domingo, 5 de enero de 2014

PARANORMAL ACTIVITY: LOS SEÑALADOS (3d10)

En el 2007, un tipejo llamado Ore Peli perpetró una de las películas más espantosas y qué más daño ha hecho al género del terror como es Paranormal Activity, que siguiendo la estela de la también infumable Las brujas de Blair (es decir, película hecha con cuatro duros, difundir que hay un supuesto fondo real tras la historia, nulo guion y nulas interpretaciones y un insoportable uso y abuso de la cámara en mano, aunque aquella se engloba en el sub-subgénero del metraje encontrado) consiguió un verdadero taquillazo que ha derivado ya en hasta cuatro secuelas a cual más bochornosa.
Conscientes de que tenían entre manos una tremenda fórmula para ganar dinero fácil los productores –que de cine no tendrán ni idea pero tontos tampoco son- han pretendido alargar el filón hasta lo indecible, inventándose ahora una especie de “spin-off latino”, como ellos mismos han definido a Paranormal Activity: Los señalados, es decir, repetir el esquema de película de terror filmada completamente cámara en mano pero buscando descaradamente atraer al público chicano, por lo que los protagonistas en esta ocasión no son una familia tipo americana, con sus lujosos apartamentos y sus niñitas rubias, sino unos tipos de la calle con conflictos de bandas y apartamentos minúsculos con patios interiores donde organizar barbacoas a ritmo de merengue.
Para la ocasión han prescindido de Ore Peli (que por suerte no ha vuelto a dirigir nada después de aquel primer Paranormal Activity pero que estaba tras el guion de las cuatro secuelas) y ha sido Christopher Landon quien coja el timón del guion y la dirección, un tipo que aparte de firmar el libreto de Disturbia lo único que ha hecho es ayudar a Peli a ¿escribir? sus chorradas paranormales.
Visto lo visto, cabría pensar que Landon es el menos malo de los dos, pues, quitando la referencia del título, Paranormal Activity: los señalados no tiene nada que ver con sus hermanas mayores. A Dios gracias.
Vaya por delante que Paranormal Activity: los señalados es una película mala, muy mala, con actores muy limitaditos y un guion absurdo donde las decisiones incomprensibles y equivocadas que toman sus protagonistas rozan el ridículo. Sin embargo, lo cierto es que crea bastante bien la tensión, te asusta cuando pretende asustarte y consigue que te rías en los dos momentos en los que pretenden que te rías. Y eso es algo que no conseguía ninguna de las anteriores películas de la saga.
Tanto es así que, con sus deficiencias, podríamos estar ante una película aceptable si no fuese por dos problemas capitales básicos: por un lado la estupidez de sus protagonistas, niñatos insoportables que no caen bien desde la escena inicial, que impide que el espectador pueda sentirse identificado con ellos, de manera que no se sufre lo que debería ya que no importaría si en un momento dado decidiesen cargarse al prota y que otro tome el peso de la acción. Por otro lado, la cámara en mano es un recurso totalmente falto de originalidad y que en muy pocas ocasiones ha funcionado correctamente (me viene ahora a la mente [REC] y poco más). No solo por lo molesto que es para el espectador, sacándote de la historia cuando lo que pretende es justo lo contrario, sino porque resulta cómico imaginarse en los momentos de más tensión que la principal preocupación de los personajes sean coger su cámara para filmarlo todo.
Eso sí, al menos Landon se ha molestado en escribir una historia (aun no tengo muy claro, por eso, si va de brujas, posesiones o de qué, pero bueno), no se conforma con plantar una cámara en una casa y hacernos esperar a que pasen cosas, aunque lo más apoteósico es para mí el final, cuando, tras unos últimos veinte minutos demasiado alargados, el director termina la película sencillamente cuando le da la gana, como si de golpe se hubiese dado cuenta de lo tarde que se le ha hecho y deba meter el fundido a negro final a la fuerza.
A mi alrededor, todo el cine estaba indignado, incluso aquellos que hace unos momentos estaban disfrutando con los sustos que nos hacían saltar de las butacas, y protestaban ante la tomadura de pelo que les parecía ese final. Yo los miraba y me reía. ¿Acaso esperaban algo con coherencia y calidad en un film así?
Sinceramente, mis expectativas eran tan bajas que a mí, personalmente, casi hasta me gustó.

Casi.

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