Andaba
yo preocupado, después de ver las últimas películas de Disney/Pixar, por el mal
estado del cine de animación.
Cierto es que últimamente este tipo de films proliferan como setas, en comparación a hace unos años, cuando estaba cantada la nominación al Oscar a la mejor película de animación porque solo habían tres estrenos importantes al año (¿recuerdan incluso cuando ni siquiera existía esta categoría?), pero que el listón que siempre marcaba Disney/Pixar sea tan bajo… Afortunadamente llega ahora Epic (el reino secreto), de la que, ciertamente, no esperaba mucho (visto el tráiler ya había comentado anteriormente que se apuntaba a esta moda reciente de mundos imaginarios ultra coloridos), y los trailers que precedían al film no eran tampoco nada halagüeños (Turbo, otra de carreras cambiando los coches o aviones por un caracol y Río 2… ¿Dónde ha ido la imaginación, por Dios?), pero la verdad es que una vez vista (y disfrutada) la película me encontré ante una verdadera muestra de lo que debe ser el cine infantil, que aunque esté basado en las más modernas tecnologías (cada vez son más impresionantes esos paisajes digitales y el mimo y cuidado puesto en los detalles más pequeños) tiene un aroma clásico que se echaba muy de menos. Si hace unos meses llegaba la otra gran película de animación del año, Gru, mi villano favorito 2, que pura diversión con toques de aventura, Epic (el reino secreto) es justo lo contrario, pura aventura con toques de diversión.
Cierto es que últimamente este tipo de films proliferan como setas, en comparación a hace unos años, cuando estaba cantada la nominación al Oscar a la mejor película de animación porque solo habían tres estrenos importantes al año (¿recuerdan incluso cuando ni siquiera existía esta categoría?), pero que el listón que siempre marcaba Disney/Pixar sea tan bajo… Afortunadamente llega ahora Epic (el reino secreto), de la que, ciertamente, no esperaba mucho (visto el tráiler ya había comentado anteriormente que se apuntaba a esta moda reciente de mundos imaginarios ultra coloridos), y los trailers que precedían al film no eran tampoco nada halagüeños (Turbo, otra de carreras cambiando los coches o aviones por un caracol y Río 2… ¿Dónde ha ido la imaginación, por Dios?), pero la verdad es que una vez vista (y disfrutada) la película me encontré ante una verdadera muestra de lo que debe ser el cine infantil, que aunque esté basado en las más modernas tecnologías (cada vez son más impresionantes esos paisajes digitales y el mimo y cuidado puesto en los detalles más pequeños) tiene un aroma clásico que se echaba muy de menos. Si hace unos meses llegaba la otra gran película de animación del año, Gru, mi villano favorito 2, que pura diversión con toques de aventura, Epic (el reino secreto) es justo lo contrario, pura aventura con toques de diversión.
No
voy a descubrir el oro y el moro con la historia, que no derrocha imaginación y
tiene cientos de referentes, desde Los Diminutos,
El increíble hombre menguante o el
propio Microverso de Marvel en su concepción hasta pasar por Star Wars (esa épica lucha de espadas) o
los dramas Shakesperianos en su desarrollo. Pero claro, no olvidemos que el
destinatario de la obra son los niños, a los que esas referencias les traen sin
cuidado y lo único que quieren es disfrutar de más de hora y media de aventura
y fantasía. Y desde luego que lo consiguen.
Epic (el reino secreto) narra la lucha del bien contra el mal que se produce
en un mundo diminuto, entre seres que apenas podemos percibir (no solo por su
tamaño sino también por moverse a una velocidad diferente a la nuestra) excepto
mediante ligeros detalles. Pájaros persiguiendo a un insecto, hojas cayendo de
un árbol… son en realidad pequeñas batallas de esa guerra que, en caso de
vencer el mal, puede alterar el equilibrio de la propia naturaleza. En esas se
verá inmensa MK, hija de un científico chiflado con el que tiene que irse a
vivir tras la muerte de su madre y que se verá arrastrada a ese mágico,
maravilloso y letal reino para cuya supervivencia será clave, al más puro
estilo de las heroínas Disney de antaño.
Epic (el reino secreto) tiene pues todos los ingredientes necesarios para
triunfar: una animación mucho más cuidada que las anteriores películas de Blue
Sky, unos personajes carismáticos, una historia con mensaje y, ¿cómo no?,
ligeros atisbos de un posible romance. Pero su mayor acierto no es solo proporcionar
un buen rato de entretenimiento y diversión (las escenas de acción se suceden sabiamente
alternadas con toques de humor, representado sobre todo en el dúo cómico que
forman una babosa y un caracol), sino que pese a la sencillez del planteamiento
no pretende tomar al niño como idiota y, sin profundizar demasiado en ello
(tampoco hay que traumatizarlos) sabe incorporar elementos de reflexión, como
el amor por la naturaleza, la confianza en la figura paternal y el valor de la
amistad (y del trabajo en equipo), atreviéndose además a acariciar temas como
el duelo por la muerte de un padre o una madre (temas ya existentes en clásicos
como Bambi, El Rey León o Buscando a Nemo,
pero que aquí no son simplemente un punto dramático álgido sino que acontecen
antes de arrancar la acción pero su recuerdo perdura toda la película) o
incluso (un tema poco habitual en estas películas) el divorcio.
Pero
no nos pongamos trascendentales. Epic (el reino secreto) es principalmente
acción y épica, con una protagonista, MK que hará que todas las niñas la
admiren y quieran ser como ella, mientras que los niños soñarán con tener
espadas como la de Nod y aprender a “cabalgar” en pájaro, luchando junto a los
Hombres Hoja contra los malvados
Boggans. Y alrededor de ellos dos una serie de personajes secundarios de
gran acierto, como los ya comentados Mub y Grub (Caracol y Babosa), Ronin
(amigo y mentor de Nod), Mandrake (el gran villano) o la Reina tara, en su
versión original cuentan además con las voces de, entre otros, Amanda Seyfried,
Colin Farrell, Christoph Waltz o Beyoncé Knowles.
¡Ah,
y por cierto! Sí, tal y como anunciaba el tráiler, todo esto ocurre en un mundo
multicolor y derrochando imaginación y fantasía. Y si lo redondeamos con música
del siempre superlativo Danny Elfman, mucho mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario