Mucho
he meditado si escribir o no esta reseña ya que para ello voy a romper dos
normas que me autoimpuse al comenzar este blog.
Por
un lado, solo pretendía hablar de películas estrenadas en cine, ya que de lo
contrario caería en la tentación de liarme con películas de video, películas de
años anteriores, series de televisión… y aunque sea muy tentador mientras el
día tenga tan solo 24 horas no va a poder ser. Lo que ocurre es que dado el
revuelo que levantó en el 2013 este film realizado directamente para la cadena
de televisión Sci/fi he creído que valía la pena hacer una excepción. Por otro
lado, cuando valoro una película, intento no dejarme llevar por el entusiasmo,
por lo que evitaré en lo máximo posible puntuar una película con un 10 (ya que
no creo en la perfección absoluta, afortunadamente, porque después de dar un 10
a una película sólo me quedaría ver películas inferiores, y eso sería muy
triste) ni un 0, pues siempre hay algo salvable en un film (su música, su
fotografía, un actor…). Pues bien, por más que me pese, esta es un rotundo
cero.
Allá
vamos…
Sharknado parecía a priori una película descaradamente honesta,
de las que no engañan a nadie, desde su título, sus actores o su argumento. La
historia de una colonia de 20.000 tiburones que se dirigen a la costa
californiana Dios sabrá porqué a los que sorprende un huracán que deriva en
tres tornados diferente, llevándose a los pobres pececillos por el aire y
arrojándolos en mitad de Los Angeles, provocando el consiguiente caos. Con tan
delirante argumento uno no puede pretender ver una buena película, pero sí al
menos una paranoia cutre de esas que vista en casa, en buena compañía, y un par
de cervecitas puede servir para echarse unas risas. O unas carcajadas.
Pues
no. Ni para eso alcanza. Su nivel de mediocridad es tal que resulta insultante.
La historia está tan mal contada y es tal la falta de imaginación que no
divierte en absoluto. Y ni tan siquiera la escena final (el punto más delirante
de la obra) consigue sorprender lo más mínimo.
Anthony
C. Ferrante, el director, no merece dedicarse ni a la publicidad (bueno, para
hacer el anuncio de la lotería de este año quizá sí que llega). Los actores,
encabezados por el más repelente de los pijos de Sensación de Vivir, Ian Ziering, son horrorosos. Tara Reid, una
niña mona que ha deambulado por diversos American
Pie y cuyo mayor logro ha sido salir de pequeñita en El gran Lebowski y en un puñado de episodios de Scrubs, no consigue ni aportar el
puntito sexy que suele poblar este tipo de producciones y ver al padre de
Macualay Culkin en Sólo en casa, John
Heard, con estas pintas dan ganas de llorar.
Es
evidente que la película está hecha con cuatro duros y que no puede compararse
con producciones cinematográficas abominables pero al menos divertidas como Piraña de Alexander Aja, pero el nivel
de los diálogos, los encuadres, el montaje, los tiburones… ¡todo! es tan malo
que no vale ni el tiempo que he desperdiciado en verla. Sharknado no contiene humor, ni emoción, ni sangre, ni sexo… Es la
nada más absoluta.
Que
sea infumable no es lo peor. Lo peor es que es aburrida. Y ya tiene mérito que
una película que va de tiburones que caen del cielo pueda ser aburrida.
Lo
dicho. Un cero patatero. Y me quedo tan ancho.
Totalmente de acuerdo.....
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