martes, 17 de septiembre de 2013

LA GRAN FAMILIA ESPAÑOLA (6d10)

No hay ninguna duda que las comedias alrededor de las bodas son casi un subgénero propio. Tras títulos tan recordados como El padre de la novia, Los padres de ella o la reciente y flojita La gran boda llega a las carteleras la versión a la española de todas ellas, un retrato de una familia “tipo” que ante las complicaciones que supone la celebración de una boda deben quitarse las caretas y desnudarse unos a otros, aflorando la realidad que se oculta tras los buenos sentimientos y las sonrisas forzadas.
Ese es el planteamiento de la nueva película de Daniel Sánchez Arévalo, que tras Azuloscurocasinegro, Gordos y Primos se ha convertido en un referente en la comedia de este país y un artista (tanto como director como en su faceta de guionista) muy a tener en cuenta. Con un amplio reparto, La gran familia española nos cuenta en cuatro pinceladas la historia de un matrimonio que se enamoraron viendo  Siete novias para siete hermanos y trataron de emular a los protagonistas de la película de Stanley Donen hasta descubrir que la vida no es tan bonita como en el cine y acabar en un doloroso divorcio, con cinco hijos y una nieta (con nombre de chico, para seguir la tradición) como herencia. Ahora, el pequeño de los hermanos se dispone a casarse con su novia de toda la vida, embarazada para más señas, con la que espera conseguir el “séptimo hermano” y cumplir con el sueño roto de padre, gravemente afectado del corazón.
Comienza así un día de locura que, para más inri, coincidirá con la final del Mundial de fútbol que España juega contra Holanda, produciéndose así dos historias paralelas, la protagonizada por esta arquetípica familia por un lado con inciertos resultados y la de conocido final feliz llevada a cabo por Iniesta, Casillas y compañía.
Quiere Sánchez Arévalo hacer un homenaje al cine que más admira (Siete novias para siete hermanos no es solo una excusa argumental, con las imágenes originales del film se abre y cierra esta película), cayendo quizá en las trampas de este. En su esfuerzo por dibujar a una familia española tipo, como anuncia el título, el director cae al lado contrario, enredándose con tópicos que si bien funcionan con corrección quitan un punto de realismo al asunto. Así, el tema del infarto en medio de la boda, el personaje deficiente, la prima zorrona, o los triángulos amorosos (dos hay en esta boda, aunque resueltos de maneras diferentes), son algo más habitual en el cine que en cualquier boda española habitual, cuya identidad con la realidad se demuestra, básicamente, en la importancia del partido de futbol por encima de convites y otras monsergas.
La película funciona con bastante corrección, pero esquivando el humor absurdo y desenfrenado y resaltando demasiadas situaciones dramáticas como para poder definirla abiertamente como comedia. Y aquí se encuentra tanto su mayor acierto como su principal tara. Por un lado, es de aplaudir que los personajes tengan cara y ojos e inviten a la reflexión a través de las historias paralelas que ocultan cada uno de ellos, sus dramas personales que impera por encima de todo hasta llegar a la conclusión de que lo verdaderamente importante es la unión familiar, mientras que por otro lado, la montaña rusa sentimental que se propone, alternando situaciones difíciles con momentos desternillantes llega a desconcertar, haciendo dudar al espectador sobre si debe reír o llorar o ambas cosas a la vez.
Con todo, la película es sumamente entretenida y los actores están todos de aprobado, consiguiendo Sánchez Arévalo un retrato triste de una familia española pero invitando al optimismo y la esperanza (quizá poco creíble pero de agradecer), aderezada con una bien seleccionada banda sonora.

Y como guinda el pastel, y personen ustedes el spoiler, el gol de Iniesta. ¿Qué más se puede pedir?

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