Resulta complicado
analizar objetivamente una película como esta, cuya aprobación o no es tan
delicado que puede depender de algo tan ajeno a los productores como el estado
de ánimo, la calidad de la sala del cine o, y esto posiblemente vaya a ser lo
más determinante, las expectativas creadas.
Vayamos por partes: para
empezar nos encontramos con que está dirigida por Ridley Scott, uno de los
mejores directores en activo, capaz de hacer películas interesantes y obras
maestras, pero nunca -polémicas aparte- películas malas, y que aquí filma con
eficacia y haciendo gala de su elegancia habitual -las dos escenas de alto
voltaje sexual en manos de cualquier otro habrían hecho gala de mal gusto sin
duda-, aunque lejos de la espectacularidad y alardes visuales, por simple
coherencia narrativa, de su anterior film: Prometheus.
Después tenemos el elenco
de actores, donde sobresale el magnífico Michael Fassbender, la sorprendente
Cameron Diaz (que como le pasara a Sandra Bullock con Gravity demuestra que puede aspirar a más que comedias románticas
insulsas) y las aportaciones, más estelares que otra cosa, de Javier Bardem
(que o no habla un inglés suficientemente fluido para entenderse con su
peluquero o le debe dinero desde hace ya algunos años), Penélope Cruz y un Brad
Pitt que sabe a poco; aparte de las apariciones fugaces de Rosie Perez, Édgar
Ramírez, Rubén Blades, Natalie Dormer o John Leguizamo.
Por último, pero no menos
importante, tenemos un guion obra del escritor Cormac McCarthy, de cuya
imaginación salió La carretera, Todos los caballos bellos y No es país para viejos, completando un cóctel
que debería ser explosivo.
Pero posiblemente este sea
el punto débil de la película, ya que se trata de un guion directo, no de la
adaptación de una novela suya, por lo que no ha pasado por el filtro de un
guionista de verdad que sepa entender mejor que McCarthy el lenguaje
cinematográfico. Por eso El consejero,
pese a tener una historia interesante y secuencias sencillamente brillantes,
abusa de diálogos demasiado espesos que pese a su genialidad terminan por
saturar, siendo por momentos imposibles de seguir. Además, da la sensación de
que McCarthy no termina de decidirse por lo que quiere contar (o quizá es sólo
que no lo sabe transmitir), de manera que el espectador pasa un par de horas
viendo como suceden cosas entre personajes que hablan muy bien pero finalizada
la película sale de la sala con sensación de vacío, como si la película tuviera
un mensaje oculto que no ha sabido comprender.
Poco o nada se sabe de los
personajes y sus motivaciones, y aunque algunos elementos clave están pululando
por ahí (el amor, la codicia) no se profundiza en ellos lo suficiente para
podernos creer a los protagonistas o, lo que es más importante, identificarnos
con ellos.
Gracias a Scott y al buen
hacer de los actores, El consejero
contiene momentos hipnóticos y brutales, y quizá eso sería suficiente para
premiar a una peliculilla del montón, pero creo que esta en concreto nació con
el deseo de ser una obra maestra, y como tal le debemos exigir.
No merece, pues, ser
suspendida, pero los posos que deja tras haberla meditado con tranquilidad tan
sólo la hacen merecedora del aprobado justito.
Vaya desilusión, la verdad es que el trailer pinta bien...
ResponderEliminarSí, es una de esas películas que no están a la altura de las expectativas. Por lo menos en lo que a mi respecta.
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