Basada
en la novela homónima de Seth Grahame-Smith que a su vez era una variación del
clásico literario de Jane Austen, Orgullo+prejuicio+zombies es una
extraña mezcla entre comedia romántica, drama victoriano, acción y algo de
gore.
La
primera sensación que produce el film es de querer abarcar tanto que se queda
un poco a medias en todo, sobre todo en el humor. Burr Steers, su director
(después de una lista infinita de nombres que pasaron por la complicada
producción de esa película), ha querido tomarse demasiado en serio la historia,
hasta el punto que hay momentos de traslación casi literal de la obra de
Austen, en lugar de apostar por la parodia y la simple diversión (es el
personaje de Matt Smith el que aporta el toque más cómico). Pese a que tanto su
limitado presupuesto como su base argumental invitan a pensar en una obra casi
de serie B, Steers huye siempre de la casquería y los excesos de hemoglobina
para mantenerse fiel a la historia de amor entre Elizabeth Bennet y Darcy,
insistiendo en las luchas de clases reflejadas ya en la novela inicial (aquí
las diferencias más que sociales son vitales) y reivindicando el protagonismo
de la figura femenina en una época donde el lugar de la mujer era en el hogar,
cocinando y cuidando de la casa, o en los bailes al acecho de un marido bien
acaudalado.
En
este sentido sobresale la presencia de Lily James, vista hace poco en la
Cenicienta de Kenneth Branagh, que se toma muy en serio su personaje y conforma
una Elizabeth atractiva y guerrera por igual, en una interpretación (con esas
miradas desafiantes y ese descaro juvenil) que por algún motivo me ha recordado
a la Rey que interpretaba Daisy Ridley en Star Wars: El despertar de la fuerza.
No
voy a detenerme en el reparto de secundarios (todos jóvenes y guapos que
consiguen no desentonar en la función) que es muy extenso, pero sí quiero fijarme
un momento en los dos nombres más destacados, un Charles Dance y una Lena
Headey a los que echo en falta más minutos de metraje e incluso (tras haberlos
visto odiándose tanto en Juego de Tronos) alguna escena intensa juntos.
Al
final, Orgullo+prejuicio+zombies es
otra muestra más, como Guerra Mundial Z
(aunque en el fondo no tengan nada que ver comparten mucho de las formas), de
cine de zombies para todos los públicos, familiar, donde el gore se intuya más
que se ve y las escenas de lucha se centran tanto en las protagonistas (unas
hermanas que manejan katanas y dominan las artes marciales como si hubiesen
escapado del casting de Kill Bill)
que apenas se llega a ver lo que sucede alrededor de ellas (y en esto debe
influir tanto el tono “amable” de la propuesta como sus limitaciones
económicas). Hay que ver el arte que tiene la protagonista para rebanar cabezas
y atravesar corazones sin que le salpique una sola gotita de sangre…
En
definitiva, una tontería simpática, sin más pretensiones que jugar con la obra
clásica como ya hiciera Grahame-Smith (autor también de la obra en la que se basaba Abraham Lincoln: Cazador de vampiros)en su propia novela, que funciona como
entretenimiento y a la que hay que agradecerle una fidelidad argumental que
elevan el nivel de la misma llegando incluso a dignificarla.
Valoración:
seis sobre diez.
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