lunes, 9 de septiembre de 2013

RIDDICK (6d10)

Cuando en el año 2000 el director David N. Twohy eligió a Vin Diesel para protagonizar Pitch Black poco imaginaba como cambiaría esa película la vida de un actor que pese a haber tenido un papel relevante en Salvar al soldado Ryan parecía no entrar en los planes de ninguna gran productora de Hollywood. 
Fue esta cinta de ciencia ficción de pequeño presupuesto la que le abrió las puertas de la Meca del cine donde se consolidaría el actor neoyorquino apenas un año después con The fast & the furious (A todo gas). Twohy, con más currículo como guionista que como director, conseguiría componer una película de culto que cuatro años más tarde tendría una secuela mucho más ambiciosa, Las crónicas de Riddick, en la que se pretendía crear todo un universo de ficción digno de rivalizar con la mitología de Star Wars o Star Trek, pero no se sabe muy bien si por culpa de la desmesurada ambición o por la falta de libertad que supone el control de una gran productora, el film no tuvo el éxito de crítica ni público que se esperaba y, pese a no llegar a ser un fracaso estrepitoso, los planes para seguir narrando las epopeyas de Riddick empezaron a coger polvo en un cajón.  Ahora, cuando las horas bajas de Diesel le han obligado a refugiarse en sus personajes más exitosos (tras resucitar Fast & Furious y Riddick se espera que retome también su personaje de la saga xXx) llega la tercera parte de una trilogía que siempre ha estado en manos de Twohy con Diesel en la producción.
Con la lección bien aprendida y de nuevo en manos de productoras pequeñas, Twohy ha regresado a los orígenes del personaje para volver a llevarlo a un terreno inhóspito y hostil donde deberá superar tres duras pruebas, así como tres son los actos de la película, perfectamente diferenciados.  Primero, tras un escueto flashback que nos explica brevemente como ha llegado hasta ese planeta después del final de Las crónicas de Riddick, deberá sobrevivir a las duras condiciones del hábitat que lo rodea, conteniendo esta unas de las más brillantes escenas de la película, sin diálogos (tan solo algo de voz en off) y devolviéndonos al Riddick más salvaje. En la segunda parte Riddick se transforma en una especie de psicokiller espacial cuando dos grupos de caza recompensas aterrizan en el planeta en su búsqueda. Es en la tercera, donde los supervivientes se deben enfrentar a un ataque de una raza autóctona, sanguinaria y letal, cuando las similitudes con Pitch Black son más evidentes, convirtiéndose casi en un remake (ahora mola más decir reboot) de aquella, aunque también es donde la imaginación escasea más, recordando demasiado a mil cosas ya vistas anteriormente, con Alien y Depredador como referencias más claras.
Riddick no es, pues, una obra redonda, y la libertad que ha tenido Twohy para rodar es equiparable a la reducción de presupuesto con respecto a Las crónicas de Riddick, de manera que los efectos digitales son en ocasiones algo bochornosos, sobre todo las escenas en las motos voladoras, pero no es algo que moleste en exceso si pensamos que estamos ante una película con más pretensiones de acercarse a la serie B que a una superproducción.
El aspecto interpretativo puede ser algo secundario, ya que Vin Diesel es el amo y señor de la función, y pese a sus limitaciones como actor nadie duda que Riddick está hecho a su medida. No obstante, es de agradecer ver pasar por ahí a rostros conocidos como Karl Urban (uno de los escasos recordatorios a la existencia de Las crónicas de Riddick y cuya violencia cruda y desmedida de la película recuerda precisamente al estilo de su Dreed), Katee Sackhoff (todavía en cartel con Exorcismo en Georgia), Dave Bautista (que siguiendo los pasos de Dwayne Johnson quiere dar el salto de la lucha libre a la interpretación) y, sobre todo, nuestro Jordi Mollà, que pone el punto exacto de humor y mala leche para compensar la sombría amargura de Riddick.
Quizá no tenga el encanto casposo de Pitch Black, aunque supera sobradamente a Las crónicas de Riddick y sus dos horas de metraje pasan volando, independientemente de que la división tan evidente en tres subtramas casi de diferentes géneros pueda afectar en algo el resultado global. La verdad es que la película no aburre en ningún momento y da esperanzas de que la carrera de este fugitivo de ojos brillantes continúe en un futuro cercano. Historias por contar quedan, desde luego, y Riddick tiene las suficientes cuentas pendientes para dar más juego antes de conseguir su ansiado regreso a casa.

Ahora solo falta que el público esté de acuerdo y la taquilla invite a ello.

1 comentario:

  1. Me encantó Las Crónicas de Riddick!! Puede que sea mi película de ciencia-ficción favorita hasta el momento. El personaje de Riddick es brutal y coincido contigo en que le va como anillo al dedo a Vin Diesel.

    A ver si pronto voy a ver esta secuela, me diste aun más ganas de verla!! :D

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