Ha pasado apenas una semana desde el estreno de Batman v Superman: El amanecer de la
Justicia y las redes sociales están que arden con la polémica sobre su
calidad.
Es habitual en estos casos que haya gente a la que les guste y gente
que la odie (ya sucedió con El hombre de
Acero e incluso con Star Wars: El
despertar de la Fuerza), pero en este caso la controversia parece más
sangrante todavía, puede que debido al gran fandom que hay tras ella, a la
eterna rivalidad entre CD y Marvel o a la proximidad del estreno de una
película con una base argumental relativamente similar como es Capitán América: Civil War.
Sea como sea, me cuesta entender el odio absoluto
tanto como la devoción total, estando yo en un punto intermedio en cuanto a la
aceptación de esta película. Tanto es así que tras haberla visto por segunda
vez (pensaba que con el tiempo y el segundo visionado en cine le bajaría mi
nota inicial, pero la voy a mantener) continúo pensando que merece un aprobado
(está un puntito por encima de El hombre
de Acero, pese a que cada vez que me paro a pensar un poquito en su guion
me da un bajón terrible) aunque comparto la sensación de muchos seguidores de
que es un film decepcionante. Y es que pese a todo, tiene en su factura y sus
intérpretes unas posibilidades que podrían haberla convertido en algo grande,
en la verdadera piedra de toque del Universo cinematográfico de DC que, sin
embargo, termina con un tufillo de fiasco que invita a esperar muy poco de esa Liga de la Justicia que está por llegar.
Como considero que dos semanas es tiempo suficiente
como para que los fans más radicales la hayan visto ya, voy a intentar explicar
desde mi humilde punto de vista todo lo que ha hecho mal Snyder y sus
colaboradores que han perjudicado a la película. Esto va a ser, por supuesto,
un análisis cargado de spoilers, así que quien no
la haya visto aún pero piense hacerlo que se abstenga de leer estas líneas. O
no, porque el único spoiler grande de verdad se descubre con saber en qué
comics sean basado para escribir el guion, así que…
Vamos allá:
El director. Zack Snyder es el gran perdedor de esta película y
el que debería estar en tela de juicio de cara a su participación en las dos
partes de las que se va a componer La
liga de la Justicia. Admiro a este realizador desde su El amanecer de los muertos y creo que hizo un trabajo impecable con
300 y Watchmen, pero en esta saga, no sé si influenciado por la producción
de Christopher Nolan, pretende hacer un trabajo tan oscuro que emborrona su
propia dirección. Hay escenas, como la de la persecución en el puerto,
exageradamente confusas y mal filmadas, hasta el punto que ni se destaca el
batmovil ni se disfruta de la supuesta espectacularidad de la escena. Y eso por
no hablar ya del enfrentamiento final contra Doomsday, donde la sobrecarga de
explosiones y rayitos anaranjados lo invaden todo. Tampoco las escenas de vuelo
de Superman lucen como deben y solo se puede disfrutar de su trabajo en los
momentos más introspectivas, como las conversaciones entre Clark y Bruce o los
enfrentamientos entre Lex Luthor y la senadora Finch. Además, ese anhelo por la
oscuridad, que hace que el uniforme de Superman parezca casi más negro que
azul, así como la amargura que le confieren al personaje, hace que la metáfora
del enfrentamiento entre la luz y la oscuridad quede en nada. ¿No es, al final,
Superman tan oscuro como el propio Batman? Y esto nos lleva a…
El guion. Sin duda lo peor de la película. Y que un film que
pretende ser tan serio y trascendental tenga una historia tan floja y con
tantas lagunas es casi ofensivo. Fui el primero en quejarme del casi
inexistente guion de Mad Max: Fury road,
pero es evidente que aquella película fue concebida como un gran espectáculo,
una descarga de adrenalina luminosa y visualmente impactante, pero no es de eso
de lo que va este Batman. No me cansaré de insistir en lo mal guionista que me
parece este David S. Goyer, que parece haberse convertido en una especie de gurú
del cine de superhéroes. Suyas son cosas como Blade Trinity, Jumper, Ghost Rider: Espíritu de Venganza, la
serie Constantine o El hombre de acero. Y aún siguen
contratando al colega… Y da la sensación de que la entrada de Chris Terrio
(guionista con un solo trabajo en su haber, la por otra parte excepcional Argo) sólo ha servido para fortalecer la
presencia en pantalla de Batman y su amigo Ben Affleck. Se suponía que esto iba
a ser la secuela de El hombre de acero,
pero luego es el murciélago quien destaca más en pantalla, aunque tampoco de
forma clara. Al fin y al cabo el motor de la historia es el juicio popular
contra Superman y el clímax lo compone su (aparente) muerte. Entonces, ¿en qué
quedamos? Por medio, un montón de subtramas mal desarrolladas, miles de deus ex
machina con los que hay que tragar, personajes sin motivaciones claras y la
sensación de que esto es más un tráiler de dos horas y media (y ciento veinte
millones) de La liga de la Justicia
que una película con entidad propia. Y es que parece que la sombra de Marvel
condiciona demasiado a las producciones Warner.
La historia. Comienza la cosa con la muerte (otra vez) de los
padres de Bruce Wayne. Esto nos indica ya quien es el protagonista de la
película. Incluso el prólogo, titulado Metropolis conoce a Superman, que
corresponde al final de El hombre de
acero visto a pie de calle, está centrado en la figura del propio Wayne.
Tras las críticas recibidas por la destrucción gratuita y excesiva del final de
la peli de Superman, este comienzo es una demostración de que han querido
enmendar los errores. Al final, veremos que no hay tal aprendizaje y se vuelve
a reincidir en lo mismo, por más que se busquen la excusa de que el clímax se
produce en una isla deshabitada (¿en serio nos tenemos que creer que con esas
explosiones gigantescas no hay nadie cerca para ser herido?). El arranque es
verdaderamente bueno, y el juicio popular contra Superman sería muy interesante
si estuviese bien desarrollado.
Da la sensación, sin embargo, que aparte del
propio Batman (y no tengo muy claro porqué) y las reservas de la senadora Finch
(algo incentivadas, pero no mucho, por los tejemanejes de Lex Luthor), la gente
está a favor del superhéroe, al cual, por cierto, no vemos en ningún momento
hacer nada heroico (ahí están las escenas de rescates, muy bonitas todas ellas,
pero siempre fuera de plano; ¡si hasta añoro cosas como el rescate del avión de
la mediocre Superman returns!). Solo
en la subtrama del congreso se ven manifestaciones públicas en su contra, pero
tras la muerte de Superman es santificado como por arte de birlibirloque.
¿Acaso no termina todo en una ola de destrucción contra una amenaza de origen
kriptoniano exactamente igual que en la primera película? ¿Qué ha cambiado? ¿Es
solo la hipocresía de la gente al conocer el fallecimiento y, por lo tanto, que
ya no es una amenaza como tal? (Y, por cierto, ¿cómo pueden autentificar su
muerte si se dice que no hay cadáver? ¿O es la tumba de Clark Kent la que está
vacía? ¡Qué mal montada está esa escena final…!). Sin embargo, dejando de lado
las dudosas motivaciones de los personajes (eso me lo dejo para el final), la
cosa está bastante interesante mientras se mantiene el duelo entre Superman y
Batman. Con Luthor urdiendo en las sombras, la confrontación resulta creíble y
emocionante, pero todo se va al traste en cuanto entra en escena Doomsday y se
vuelven a repetir los errores del pasado en una aburrida repetición de
explosiones y destrucción visualmente nada atractiva.
Y por si fuera poco,
todos los insertos relativos a la futura Liga de la Justicia no hacen sino
entorpecer la acción. Y eso me deja una duda: ¿es una peli para todos los
públicos o solo para los más fieles seguidores de los comics? Porque los
primeros no van a entender nada de las visiones de Batman o del flashforward de
Flash y las referencias a Darkseid y los Parademonios, ni mucho menos de lo que
pinta ahí Wonder Woman (o quien sea, porque su nombre no se dice en ningún
momento) mientras que quien sabe de qué va esto se han tragado el spoiler de la
muerte de Superman (por más que el propio Snyder pidiera que nadie revelara
nada) al ver a Doomsday en el tráiler, ya que todo indicaba que las
inspiraciones de la película estaban en El
regreso del Caballero Oscuro y La
muerte de Superman. Más claro, agua, ¿no?
Los actores. De lo mejor de la película. Henry Cavill me convence,
y mucho, como Superman. Reconozco que no lo tenía muy visto antes de El hombre de acero, pero me parece un
digno sucesor de Christopher Reeve. Que su Superman sea un amargado no es culpa
suya, sino del guion. Bastante hace él con componer un personaje con una
personalidad tan plana. Lo mismo sucede con Ben Affleck. Creo que es el mejor
Batman que ha habido hasta ahora, y eso que yo soy muy fan de la encarnación de
Michael Keaton. Y también Gal Gadot consigue aportar lo que se espera de ella:
mona y delicada en su versión de Diana Prince y brutal y firme como Wonder
Woman.
En cuanto a los secundarios, Jeremy Irons es un gran heredero de Michael Caine, y consigue
que Alfred sea, de nuevo, el personaje más interesando de la película, haciendo
que uno desee verlo más en pantalla.
Jesse Eisenberg hace una interpretación
impresionante, pese a que su Luthor sea totalmente diferente a lo que cabría
esperar. Es odioso e insoportable, pero eso es lo que le pedía el papel. Poco
que decir del resto. Amy Adams no logra aportar nada como Lois Lane y Laurence
Fishburne, Diana Lane o Holly Hunter simplemente pasaban por ahí.
Los personajes. Esto ya es otro tema y de nuevo detalles sangrantes
que explican las críticas a la película. Ya se ha comentado: Superman es
demasiado oscuro. No encarna todo lo bueno y esperanzador que hay en el mundo,
como se le supone.
El problema con él es que Snyder ha querido hacer una
evolución de personaje pausada y mezclarlo con acontecimientos precipitados,
otra vez por culpa de querer competir con Disney/Marvel y hacer en dos películas
lo que la competencia ha hecho en trece. El
hombre de acero nos presentaba a un Superman tratando de adaptarse a sus
poderes y creencias y ahora lo tenemos con una experiencia de apenas dieciocho
meses, todavía confuso y en periodo de aprendizaje (de hecho, en la peli le dan
de tortas por todas partes y todo el mundo lo manipula como quiere; ¡si hasta
Lois Lane le oculta cosas!). Y esto está bien, pero le quita impacto emocional
a su muerte. No muere el héroe de toda la vida que ha salvado el mundo
incontables ocasiones, sino un recién llegado, un “novato”. Y más si al lado
tiene a un Batman que lleva veinte años luchando contra el crimen.
Y hablando
del murciélago: su caso es totalmente opuesto. Tiene la leyenda ya cuajada,
pero es desconocido para el público. Desconocido porque así lo han querido.
Sigo sin entender por qué no han querido mantener en continuidad el Batman de
Nolan.
Al fin y al cabo son el mismo Batman. En la tercera entrega el personaje
encarnado por Bale ya empezaba a dar síntomas de cansancio y amargura. Bastaba
con incluir alguna frase en la película explicando que algo le obligó a volver
a Gotham impidiéndole ser feliz alejado de su trabajo como justiciero y esto terminó
por volverle más violento, psicótico y paranoico que nunca (una buena opción
habría sido la muerte de Robin; al fin y al cabo El Caballero Oscuro: la leyenda renace finaliza con el personaje
encarnado por Joseph Gordon-Levitt insinuando que va a continuar con el legado
de Batman y en Batman v Superman se
ve una traje de Robin –mucho más oscuro del de los comics, por supuesto-, con
garabatos hechos por el Jocker, que es quien lo mata en los tebeos).
Así
tendríamos ya un pasado en el que el Jocker ya estaría presentado, igual que
Catwoman (por la quisieran incorporar en un futuro) y que para nada se
interfiere con la cronología actual (el origen es calcado e incluso se ve
arderla mansión Wayne en Batman Begins,
bastaría con tomarse la ligera “licencia” de simular que la nueva mansión, que terminó
reconvertida en orfanato, se construyó en un lugar diferente). Lo más débil de
este Batman es su poca coherencia al odiar sin demasiados motivos a Superman al
principio (simplemente por ser tan poderoso ya lo considera una amenaza que
merece incluso la muerte) y no solo terminan siendo amigos de la forma más
inverosímil sino que incluso se dedica, al final de la película, a buscar a más
seres poderosos, ahora con la idea de formar equipo y ser “superamiguitos”. No
me lo trago.
Lex Luthor es lo más desconcertante de la película.
Tanto, que incluso existen teorías por ahí que insinúan que este no es el
verdadero Luthor de los comics, sino su hijo. Nada tiene consistencia en su
personaje. Está chiflado y su plan perfecto para enfrentar a Superman y Batman
termina de una forma tan absurda como crear a un ser superpoderoso para que los
mate. ¿Y luego qué? ¿Dejar que Doomsday destruya el mundo? Y la insinuación
final de que es Darkseid quien maneja sus hilos termina por hundir su poca
personalidad. Cierto es que se agradece que no tengamos de nuevo a un Luthor
empresarial y poco más, una amenaza demasiado ligera para tales enemigos, pero
la inconsistencia de sus motivaciones y su locura histérica tan cercana al
Jocker lo convierten en un villano de opereta. De Doomsday mejor ni hablo, ya
que creo que estropea todo el buen trabajo de efectos especiales que habían
hasta ahora, es un descontrol absoluto y recuerda a los errores que en Sony
cometieron con Veneno al final de Spider-man
3. Lo peor de la película sin duda alguna y un desperdicio de personaje que
bien tratado podría haber dado para una historia propia entera.
Y en el lado de las féminas Lois Lane da lo peor de sí
misma. Más torpe y ridícula que nunca, pretende abanderar la causa del
feminismo (“no soy una mujer, soy una periodista” dice en una de las primeras
imágenes del film) para terminar siendo salvada hasta tres veces por Superman.
Y la última de ellas por tratar de solventar un problema (recuperar la lanza
con kriptonita) que ella misma había provocado apenas cinco minutos antes. Para
olvidar…
Wonder Woman, sin embargo, tiene una gran presencia y augura una
interesante historia para su inminente película en solitario. Su aparición, sin
embargo, reabre el debate sobra a quién va destinado el film. Por más que sea
una simple carta de presentación creo que deberíamos saber más de ella o se
corre el peligro de que quienes desconozcan completamente al personaje se
tronchen de risa viéndola sujetar a Dommsday con un lazo como si fuese una
vaquera dominando a una res.
La
conclusión. Batman v Superman: el amanecer de la Justicia tiene dos finales: el
“épico” y el emocional. Y ninguno de los dos funciona. El primero porque Snyder
confunde la violencia con la épica, y una acción desbordada no implica que uno
se deba emocionar más con lo que está viendo. Batman v Superman no tiene alma, no invita a empatizar con ninguno
de sus personajes, y eso hace que incluso el segundo final, el emocional, no
llegue a nuestros corazones.
No importa que Superman muera. Primero, porque ya
ha quedado claro que el protagonista real, el “favorito”, es Batman, no él.
Segundo, porque tras el juicio popular no tiene tiempo de una verdadera
redención (y al fin y al cabo, la amenaza por la que se sacrifica vuelve a ser
de origen kriptoniana, así que en cierta manera es responsabilidad suya) y
tercero porque está muy claro que es una falsa muerte. Superman no muere al
final de la película, no os dejéis engañar. Y no solo por esa escena final de
la arena moviéndose sobre su ataúd. Ni tampoco porque sepamos que en los comics
ya murió en manos de Doomsday y resucitó sin problemas (bueno, algún problema
sí tuvo, pero esa ya es otra historia). No muere porque no hay motivo alguno
para que muera. Sabemos que la kriptonita lo debilita y, tras un contacto
prolongado, podría llegar a matarlo, pero una vez alejado de la lanza debería
recuperarse. ¿Qué es lo que lo mata, pues? Sin duda, aprovechando ese momento
de debilidad, el que Dommsday le atraviese el pecho durante la batalla final.
Sin embargo, y pese a que en cine nunca se haya mencionado que Superman tenga
un factor de curación al estilo de Lobezno o Masacre (perdón, Deadpool), sí nos
muestran como Batman le hace una herida en la cara que ha desaparecido en la
escena final con Lois. Así que sí, una vez alejado de la Kriptonita, se puede
curar. Y sabiendo eso (más la confirmación de su presencia en La liga de la Justicia), ¿dónde está la
emotividad de esa escena?
Este es un pequeño desglose de los muchos errores de
una película que, insisto, en contra de lo que pueda parecer, merece mi
aprobado. Me lo pasé bien con ella y mi desconocimiento del Universo DC me permite
ser más tolerante con las licencias que seguro se han tomado con respecto a los
comics (al parecer, la versión tan “psicópata” de Batman es de lo que más ha
molestado), pero le encuentro demasiadas lagunas, demasiados errores de bulto como
para pasárselos por alto. Cierto que es una peli palomitera y de entretenimiento,
y ahí sí que funciona (menos su desproporcionado final, algo que se está volviendo
habitual en las películas de superhéroes que parecen empeñadas en pretender
superar la grandeza final de Los
Vengadores), pero es cuando se pretende dar ese halo de trascendencia, esa
profundidad con que diferenciarse del colorido y el humor de Marvel, que invita
a exigirle algo más que dos supertipos dándose de leches. Y más si coincide más
o menos en el tiempo con cosas tan estupendas como Capitán América: Soldado de invierto
y, sobre todo, la serie de Daredevil.
Quizá es simplemente que no he entendido de qué va la
película. Porque no, no entiendo la relación entre Batman y Superman, porqué se
tienen tanta manía al principio y de golpe (por interés te quiero, Andrés) son
supercoleguitas, ni me queda claro en qué momento descubren sus respectivas identidades secretas; no sé de qué va Wonder Woman, ni cual es su objetivo en la peli (¿recuperar una fotografía digital de la que pueden haber infinitas copias?); no sé qué se pretende con ese
escarnio público (o no tanto) a Superman para terminar agasajándolo como a un
héroe póstumo; no entiendo (suponiendo que no conociese nada de este mundo anterior
a El hombre de Acero) qué pinta la
kriptonita en una nave tripulada por gente sensible a ella, ni cómo afecta
exactamente a Super ni cómo la han descubierto los humanos; no me entero de las
motivaciones de Luthor para hacer lo que hace (¿qué pretende, más allá de ser
un monigote manejado por Darkseid?), ni como descubre las identidades de los héroes; lo mismo me pasa con las intenciones de la
senadora Finch, mientras que ni siquiera alcancé a entender si Wallane Keefe es
un zumbado, un amargado, un mártir o un engañado. Me descolocan mucho los sueños
(flashforwars, idas de olla o lo que sean) de Batman y me parece muy cutre la
presentación de una Liga de la Justicia que, con la pinta que tienen estos
Flash, Ciborg y Aquaman, me apetecen más bien poco.
Eso sí, el resto está muy bien. Puede que, como
apuntan algunos, la culpa sea solo del montaje (yo opino más bien que pobre
montador, que tuvo que lidiar con tal desbarajuste) o incluso (la excusa de
moda en el Hollywood actual) de los recortes de metraje impuestos desde arriba.
Habrá que esperar a la versión en formato doméstico de tres horas de duración
(sic!) y una clasificación R.
En fin, perdón por el tostón pero tenía ganas de
desahogarme un poco. Es lo que pasa con los que no tenemos un podcast para
hacer de altavoz…
Estas son mis reflexiones y así os las he contado. ¿Os
apetece más debate o nos aguantamos las ganas hasta Civil War?
Y que hay además con el engendro doomsday creado por la sangre de lex junto con los genes kriptoniana.. Donde están hay las voces que se alzaron contra el hijo de super en la pelí return.. "qué Superman no puede tener hijos porque la fisiología kriptoniana no es compatible con la humana.."
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