miércoles, 4 de diciembre de 2013

VIRAL (4d10)

Podríamos estar, más que ante una película, ante uno de los anuncios publicitarios más largos que recuerdo. Y también peor acabados.
Viral sigue los pasos de Raúl (Juan Blanco) un joven con problemas económicos que es seleccionado para participar en un concurso que organiza la cadena Fnac según el cual debe permanecer una semana entera dentro del edificio de la calle Callao de Madrid (realizando diversos actos publicitarios) con el objetivo de conseguir veinte mil seguidores en una nueva red social.
Muchas son las propuestas de interés que plantea la película en su arranque, empezando por la metáfora de la soledad de Raúl pese a llegar a estar comunicado con cientos de "amigos" virtuales, dejando leves pinceladas de denuncia social (están a punto de echar a su padre de la residencia), humor (en su relación con su amigo Frank, exagerado Miguel Ángel Muñoz), romance (la aportación de Aura Garrido), y todo ello a partir de unos personajes apenas detallados aunque de los que sabemos lo suficiente para que la historia pueda funcionar.
Sin embargo, a medida que pasan los días (y las noches) de esta especie de Gran Hermano en red ya vemos que los tiros van por otro lado y la cosa se transforma en una historia de intriga con tintes de terror y un amplio abanico de sospechosos y de móviles. Y tampoco es mal tema, aunque decepciona un poco que no se profundice más en el trasfondo de las redes sociales o la claustrofobia de sentirse aislado en un edificio repleto de los mejores instrumentos de intercomunicación del mundo.
Sin embargo, a medida que nos acercamos al final nos damos cuenta de que el guionista va totalmente perdido. El desenlace no solo es precipitado sino que resulta ridículo, casi bochornoso, estropeando totalmente cualquier buen sabor de boca que el film nos pudiera dejar. 
Y es que esa es la gran clave de los thrillers, que aun estando mejor o peor construidos toda su trama debe terminar por desembocar en buen puerto, y si el final resulta espantoso, pues resultará que sencillamente hemos perdido una hora y media de nuestra vida que nadie nos devolverá, con una especie de plagio/homenaje a REC que no funciona en absoluto y que, aun logrando desconcertar, enfada más que asusta.
Una última reflexión: el concurso se llama "el friki de la Fnac", pero yo me pregunto: ¿qué es un friki para Lucas Figueroa, director de esta tontería? Porque vista toda la película, la única "frikada" de Raúl es utilizar una espada láser de Star Wars a modo de linterna.
Eso sí, la Fnac ocupa el noventa por ciento del metraje. Le habrá salido barata la peliculilla a la productora.

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