domingo, 11 de junio de 2017

LA MOMIA, bienvenidos al Dark Universe

Resulta complicado valorar con justicia una película como La Momia, obligada, entre otras cosas, a salvar las comparaciones con la película que inició la saga de Stephen Sommers.
Si pensamos en ella como una simple película, lo cierto es que tiene tantas deficiencias como queramos. Los personajes están poco definidos, alterna sin demasiada consistencia el humor y la comedia y está tan repleta de situaciones completamente absurdas que obliga al espectador a la suspensión de la credulidad en casi cada secuencia.
Sin embargo, esto no es una simple película. Tal y como está haciendo Marvel con su MCU, y como la propia Universal hiciera en la década de los treinta, esto no es más que el primer capítulo de algo mucho más grande, la presentación de un mundo de Dioses y Monstruos (en palabras del propio Dr. Jekyll) que sin duda van a darnos muchas satisfacciones en los próximos años. Dark Universe, lo llaman. Y en ese aspecto sí que funciona a la perfección y es un glorioso espectáculo.
Además, nos encontramos ante una película de Tom Cruise, y eso es un elemento diferenciador de primera. Con Cruise de por medio no hay cabida para el aburrimiento ni para las decepciones. Ya sea interpretando a Ethan Hunt, Jack Reacher o este Nick Morton, Cruise lo borda y, como ya he dicho en una ocasión, parece imposible que una película interpretada por él pueda ser aburrida.
Cabe recordar que esta no debería ser la primera película de la saga. Hace un par de años ya se pretendía hacer algo parecido con ese pastelón que era el Drácula de Luke Evans, pero la cosa atufaba a desastre y se decidió hacer borrón y cuenta nueva antes de que la cosa fuese a peor. Gran decisión. En La Momia, las cartas se ponen sobre la mesa desde el primer momento, y poco importa que los personajes sean simples caricaturas sin identidad. No importa demasiado quien haya sido este tal Morton, sino lo que será tras los acontecimientos de la película. Lo mismo podría decirse del personaje femenino, la Jenny Halsey que promete convertir en estrella a Anabelle Wallis. ¿Y qué vamos a decir del Dr. Henry Jekyll? ¿De verdad necesita ser presentado?
Sin embargo, quien de verdad importa aquí es Ahmanet, la momia a la que da cuerpo Sofia Boutella con magistral solemnidad y que es la encarnación del mal en su máxima pureza.
Alex Kurtzman debuta como director con esta película, pero habiendo salido de la escuela de J.J. Abrams tiene bien aprendida la lección y sabe cómo ofrecer un buen espectáculo, siendo completamente consciente del producto que pretende, algo tan bizarro en su propuesta que bien podría haberlo parido el propio John Carpenter. Morton y Halsey son prototipos de los aventureros pulp de aquella época de decorados de cartón piedra donde la aventura primaba sobre la técnica y hereda de ellos ese desprecio a la amenaza de caer en el ridículo. De hecho, hay en la historia reminiscencias de Lifeforce, Quatermain y las minas del Rey Salomón, Un hombre lobo americano en Londres o incluso La noche del terror ciego
La Momia, en ese sentido, no tiene una verdadera coherencia interna, sino que parece más bien una sucesión de secuencias enlazadas torpemente, las cuales, por separado, brillan con luz propia como partes de una novela por entregas. La secuencia de Iraq, la del avión, la de los túneles inundados… Piezas de engranaje para un espectáculo que no pretende ser nada más que palomitero, un prólogo de una lucha entre el bien y el mal que abre las puertas a mundos conocidos por los amantes de los clásicos que auguran pesadillas y sustos tontorrones. Así, se agradece que, pese a la ligereza de algunos momentos y los chistes al servicio de Jake Johnson, la película no busque a un público potencialmente infantil y apueste por momentos de verdadero terror (nada que ver en eso con las películas de Brendan Freser) y oscuridad.
Insisto, La Momia no es una gran película, pero tampoco lo pretende. Solo aspira a ser un gran entretenimiento que sirve de entrada a una saga donde el mal y la oscuridad tratará, poco a poco, de adueñarse de nuestro mundo.
Y a mí, desde luego, me han atrapado.
Sé que algunos, conocedores de la importancia que le doy al guion de una película, se me va a echar encima con esta opinión, pero que la trama esté repleta de tópicos no es necesariamente que sea mala. Simplemente poco original. Y lo que de verdad me importa es que ni aburra como me pasó con Warcraft, ni me ofenda con su ridiculez como pasaba con La gran muralla ni me venda humo como Ghost in the Shell, por nombrar algunos blockbusters recientes. Lo único que pido a estas películas es que me lo hagan pasar pipa. Y La momia lo consiguió. He dicho.

Valoración: Ocho sobre diez.

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