Amy
Poehler y Tina Fey son dos reconocidas humorísticas en los Estados Unidos
además de muy buenas amigas y no es Hermanísimas
su primera colaboración cinematográfica juntas, aunque posiblemente sí la más
relevante. No son, sin embargo, grandes reconocidas en nuestro país, y por ello
que la película haya pasado bastante desapercibida en nuestras carteleras.
Hermanísimas
es la clásica historia sobre el síndrome de Peter Pan, esta ver representado en
dos hermanas que, aprovechando la venta de la casa en la que se criaron,
deciden montar una fiesta en la que recordar us años de juventud, intercalando
de paso sus roles de antaño: la divertida y alocada por un lado y la
responsable y formal por el otro.
En
la línea de las clásicas gamberradas americanas, se agradece que la escatología
y vulgaridad que parece obligatoria en estas crónicas se haya rebajado hasta
convertirla casi en una comedia familiar, más en comparación con algunas “cosas”
estrenadas recientemente, pero se le hecha en menos, en cambio, un poco más de
mala baba, de acidez en sus gags y de originalidad en su planteamiento. Hermanísimas carece de la garra y la fuerza
necesaria para merecer ser recordada más allá de su salida de las salas de
cine, no pasando de ser una comedia simpática y agradable de ver, algo ñoña en
su moralina final y cuyas únicas bazas reales son la química entre las dos
protagonistas y la presencia de dos ilustres veteranos como James Brolin y
Dianne Wiest.
Por
ahí, haciendo el canelo, deambula también alguna que otra cara reconocible,
tales como John Leguizamo, John Cena o Maya Rudolph y con Ike Barinholtz como
interés romántico.
Cine
de consumo, para ver y olvidar, adecuada para una tarde de domingo lluviosa
pero poco más. No será, desde luego, el trabajo por la que serán recordadas
estas dos artistas del Saturday Night
Live y otros productos televisivos.
Valoración:
cinco sobre diez.
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