domingo, 7 de julio de 2013

STAR TREK, EN LA OSCURIDAD (9d10)

En 2006 un prometedor cineasta de 40 años que despuntaba como guionista (A propósito de Henry, Eternamente jovenArmageddon) y creador televisivo (Felicity, Alias), posiblemente gracias al éxito que estaba siendo su último proyecto, la serie Perdidos (Lost, que supondría un hito en la historia y cambió la manera de hacer televisión), debutó como director de cine con Misión Imposible 3, posiblemente el único traspiés en su todavía corta trayectoria. 
Para tratar de resarcirse prometió a la productora un gran éxito por cuatro duros y produjo (dejando los mandos de la dirección a su amigo Matt Reeves), con una espectacular campaña publicitaria viral sin precedentes, Monstruoso, que superó las expectativas más optimistas y le permitieron tomar las riendas de la renovación de una saga si no muerta, por lo menos agónica: Star Trek. Cuatro años después, tras emocionar con Super 8, recuperar el brillo perdido con la producción de Misión Imposible: protocolo fantasma y rizar el rizo en materia televisiva con Fringe (a lo que habría que añadir la confirmación de que se sentará en la silla de director de la nueva Star Wars), J.J.Abrams regresa al mundo de Star Trek de la mano de sus fieles compañeros de juerga y guionistas habituales: Roberto Orci, Alex Kurtzman y Damon Lindelof.
Cuando se planteó resucitar Star Trek hubo mucho debate sobre si hacer una nueva secuela, un remake o un reboot, pero Abrams, más listo que ninguno, consiguió zanjar el asunto haciendo las tres cosas a la vez, consiguiendo empezar de nuevo con los personajes clásicos pero más jóvenes y con nuevos rostros, aunque manteniendo la continuidad con las diez películas anteriores, usando algunos de sus recursos favoritos (que ya había practicado en sus series) como los viajes en el tiempo y la creación de líneas temporales alternativas, es decir, este Star Trek se desarrolla en un nuevo universo paralelo al ya conocido, y cono nexo de unión la presencia de un veterano Spock, con el insustituible rostro de Leonard Nimoy. El resultado fue una película magnífica, para muchos la mejor de la saga, con una sabia combinación de acción, espectacularidad y fantasía,  cuidando a los personajes y con medidas dosis de humor. Dicen los fans más radicales, los trekkies, que está más cerca del espíritu de Star Wars que del de Star Trek,  a lo que yo añado: ¿y eso es malo?
El caso es que por segunda (o doceava) vez aterriza en nuestras salas la nave Enterprise, repitiendo el elenco original completo con dos incorporaciones: Peter Weller (inolvidable Robocop) y Alice Eve (vista recientemente en Men in Black 3). Tras ver en la anterior película como Jim Kirk aprendía a asumir sus responsabilidades, en esta ocasión tendrá que dar un paso adelante y demostrar que es algo más que un temerario irresponsable y estar a la altura del cargo de capitán de la USS Enterprise, mientras que Spock descubrirá el valor de la amistad y de esos sentimientos humanos que su mitad vulcana se empeña en ocultar. Pero esto no es un drama sentimental, ni mucho menos. Star Trek,  en la oscuridad contiene mucha más acción, épica y espectacularidad que sus predecesoras, siendo una delicia visual, un torbellino de adrenalina que se disfruta del primer al último minuto y repleta de guiños que seguro los fans más clásicos sabrán reconocer y disfrutar (por fin vemos a los klingons, sin duda la gran amenaza que llegará para cerrar la trilogía de Abrams). Los actores protagonistas, por su parte, se sienten cómodos en sus personajes, totalmente identificados con ellos y haciéndonos olvidar a los William Shatner, Leonard Nimoy y compañía de las primeras películas. Para las nuevas generaciones la tripulación del Enterprise es y será la formada por Chris Pine (Kirk), Zachary Quinto (Spock), Zoe Saldana (Uthura), Karl Urban (Bones), Simon Pegg (Scotty), John Cho (Sulu) y Anton Yelchin (Chekov).
Todo en este film ronda la perfección, empezando por una historia que atrapa, una acción que apabulla y una dirección impecable, aunque la guinda que corona el pastel es la sublime banda sonora de Michael Giacchino, compositor fijo de Abrams que crece con cada nuevo proyecto.
Hay algo en esta película que demuestra la implicación de todos los componentes del equipo, el cariño con el que se ha trabajado, la pasión y la energía que hay puesta en cada escena y que termina atrapando y emocionando al espectador (aprended lo que es una película con alma, Nolan, Snyder, Zimmer y compañía).
De todas formas,  todo esto podría valer también para la anterior Star Trek, así que... ¿qué tiene esta de especial para ser mejor que la anterior (y para, de hecho, ser la puntuación más alta que he otorgado en esta web)? Su villano, no hay duda. Sin querer menospreciar al Nero de Eric Bana, le faltaba algo para ser esa gran amenaza que nos acongojara a todos (por más que destruya Vulcano y estuviera a punto de hacer lo mismo con la Tierra), pero la presencia enigmática y sobrecogedora de Benedict Cumberbath (el mejor Sherlock Holmes que ha habido nunca) como Khan es sencillamente impresionante. No he sido nunca un gran seguidor de esta saga (de hecho creo que he visto todas las películas del reparto original, pero que me aspen si las recuerdo), así que no entraré a valorar las posibles comparaciones entre este Khan y el que interpretara Ricardo Montalbán, pero la historia que rodea a esta versión del personaje convence como para otorgarle el papel de malvado del film (aunque no el único) mientras que Cumberbath llena la pantalla con su mirada penetrante y su aspecto amenazador.
Quizá sí que Abrams tenga más corazón de Jedi que de trekkie, y muchos momentos de la película pueden recordar a la saga de Lucas (el planeta primitivo, sin ir más lejos), pero eso, por mucho que ofenda a un puñado de frikkis obsesivos, es algo positivo. Por un lado, ha conseguido resucitar una saga agotada y caída en el olvido (todos esperamos ahora con impaciencia esa anunciada guerra entre la Alianza y los klingons) y por otro ha colmado de esperanzas y entusiasmo desbordado el inminente inicio de la nueva trilogía de Star Wars, tras los decepcionantes episodios uno a tres.
Así que... ¿Qué hacéis leyendo esto en lugar de ir corriendo a verla?

Que la fuerza os acompañe... Err... Esto... Perdón... Quería decir: Larga vida y prosperidad.

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