En
palabras inmortales de Fray Luis de León (recuperadas posteriormente por
Unamuno): Decíamos ayer…
Decíamos
ayer que Hollywood se estaba mirando el ombligo últimamente, y Birdman y La sombra del actor eran las dos caras de una misma moneda en la
que un actor ya consagrado se refugiaba del circo californiano en el más
elitista mundo del teatro.
Viaje a Sils Maria es, sin duda la tercera pata de un mismo taburete, ya
que cuenta la historia de Maria E
nders (brillantemente interpretada por
Juliette Binoche), una veterana actriz de éxito (acaba de participar en la
franquicia de X-men, nuevo comentario friki que sirve por ende para demostrar
el nuevo concepto que en Hollywood se tiene del cine de entretenimiento) que
viaja a un pequeño pueblo de los Alpes Suizos junto a su asistente Valentine
(una sorprendente Kristen Stewart que consiguió ganar un Cesar gracias a este
personaje y que parece haberse sacudido el sambenito de haber sido la Bella de Crepúsculo definitivamente). El motivo
del viaje es la recogida de un premio
honorífico al autor teatral Wilhelm Melchior, pero durante el trayecto reciben
la noticia del fallecimiento del escritor, mentor y amigo personal de Enders.
Esto iniciará un viaje introspectivo de la actriz que se potenciará con la
oferta para volver a los escenarios a interpretar la obra de Melchior que la
consagró: La serpiente de Maloja, en
la que una joven hermosa llamada Sigrid seduce a la madura Helena hasta
condenarla al suicidio. Naturalmente, Maria Enders se hizo famosa interpretando
a Sigrid, pero la oferta de ahora es para el papel de Helena (un relevo
generacional que recuerda al apuntado por Cronenberg en el personaje de
Julianne Moore en la también coincidente Mapa
de las Estrellas).
Aunque
Viaje a Sils Maria no contiene el
delirio alucinógeno de su protagonista como las obras de Levinson y Iñárritu,
si mantiene el doble juego entre realidad y ficción gracias a los ensayos de la
obra que Enders realiza con Valentine, regados de intensas discusiones sobre
las diferentes maneras de entender a los personajes que, evidentemente, imita a
la propia realidad, y con un desenlace que, como en las otras dos películas
mencionadas, invitan al debate y la reflexión.
Amparada
por unos espectaculares paisajes (el título de la obra: la serpiente de Maloja hace referencia al movimiento sinuoso de la nubes
entre las montañas que rodean el valle), Viaje
a Sils Maria es un intenso duelo interpretativo entre estas dos actrices
(entre las que se cuela, de manera también brillante, Chloë Grace Mooretz) y
una reflexión sobre el paso del tiempo, la soledad y el arte. Sí puede sonar a
más de lo mismo. Y quizá lo sea. Pero la puesta en escena de Olivier Assayas,
aunque un poco excesivo en cuanto a la duración del metraje, es intensa y
apasionante, y el retrato de la industria del
show busines es reflejado con contundencia, aunque el cine comercial
sale algo mejor parado que en Birdman
gracias a la defensa a ultranza que hace Valentine contra el escepticismo y las
burlas de Enders (la propia Binoche asegura que aceptó participar en Godzilla para conocer por dentro el
rodaje de un blockbuster y poder prepararse mejor para este papel).
De
nuevo el glamour postizo y artificioso de Hollywood puesto al descubierto, aunque
en esta ocasión desde un prisma europeo.
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