordial en Río, en la futura Epic y, por supuesto, en Los Croods, aventura familiar ambientada en una
prehistoria mucho más cercana a las películas antes mencionadas que a, por
ejemplo, Ice Age (La Edad de Hielo) y
sus secuelas.
La historia, centrada en una
arquetípica familia, arranca en un desolado y peligroso paraje donde los Croods
malviven ocultos en una caverna, sin osar asomarse al mundo exterior más que lo
justo para conseguir algo de comida. Pero por supuesto la hija adolescente, Eep
(aunque sea una producción Dreamworks la sombra de las princesitas Disney es
alargada), no aceptará las cautas normas del padre y en una escapada nocturna
intimidará con un troglodita llamado Guy. Alertados por Guy del inminente fin
del mundo (y ante pruebas irrefutables de ello) se ven obligados a abandonar la
seguridad de su gruta en busca de un nuevo lugar donde subsistir, pese a la
reticencia del cabeza de familia. Será en esa especie de tierra prometida donde
el guion de Chris Sanders y Kirk De Micco (también directores del film y con
una amplia trayectoria por parte de ambos en el género de la animación) se
olvida de cualquier atisbo de realidad para inventar un mundo nuevo, luminoso,
tan bello como letal, donde nuestros héroes deberán hacer uso de toda su
inventiva y habilidades para subsistir.
Si en lo paisajístico
decía que se alejaba de otra obra prehistórica como Ice Age, en lo argumental siguen esquemas similares, una road movie
en busca del paraíso. La diferencia esencial, para mí, está en el mensaje.
Mientras aquella defendía el valor de la amistad no estoy muy seguro de qué
mensaje deben extraer los niños de las peripecias de los Croods, aparte de pasárselo
pipa, ya que puedo entender que se valore en hecho de no tener miedo a lo
desconocido, pero no estoy de acuerdo en que la desobediencia de Eep deba
premiarse o que se fustigue constantemente al padre por querer proteger a su
familia, siendo incluso abandonado por todos y casi debiendo pedir perdón al
final por ser sensato y precavido. De acuerdo, animemos a nuestros hijos a
saltar por un barranco con una sonrisa en la cara, ¿no?
Moralinas aparte, la
historia es divertida y ágil y sus personajes, una vez más, un prodigio de la
animación, demostrando que no es tan difícil vivir a la sombra de Disney/Pixar.
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