En
el 2007, un tipejo llamado Ore Peli perpetró una de las películas más
espantosas y qué más daño ha hecho al género del terror como es Paranormal Activity, que siguiendo la
estela de la también infumable Las brujas
de Blair (es decir, película hecha con cuatro duros, difundir que hay un
supuesto fondo real tras la historia, nulo guion y nulas interpretaciones y un
insoportable uso y abuso de la cámara en mano, aunque aquella se engloba en el
sub-subgénero del metraje encontrado) consiguió un verdadero taquillazo que ha
derivado ya en hasta cuatro secuelas a cual más bochornosa.
Conscientes
de que tenían entre manos una tremenda fórmula para ganar dinero fácil los
productores –que de cine no tendrán ni idea pero tontos tampoco son- han
pretendido alargar el filón hasta lo indecible, inventándose ahora una especie
de “spin-off latino”, como ellos mismos han definido a Paranormal Activity: Los señalados, es decir, repetir el esquema de
película de terror filmada completamente cámara en mano pero buscando
descaradamente atraer al público chicano, por lo que los protagonistas en esta
ocasión no son una familia tipo americana, con sus lujosos apartamentos y sus
niñitas rubias, sino unos tipos de la calle con conflictos de bandas y apartamentos
minúsculos con patios interiores donde organizar barbacoas a ritmo de merengue.
Para
la ocasión han prescindido de Ore Peli (que por suerte no ha vuelto a dirigir
nada después de aquel primer Paranormal
Activity pero que estaba tras el guion de las cuatro secuelas) y ha sido
Christopher Landon quien coja el timón del guion y la dirección, un tipo que
aparte de firmar el libreto de Disturbia
lo único que ha hecho es ayudar a Peli a ¿escribir? sus chorradas paranormales.
Visto
lo visto, cabría pensar que Landon es el menos malo de los dos, pues, quitando
la referencia del título, Paranormal
Activity: los señalados no tiene nada que ver con sus hermanas mayores. A
Dios gracias.
Vaya
por delante que Paranormal Activity: los
señalados es una película mala, muy mala, con actores muy limitaditos y un
guion absurdo donde las decisiones incomprensibles y equivocadas que toman sus
protagonistas rozan el ridículo. Sin embargo, lo cierto es que crea bastante
bien la tensión, te asusta cuando pretende asustarte y consigue que te rías en
los dos momentos en los que pretenden que te rías. Y eso es algo que no conseguía
ninguna de las anteriores películas de la saga.
Tanto
es así que, con sus deficiencias, podríamos estar ante una película aceptable
si no fuese por dos problemas capitales básicos: por un lado la estupidez de
sus protagonistas, niñatos insoportables que no caen bien desde la escena
inicial, que impide que el espectador pueda sentirse identificado con ellos, de
manera que no se sufre lo que debería ya que no importaría si en un momento
dado decidiesen cargarse al prota y que otro tome el peso de la acción. Por otro
lado, la cámara en mano es un recurso totalmente falto de originalidad y que en
muy pocas ocasiones ha funcionado correctamente (me viene ahora a la mente [REC] y poco más). No solo por lo
molesto que es para el espectador, sacándote de la historia cuando lo que
pretende es justo lo contrario, sino porque resulta cómico imaginarse en los
momentos de más tensión que la principal preocupación de los personajes sean coger
su cámara para filmarlo todo.
Eso
sí, al menos Landon se ha molestado en escribir una historia (aun no tengo muy
claro, por eso, si va de brujas, posesiones o de qué, pero bueno), no se
conforma con plantar una cámara en una casa y hacernos esperar a que pasen
cosas, aunque lo más apoteósico es para mí el final, cuando, tras unos últimos
veinte minutos demasiado alargados, el director termina la película
sencillamente cuando le da la gana, como si de golpe se hubiese dado cuenta de
lo tarde que se le ha hecho y deba meter el fundido a negro final a la fuerza.
A
mi alrededor, todo el cine estaba indignado, incluso aquellos que hace unos
momentos estaban disfrutando con los sustos que nos hacían saltar de las
butacas, y protestaban ante la tomadura de pelo que les parecía ese final. Yo
los miraba y me reía. ¿Acaso esperaban algo con coherencia y calidad en un film
así?
Sinceramente,
mis expectativas eran tan bajas que a mí, personalmente, casi hasta me gustó.
Casi.
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