Se
estrena con algo de retraso en nuestro país Wonder Woman, después de que nos haya llegado un aluvión de críticas maravillosas
y que haya arrasado en taquilla.
Decían de ella que era la mejor película del
universo DC y eso estaba provocando un hype desproporcionado que empezaba a
olerme a chamusquina. Cierto es que la heroína interpretada por Gal Gadot ya
fue lo que más me gustó de Batman V. Superman: el amanecer de la justicia, pero tras los primeros trailers (de
esta Wonder Woman y de La liga de la Justicia) me daba la
impresión de que todo lo que tenían que decir sobre ella en Warner era repetir
un par de posturitas y punto.
Una
vez vista, lo mismo que nunca entendí las críticas atroces a las mediocres
(pero no horribles) Batman V. Superman
y Escuadrón Suicida, tampoco entiendo
las alabanzas que ha recibido esta. Sí, es la mejor película del Universo CD,
pero no es que el listón estuviera muy alto. Y sí es verdad que el trabajo de
Patty Jenkins tras las cámaras es muy notable no todo son virtudes , ni mucho
menos.
Si
la analizamos como simple entretenimiento, la película funciona bastante bien,
alejada de esas cargas de profundidad aparentemente trascendental de las
películas de Nolan y Snyder. La trama tiene una ligereza que combina muy bien
con puntos de humor y hay un colorido y una luz en su fotografía (sobre todo en
la parte que acontece en Themyscira) que le sienta fenomenal. Ese extenso
prólogo en Isla paraíso permite conectar muy bien con los personajes (por
arquetípicas que sean las Amazonas que rodean a Diana) y la aparición de Steve
Trevor ayuda a avanzar la historia sin que se aprecie ningún escollo en el
cambio de ritmo, gracias en parte a la magnífica química que comparten Gal
Gadot y Chris Pine.
En
el segundo acto la película se vuelve algo más oscura, como corresponde al
retrato realista que pretende dar de una guerra (La Primera Guerra Mundial) y
una sociedad, permitiéndose algún detalle feminista que se agradece al mantener
la identidad original del personaje, pero sin llegar a saturar. Es aquí donde
se encuentran algunas de las mejores escenas de acción, demostrando que la
elección de Jenkins ha sido un acierto (ya tuvo un brillante debut con Monster, aunque faltaba ver si un
blockbuster como este le iba a venir grande). Hay enormes coreografías donde se
desata todo el poder de Diana (algunas ligeramente confusas, pero igualmente
disfrutables) y el uso de la cámara lenta le da cierta coherencia visual con el
resto de películas del CDEU, sabiéndolas manejas mejor incluso que Zack Snyder,
por más que esa fuese precisamente su marca de fábrica. Es de agradecer,
además, que excepto un prólogo y un epílogo escasamente breve, toda la acción
transcurra en la época de la Gran Guerra, signo de valentía, aunque no se puede
evitar rememorar constantemente la película de El Capitán América: El primer Vengador, de la que tiene claras
referencias. Además, excepto en esos mencionados minutos iniciales y finales en
los que se nombra a Bruce Wayne, nada en la película parece indicar que
pertenezca a ese universo compartido, lo que le permite tener hasta el momento
su propia independencia e identidad.
¿Cuál
es el problema de Wonder Woman,
entonces? Pues precisamente que al final, pese a todo, se trata de una película
de Warner/DC. Si esto tratara sobre una diosa griega tratando de comprender a
los humanos y sus conflictos, la película sería maravillosa, pero la realidad
es que esto de lo que va es de superhéroes. Y ese es el gran lastre de Wonder Woman. Si ya en esos dos bloques
mencionados las breves apariciones de los villanos de turno (interpretados -es
un decir- por Danny Huston y Elena Anaya) ya molestan, cuando se llega al acto
final el despropósito es completo. Es en esa conclusión cuando todo el buen
trabajo se tira por la borda con una batalla final que, de nuevo, resulta
cargante, excesiva y ridícula. La resolución de los villanos es sumamente torpe
y la escena más dramática (y supuestamente emotiva) del film resulta una copia
descarada de cierta película (y comic) de la competencia (que no voy a nombrar
por no rozar el spoiler, pero en cuanto al veáis sabréis a lo que me refiero).
Al
final, Wonder Woman te deja con un
sabor agridulce, como una oportunidad perdida para remontar el rumbo de DC. Que
la mejor película de su saga sea la más parecida a un film Marvel, y que aun
así no esté a la altura de la mayoría de ellos (porque no nos engañemos,
comparar a Wonder Woman con, por
ejemplo, Ant Man, sería hacer
trampa), dice muy poco de este irregular CDEU.
Al
menos, hay que reconocerle a Gal Gadot que, pese a las dudas iniciales, ha
sabido hacerse con el personaje. A diferencia de su trabajo en Fast&Furious, aquí logra ser algo
más que una cara bonita y refleja a la perfección esa mezcla entre ingenuidad,
inocencia y poder absoluto que se le supone al personaje. También Pine está a
muy buen nivel, aunque acostumbrado a películas de gran presupuesto tras
encarnar por tres veces (hasta ahora) a James T. Kirk en Star Trek, tampoco es que sea ninguna sorpresa. Y no tengo queja de
Robin Wright o Connie Nielsen, aunque sí me parece que David Thewlis está muy
sobreactuado y Danny Huston y Elena Anaya (actores que generalmente me gustan
mucho) simplemente ni están ni se les espera.
En
fin, que sí, que esta Wonder Woman
está a la altura de su personaje, que el traje mola y a Gal Gadot le sienta de
maravilla, que las veces que se escuchan las notas de Junkie XL versionadas por
Rupert Gregson-Williams emociona, y que a la postre uno se lo llega a pasar
bien. No estupendamente bien, pero sí bien. Pero, al final, no es para tanto,
estando incluso a punto de decepcionar ante tan magnas expectativas.
Pero
ya se sabe lo que pasa con las pelis de Marvel y DC: parece que solo se pueden
amar incondicionalmente u odiarlas a muerte. ¿Sera esto también cosa de Ares?
Valoración:
Siete sobre diez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario