lunes, 26 de junio de 2017

WONDER WOMAN o como echar por tierra un trabajo bien hecho.

Se estrena con algo de retraso en nuestro país Wonder Woman, después de que nos haya llegado un aluvión de críticas maravillosas y que haya arrasado en taquilla. 
Decían de ella que era la mejor película del universo DC y eso estaba provocando un hype desproporcionado que empezaba a olerme a chamusquina. Cierto es que la heroína interpretada por Gal Gadot ya fue lo que más me gustó de Batman V. Superman: el amanecer de la justicia, pero tras los primeros trailers (de esta Wonder Woman y de La liga de la Justicia) me daba la impresión de que todo lo que tenían que decir sobre ella en Warner era repetir un par de posturitas y punto.
Una vez vista, lo mismo que nunca entendí las críticas atroces a las mediocres (pero no horribles) Batman V. Superman y Escuadrón Suicida, tampoco entiendo las alabanzas que ha recibido esta. Sí, es la mejor película del Universo CD, pero no es que el listón estuviera muy alto. Y sí es verdad que el trabajo de Patty Jenkins tras las cámaras es muy notable no todo son virtudes , ni mucho menos.
Si la analizamos como simple entretenimiento, la película funciona bastante bien, alejada de esas cargas de profundidad aparentemente trascendental de las películas de Nolan y Snyder. La trama tiene una ligereza que combina muy bien con puntos de humor y hay un colorido y una luz en su fotografía (sobre todo en la parte que acontece en Themyscira) que le sienta fenomenal. Ese extenso prólogo en Isla paraíso permite conectar muy bien con los personajes (por arquetípicas que sean las Amazonas que rodean a Diana) y la aparición de Steve Trevor ayuda a avanzar la historia sin que se aprecie ningún escollo en el cambio de ritmo, gracias en parte a la magnífica química que comparten Gal Gadot y Chris Pine.
En el segundo acto la película se vuelve algo más oscura, como corresponde al retrato realista que pretende dar de una guerra (La Primera Guerra Mundial) y una sociedad, permitiéndose algún detalle feminista que se agradece al mantener la identidad original del personaje, pero sin llegar a saturar. Es aquí donde se encuentran algunas de las mejores escenas de acción, demostrando que la elección de Jenkins ha sido un acierto (ya tuvo un brillante debut con Monster, aunque faltaba ver si un blockbuster como este le iba a venir grande). Hay enormes coreografías donde se desata todo el poder de Diana (algunas ligeramente confusas, pero igualmente disfrutables) y el uso de la cámara lenta le da cierta coherencia visual con el resto de películas del CDEU, sabiéndolas manejas mejor incluso que Zack Snyder, por más que esa fuese precisamente su marca de fábrica. Es de agradecer, además, que excepto un prólogo y un epílogo escasamente breve, toda la acción transcurra en la época de la Gran Guerra, signo de valentía, aunque no se puede evitar rememorar constantemente la película de El Capitán América: El primer Vengador, de la que tiene claras referencias. Además, excepto en esos mencionados minutos iniciales y finales en los que se nombra a Bruce Wayne, nada en la película parece indicar que pertenezca a ese universo compartido, lo que le permite tener hasta el momento su propia independencia e identidad.
¿Cuál es el problema de Wonder Woman, entonces? Pues precisamente que al final, pese a todo, se trata de una película de Warner/DC. Si esto tratara sobre una diosa griega tratando de comprender a los humanos y sus conflictos, la película sería maravillosa, pero la realidad es que esto de lo que va es de superhéroes. Y ese es el gran lastre de Wonder Woman. Si ya en esos dos bloques mencionados las breves apariciones de los villanos de turno (interpretados -es un decir- por Danny Huston y Elena Anaya) ya molestan, cuando se llega al acto final el despropósito es completo. Es en esa conclusión cuando todo el buen trabajo se tira por la borda con una batalla final que, de nuevo, resulta cargante, excesiva y ridícula. La resolución de los villanos es sumamente torpe y la escena más dramática (y supuestamente emotiva) del film resulta una copia descarada de cierta película (y comic) de la competencia (que no voy a nombrar por no rozar el spoiler, pero en cuanto al veáis sabréis a lo que me refiero).
Al final, Wonder Woman te deja con un sabor agridulce, como una oportunidad perdida para remontar el rumbo de DC. Que la mejor película de su saga sea la más parecida a un film Marvel, y que aun así no esté a la altura de la mayoría de ellos (porque no nos engañemos, comparar a Wonder Woman con, por ejemplo, Ant Man, sería hacer trampa), dice muy poco de este irregular CDEU.
Al menos, hay que reconocerle a Gal Gadot que, pese a las dudas iniciales, ha sabido hacerse con el personaje. A diferencia de su trabajo en Fast&Furious, aquí logra ser algo más que una cara bonita y refleja a la perfección esa mezcla entre ingenuidad, inocencia y poder absoluto que se le supone al personaje. También Pine está a muy buen nivel, aunque acostumbrado a películas de gran presupuesto tras encarnar por tres veces (hasta ahora) a James T. Kirk en Star Trek, tampoco es que sea ninguna sorpresa. Y no tengo queja de Robin Wright o Connie Nielsen, aunque sí me parece que David Thewlis está muy sobreactuado y Danny Huston y Elena Anaya (actores que generalmente me gustan mucho) simplemente ni están ni se les espera.
En fin, que sí, que esta Wonder Woman está a la altura de su personaje, que el traje mola y a Gal Gadot le sienta de maravilla, que las veces que se escuchan las notas de Junkie XL versionadas por Rupert Gregson-Williams emociona, y que a la postre uno se lo llega a pasar bien. No estupendamente bien, pero sí bien. Pero, al final, no es para tanto, estando incluso a punto de decepcionar ante tan magnas expectativas.
Pero ya se sabe lo que pasa con las pelis de Marvel y DC: parece que solo se pueden amar incondicionalmente u odiarlas a muerte. ¿Sera esto también cosa de Ares?

Valoración: Siete sobre diez.

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