Resulta
especialmente difícil en estos tiempos tan convulsos con los últimos ataques
terroristas por tierras francesas tan recientes, atreverse a disfrutar con una
película pretendidamente realista sobre asesinos y fuerzas de la ley capaces de
saltarse cualquier norma o código moral por tal de conseguir sus objetivos. No
obstante, tal y como mencionaba en mi comentario del mes, conviene saber diferenciar
cine y realidad ya que solo así podemos disfrutar de los tiroteos y las
matanzas que nos propone Villeneuve en su nuevo film sin necesidad de sentirnos
culpables.
Entrando
de lleno en la película, otro elemento a priori preocupante es la participación
de Denis Villeneuve como director en la que se supone será su última película
antes de abordar la secuela / remake de Blade Runner. Con dos estrenos
presentados el año pasado de forma casi simultánea uno no podía evitar
preguntarse: ¿nos encontraremos con el Villeneuve duro e impactante pero de
firmes resoluciones y visualmente atrayente de Prisioneros o al autor de la
fascinante pero estúpidamente incomprensible y casi insultante Enemy? No hay
peligro. Estamos ante una obra que evoca el realismo frío pero estremecedor de
la película que unió los destinos de Hugh Jackman y Jake Gyllenhaal en una
historia para nada amable pero completamente coherente y cerrada.
Incluso
concede Villeneuve un regalo al espectador en forma del personaje al que da
vida Emily Blunt. Así com o en la vida, la película comienza casi a mitad de
una historia, con una operación que engloba a la CIA, a agentes del FBI y a la
propia policía, tanto americana como mejicana, de manera que el espectador
puede sentirse un poco perdido al principio, con la sensación de subirse al
carro en marcha y faltándole información para atar todos los cabos.
Afoirtunadamente a Kate Macer (Blunt) le pasa exactamente lo mismo y eso nos
permite identificarnos a la perfección con ella y sentirnos aliviados de poder
descubrir juntos las respuestas necesarias.
Sicario
narra la operación orquestada por las fuerzas del gobierno estadounidense por
capturar a uno de los más importantes capos de la droga personificaos en tres
personajes principales de caracteres fuertes pero distantes convincentemente
interpretados por la mencionada Blunt, Benicio el Toro y Josh Brolin. Hay que
decir, no obstante, que si bien los tres rallan a muy buen nivel ninguno de
ellos se aleja demasiado a personajes a los que ya hubiesen interpretado con
anterioridad (la chica fuerte pero superada por las circunstancias, el latino
despiadado e impertubable y el tipo duro), siendo por tanto elecciones tan
acertadas como poco arriesgadas. Hay por ahí algún decundario de lujo como
Victor Garber o Jon Bernthal que terminan de dar lustro al reparto.
Sicario
es una película emocionante y tensa, algo previsible en su desenlace (estamos
de nuevo ante esos títulos redundantes que estropean la trama a poco que uno
sea algo hábil), viulenta pero curiosamente esquiva a la hora de mostrar la
violencia más explicita (muchoas de las muertes más impactantes ocurren fuera
de plano), con un buen ritmo narrativo que mide con sabiduría las escenas de
acción con los momentos más íntimos, aunque quizá se eche en falta algún aporte
más sobre el análisis interno de los personajes, de los ncuales apenas
conocemos más que lo que vemos y lo poco que podemos intuir.
En
resumen, un buen trabajo de Villeneuve que, de ir por este camino, puede darme
alguna esperanza de cara a retomar el trabajo de Ridley Scott con los
replicantes. El de Enemy, cuanto más lejos mejor.
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