domingo, 5 de enero de 2014

SHARKNADO * (0d10)

Mucho he meditado si escribir o no esta reseña ya que para ello voy a romper dos normas que me autoimpuse al comenzar este blog.
Por un lado, solo pretendía hablar de películas estrenadas en cine, ya que de lo contrario caería en la tentación de liarme con películas de video, películas de años anteriores, series de televisión… y aunque sea muy tentador mientras el día tenga tan solo 24 horas no va a poder ser. Lo que ocurre es que dado el revuelo que levantó en el 2013 este film realizado directamente para la cadena de televisión Sci/fi he creído que valía la pena hacer una excepción. Por otro lado, cuando valoro una película, intento no dejarme llevar por el entusiasmo, por lo que evitaré en lo máximo posible puntuar una película con un 10 (ya que no creo en la perfección absoluta, afortunadamente, porque después de dar un 10 a una película sólo me quedaría ver películas inferiores, y eso sería muy triste) ni un 0, pues siempre hay algo salvable en un film (su música, su fotografía, un actor…). Pues bien, por más que me pese, esta es un rotundo cero.
Allá vamos…
Sharknado parecía a priori una película descaradamente honesta, de las que no engañan a nadie, desde su título, sus actores o su argumento. La historia de una colonia de 20.000 tiburones que se dirigen a la costa californiana Dios sabrá porqué a los que sorprende un huracán que deriva en tres tornados diferente, llevándose a los pobres pececillos por el aire y arrojándolos en mitad de Los Angeles, provocando el consiguiente caos. Con tan delirante argumento uno no puede pretender ver una buena película, pero sí al menos una paranoia cutre de esas que vista en casa, en buena compañía, y un par de cervecitas puede servir para echarse unas risas. O unas carcajadas.
Pues no. Ni para eso alcanza. Su nivel de mediocridad es tal que resulta insultante. La historia está tan mal contada y es tal la falta de imaginación que no divierte en absoluto. Y ni tan siquiera la escena final (el punto más delirante de la obra) consigue sorprender lo más mínimo.
Anthony C. Ferrante, el director, no merece dedicarse ni a la publicidad (bueno, para hacer el anuncio de la lotería de este año quizá sí que llega). Los actores, encabezados por el más repelente de los pijos de Sensación de Vivir, Ian Ziering, son horrorosos. Tara Reid, una niña mona que ha deambulado por diversos American Pie y cuyo mayor logro ha sido salir de pequeñita en El gran Lebowski y en un puñado de episodios de Scrubs, no consigue ni aportar el puntito sexy que suele poblar este tipo de producciones y ver al padre de Macualay Culkin en Sólo en casa, John Heard, con estas pintas dan ganas de llorar.
Es evidente que la película está hecha con cuatro duros y que no puede compararse con producciones cinematográficas abominables pero al menos divertidas como Piraña de Alexander Aja, pero el nivel de los diálogos, los encuadres, el montaje, los tiburones… ¡todo! es tan malo que no vale ni el tiempo que he desperdiciado en verla. Sharknado no contiene humor, ni emoción, ni sangre, ni sexo… Es la nada más absoluta.
Que sea infumable no es lo peor. Lo peor es que es aburrida. Y ya tiene mérito que una película que va de tiburones que caen del cielo pueda ser aburrida.

Lo dicho. Un cero patatero. Y me quedo tan ancho.

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