sábado, 30 de abril de 2016

THE LADY IN THE VAN: Maggie Smith y poco más...

Dirigida por Nicholas Hytner, uno de esos realizadores “perdidos” cuyo último título data de hace ya diez años, The lady in the van está inspirada en la historia real del escritor Alan Bennett, que firma el guion y tiene un cameo al final del film.
La veterana Maggie Smith da vida a miss Shepherd, una anciana de misterioso pasado que vive en una furgoneta que periódicamente aparca frente a cualquier casa de una tranquila zona residencial de Londres. Tras coincidir fortuitamente con Bennett se crea un vínculo entre ellos que culmina cuando, tras el cambio de las ordenanzas municipales que impiden a la indigente aparcar en la calle por no ser residente, el escritor le permite aparcar dentro de su propiedad. Con claras simetrías entre la relación protectora que tiene con la anciana y el distanciamiento hacia su propia madre, la película indagará en la simbiosis entre ambos personajes, jugando a especular con cuál de ellos terminará dependiendo más del otro. En este sentido, la película aspira a aunar las ansias de conocimiento del escritor con el pasado  incierto de la mujer, tal y como sucedía entre los personajes de Steve Coogan y Judi Dench en Philomena, de Stephen Frears. Sin embargo, Hytner no es Frears y no consigue imponer en su película la frescura y empatía de aquella.
A la postre, The lady in the van es un conjunto de situaciones más o menos acertadas que se sustentan en el gran trabajo interpretativo de su actriz protagonista, colosal Maggie Smith, mientras que la base que sustenta la relación es totalmente superflua. En ningún momento el espectador puede creerse la historia, precisamente por lo mal contada que está. Todo sucede porqué sí y en ningún momento se justifica la redención de Bennett ante el carácter desagradable y gruñón de la mujer, así como resulta artificial el “buenismo” de todos los que los rodean, desde los vecinos que, ignorando la mala imagen que la desvencijada (y maloliente) furgoneta da al barrio, la agasajan continuamente con comida y regalos, hasta los servicios sociales, que hacen lo impensable por ella sin  comprobar siquiera su identidad.
Película de buenas intenciones que no pasa de simpática y cuya única baza real es el trabajo de Smith.

Valoración: Cinco sobre diez.

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