En 2006 un prometedor
cineasta de 40 años que despuntaba como guionista (A propósito de Henry, Eternamente
joven, Armageddon) y creador televisivo (Felicity, Alias),
posiblemente gracias al éxito que estaba siendo su último proyecto, la serie Perdidos (Lost, que supondría un hito en la historia y cambió la manera de
hacer televisión), debutó como director de cine con Misión Imposible 3, posiblemente el único traspiés en su todavía
corta trayectoria.
Para tratar de resarcirse prometió a la productora un gran éxito por cuatro duros y produjo (dejando los mandos de la dirección a su amigo Matt Reeves), con una espectacular campaña publicitaria viral sin precedentes, Monstruoso, que superó las expectativas más optimistas y le permitieron tomar las riendas de la renovación de una saga si no muerta, por lo menos agónica: Star Trek. Cuatro años después, tras emocionar con Super 8, recuperar el brillo perdido con la producción de Misión Imposible: protocolo fantasma y rizar el rizo en materia televisiva con Fringe (a lo que habría que añadir la confirmación de que se sentará en la silla de director de la nueva Star Wars), J.J.Abrams regresa al mundo de Star Trek de la mano de sus fieles compañeros de juerga y guionistas habituales: Roberto Orci, Alex Kurtzman y Damon Lindelof.
Para tratar de resarcirse prometió a la productora un gran éxito por cuatro duros y produjo (dejando los mandos de la dirección a su amigo Matt Reeves), con una espectacular campaña publicitaria viral sin precedentes, Monstruoso, que superó las expectativas más optimistas y le permitieron tomar las riendas de la renovación de una saga si no muerta, por lo menos agónica: Star Trek. Cuatro años después, tras emocionar con Super 8, recuperar el brillo perdido con la producción de Misión Imposible: protocolo fantasma y rizar el rizo en materia televisiva con Fringe (a lo que habría que añadir la confirmación de que se sentará en la silla de director de la nueva Star Wars), J.J.Abrams regresa al mundo de Star Trek de la mano de sus fieles compañeros de juerga y guionistas habituales: Roberto Orci, Alex Kurtzman y Damon Lindelof.
Cuando se planteó
resucitar Star Trek hubo mucho debate
sobre si hacer una nueva secuela, un remake o un reboot, pero Abrams, más listo
que ninguno, consiguió zanjar el asunto haciendo las tres cosas a la vez, consiguiendo
empezar de nuevo con los personajes clásicos pero más jóvenes y con nuevos
rostros, aunque manteniendo la continuidad con las diez películas anteriores,
usando algunos de sus recursos favoritos (que ya había practicado en sus
series) como los viajes en el tiempo y la creación de líneas temporales alternativas,
es decir, este Star Trek se
desarrolla en un nuevo universo paralelo al ya conocido, y cono nexo de unión
la presencia de un veterano Spock, con el insustituible rostro de Leonard
Nimoy. El resultado fue una película magnífica, para muchos la mejor de la
saga, con una sabia combinación de acción, espectacularidad y fantasía, cuidando a los personajes y con medidas dosis
de humor. Dicen los fans más radicales, los trekkies, que está más cerca del
espíritu de Star Wars que del de Star Trek, a lo que yo añado: ¿y eso es malo?
El caso es que por segunda
(o doceava) vez aterriza en nuestras salas la nave Enterprise, repitiendo el
elenco original completo con dos incorporaciones: Peter Weller (inolvidable Robocop) y Alice Eve (vista
recientemente en Men in Black 3).
Tras ver en la anterior película como Jim Kirk aprendía a asumir sus
responsabilidades, en esta ocasión tendrá que dar un paso adelante y demostrar
que es algo más que un temerario irresponsable y estar a la altura del cargo de
capitán de la USS Enterprise, mientras que Spock descubrirá el valor de la
amistad y de esos sentimientos humanos que su mitad vulcana se empeña en
ocultar. Pero esto no es un drama sentimental, ni mucho menos. Star Trek,
en la oscuridad contiene mucha más acción, épica y espectacularidad
que sus predecesoras, siendo una delicia visual, un torbellino de adrenalina
que se disfruta del primer al último minuto y repleta de guiños que seguro los
fans más clásicos sabrán reconocer y disfrutar (por fin vemos a los klingons,
sin duda la gran amenaza que llegará para cerrar la trilogía de Abrams). Los
actores protagonistas, por su parte, se sienten cómodos en sus personajes,
totalmente identificados con ellos y haciéndonos olvidar a los William Shatner,
Leonard Nimoy y compañía de las primeras películas. Para las nuevas
generaciones la tripulación del Enterprise es y será la formada por Chris Pine
(Kirk), Zachary Quinto (Spock), Zoe Saldana (Uthura), Karl Urban (Bones), Simon
Pegg (Scotty), John Cho (Sulu) y Anton Yelchin (Chekov).
Todo en este film ronda la
perfección, empezando por una historia que atrapa, una acción que apabulla y
una dirección impecable, aunque la guinda que corona el pastel es la sublime
banda sonora de Michael Giacchino, compositor fijo de Abrams que crece con cada
nuevo proyecto.
Hay algo en esta película
que demuestra la implicación de todos los componentes del equipo, el cariño con
el que se ha trabajado, la pasión y la energía que hay puesta en cada escena y
que termina atrapando y emocionando al espectador (aprended lo que es una
película con alma, Nolan, Snyder, Zimmer y compañía).
De todas formas, todo esto podría valer también para la
anterior Star Trek, así que... ¿qué
tiene esta de especial para ser mejor que la anterior (y para, de hecho, ser la
puntuación más alta que he otorgado en esta web)? Su villano, no hay duda. Sin
querer menospreciar al Nero de Eric Bana, le faltaba algo para ser esa gran
amenaza que nos acongojara a todos (por más que destruya Vulcano y estuviera a
punto de hacer lo mismo con la Tierra), pero la presencia enigmática y
sobrecogedora de Benedict Cumberbath (el mejor Sherlock Holmes que ha habido nunca) como Khan es sencillamente
impresionante. No he sido nunca un gran seguidor de esta saga (de hecho creo
que he visto todas las películas del reparto original, pero que me aspen si las
recuerdo), así que no entraré a valorar las posibles comparaciones entre este
Khan y el que interpretara Ricardo Montalbán, pero la historia que rodea a esta
versión del personaje convence como para otorgarle el papel de malvado del film
(aunque no el único) mientras que Cumberbath llena la pantalla con su mirada
penetrante y su aspecto amenazador.
Quizá sí que Abrams tenga
más corazón de Jedi que de trekkie, y muchos momentos de la película pueden
recordar a la saga de Lucas (el planeta primitivo, sin ir más lejos), pero eso,
por mucho que ofenda a un puñado de frikkis obsesivos, es algo positivo. Por un
lado, ha conseguido resucitar una saga agotada y caída en el olvido (todos esperamos
ahora con impaciencia esa anunciada guerra entre la Alianza y los klingons) y
por otro ha colmado de esperanzas y entusiasmo desbordado el inminente inicio
de la nueva trilogía de Star Wars,
tras los decepcionantes episodios uno a tres.
Así que... ¿Qué hacéis
leyendo esto en lugar de ir corriendo a verla?
Que la fuerza os
acompañe... Err... Esto... Perdón... Quería decir: Larga vida y prosperidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario