Heredera
de esas historias de perdedores del medio oeste tan propias de los Hermanos
Coen (hay en todo momento un cierto regusto a Fargo, tanto película como serie), Cut Bank cuenta la historia de Dwayne McLaren, un joven harto de
malvivir en el pueblo que desea escapar hacia la ciudad como si de la tierra
prometida se tratase. Un buen día, mientras graba en vídeo a su novia
Cassandra, es testigo del asesinato a sangre fría del cartero del pueblo, lo
que ayudará al sheriff local a esclarecer el caso y le otorgará la recompensa
que el estado ofrece a aquellos que colaboren en resolver muertes relacionadas
con empleados oficiales.
Sin
embargo, las cosas no son nunca tan sencillas como parecen y todo se complicará
para Dwayne y Cassandra hasta el punto de que sus propias vidas correrán
peligro.
Aunque
se trate de un thriller rural, la película tiene un cierto toque de humor negro
que le sienta de perlas. Los engaños, las traiciones y la ambición de sus
personajes difícilmente podrían interesar a un público que, en un tono más
serio, podría sentir cierta antipatía por los protagonistas.
Tampoco
es que se trate abiertamente de una comedia, pero la tópica imagen que se
ofrece de los paletos americanos y la sensación de ahogo que produce el
pertenecer a un pueblo tan alejado de los grandes rascacielos y las luces de neón
como prisiones a las que uno es condenado de nacimiento como es este Cut Bank,
con sus campos de trigo, sus bailes anuales y sus cafeterías con las mejores
tartas de fruta del estado, invitan a contemplar toda la película con una
sonrisa culpable dibujada en el rostro.
Gran
parte del mérito reside también en su competente reparto, que ya habrían
firmado para sí mismos los hermanos Coen, encabezado por Liam Hemsworth (el
hermano pequeño de Thor) y Teresa Palmer (la chica de Memorias de un zombie adolescente), aunque los verdaderos reyes del
mambo son los veteranos Bruce Dern (nominado a los últimos oscars por Nebraska), Michael Stuhlbarg (en breve
de actualidad por su papel en Steve Jobs),
Oliver Platt (recién salido de la primera temporada de Fargo) y los geniales John Malkovich y Billy Bob Thornton.
Sencilla
y quizá en algún momento incluso previsible pero de fácil digestión y poso
agradable. Como un buen café, que se disfruta en el momento sin necesidad de
que queda grabado en nuestro recuerdo de por vida.
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