En
13 minutos para matar a Hitler el
director alemán Oliver Hirschbiegel regresa a su país de origen para volver a
hablar de los oscuros años de dominación nazi como ya hiciera en la interesante
El hundimiento (ya ha anunciado que
pretende convertir esa película y la que nos ocupa en partes de una trilogía
sobre el tema) después de que su aventura americana no se haya saldado todo lo
satisfactoriamente que le hubiese gustado, con la ignorada Cinco minutos de gloria, la vilipendiada Invasión (ese aburrido remake de La invasión de los ladrones de cuerpos con Nicole Kidman y Daniel
Craig) y la directamente mediocre biografía de la princesa Diana..
En
13 minutos para matar a Hitler se
narra el intento verídico del carpintero Georg Elser para atentar contra el
führer cuando este se encontraba en una cervecería celebrando el aniversario del Putsch de Múnich.
El atentado fracasó y provocó ocho fallecidos, todos ellos civiles, ya que
Hitler había abandonado el local antes de lo previsto.
La
película cuenta, en dos líneas temporales, tanto el atentado como las
consecuencias que este tuvo para Elser en el campo de concentración de Dachau
(el motivo de que no hubiese una ejecución inminente era que Hitler estaba
convencido de que Elser no había actuado sólo y pretendía desenmascarar a todos
los componentes de la conspiración), mientras a modo de flashbacks nos va
introduciendo en la vida personal del protagonista, en cómo va tomando poco a
poco consciencia de la amenaza que Hitler supone para su propio país y, sobre
todo, nos muestra la historia de amor entre él y Elsa Harlen, la esposa de un
hombre violento de su pueblo natal.
El
problema que tiene Hirschbiegel en esta película es que pretende abarcar
demasiado en la vida personal de Georg Elser, reincidiendo demasiado en la
trama romántica e impidiendo el correcto avance de la acción. Parece, casi,
como si nos encontrásemos ante el planteamiento perfecto para una mini serie de
televisión, pero las casi dos horas que dura el film son insuficientes para que
se expliquen correctamente las motivaciones de Elser. Además, se dan muchos
datos sobre él que quedan desdibujados y no hace sino confundir al espectador,
como es la relación con su padre, su paternidad con una novia de la infancia o
el conflicto con el marido de Elsa. Al final, nos encontramos con un drama de
época mal narrado y uno se queda con las ganas de profundizar más en el tema
del atentado, que es de lo que realmente se supone que va la película. Al fin y
al cabo, descubrir como poco a poco las “supuestas” buenas intenciones del partido
nazi se van oscureciendo hasta devenir en la amenaza que terminaron por ser es
algo que ya hemos visto en mil películas.
Hirschbiegel
no consigue aportar nada nuevo a uno de los episodios más negros de la historia
moderna, y lo que realmente podría interesar como es ese atentado fallido
bastante menos popular que la operación Valkiria al final sabe a poco.
Es
interesante, sí, como todo lo relacionado con el nazismo, y más viniendo desde
la misma Alemania, pero demasiado intrascendente.
Valoración:
Seis sobre diez.
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