Sinceramente,
¿cómo se enfrenta uno a una película cuando termina de ver eso llamado Paranormal Activity: Dimensión Fantasma?
¿Es posible ser objetivo?
Lo
cierto es que El último cazador de brujas,
título que cierra esta especie de tributo a Halloween, es una tontería como una
casa, un intento más de combinar la acción, la fantasía y la brujería, una
especie de amalgama que, como ya comenté en mi opinión sobre El séptimo hijo, no suele funcionar muy
bien en cine. Tonterías como la mencionada película con Jeff Bridges y Julianne
Moore, En tiempo de brujas o El aprendiz de brujo así lo demuestran,
y a esa corriente se suma la última marcianada del cada vez más hinchado Vin
Diesel.
Sin
embargo, y una vez asumido que el guion no hay por dónde agarrarlo y que los actores
no están especialmente inspirados (Elijah Wood no levanta cabeza, Rose Leslie parecería
una actriz horrenda si no fuese porque la conocemos de Juego de Tronos y Michael Caine se limita a pasar por ahí con su
temple habitual) hay que reconocer que la película es entretenida.
Pese
a algún error de dirección en las escenas más trepidantes (sobre todo en la
primera batalla en esa especie de prólogo) que dificultan la comprensión de lo
que sucede en pantalla, la película está bastante bien filmada, obra de Breck
Eisner, al que tan solo conocemos por la infame Sahara y el remake de The
Crazies que no estaba del todo mal, que se juega aquí su prestigio
comercial.
El
bueno de Vin es una especie de guerrero nórdico (no queda muy claro, aunque sus
pintas recuerdan mucho al protagonista de la serie Vikingos) que junto a otros mercenarios de una época más o menos
feudal se enfrentan a una especie de reina de las brujas causante de provocar
la Peste que asola Europa (algo que ya se utilizaba en la patochada aquella de
Nicolas Cage: En tiempo de brujas).
Naturalmente, nuestro mazas favorito logra derrotarla, no sin que antes ella le lance una maldición que lo condena a vivir por toda la eternidad. Eso nos lleva directamente al presente, donde el mozo, sin haber envejecido un solo año, sigue enfrentándose a las fuerzas del mal como si fuese un Macleod del montón.
Naturalmente, nuestro mazas favorito logra derrotarla, no sin que antes ella le lance una maldición que lo condena a vivir por toda la eternidad. Eso nos lleva directamente al presente, donde el mozo, sin haber envejecido un solo año, sigue enfrentándose a las fuerzas del mal como si fuese un Macleod del montón.
Así
comienza una película llena de clichés, con sorpresas argumentales que no lo
son tanto y un final que, aunque no voy a revelar aquí, augura
irremediablemente (la taquilla lo permita) que esto nace con pretensiones de
saga.
No
es una buena película ni de lejos, pero tiene una factura y un empaque suficiente
para resultar sumamente entretenida, con algún puntito de humor por parte del
carismático Diesel (¿soy el único que ve en la escena final un guiño a Fast&Furious), algo de tenebrosidad
y mucha (incluso demasiada) fantasía.
Sumémosle
a ello una música efectista y unos ajustados efectos especiales y tenemos un
simple pero correcto entretenimiento para cerrar esta noche fantasmagórica
pero, al final, totalmente alejada del terror verdadero.
¿Interesante?
Puede. ¿Merecedora de un aprobado? Desde luego. ¿Digna de convertirse en una
saga? Eso ya es decir demasiado. Claro que quizá el truco sea que si se hace una
El último cazador de brujas 2 verla
justo después de la Paranormal Activity
de turno, ¿no?
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